Legumbres, hortalizas, plantas aromáticas y frutales han germinado en los jardines de 35 familias, como resultado de una iniciativa que la ARN logró llevar a Floridablanca para fortalecer el tejido social y promover la seguridad alimentaria.
Betty Chaparro Calderón siempre soñó con tener su huerta casera, pero le faltaban conocimientos para materializar ese deseo. De hecho, nunca había tenido la oportunidad de participar en algún espacio que le entregara las bases para arrancar.
Un día su amiga, Elsy Amparo Gómez Cárdenas, víctima del conflicto armado en el sur del Huila y radicada hace 10 años en Floridablanca, terminó por invitarla a ‘Cultivando Paz’, de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, ARN.
Este es un programa que promueve la creación de huertas en espacios urbanos no convencionales para impulsar el trabajo comunitario y fomentar hábitos de vida saludable.
En total 45 personas participaron en el proceso de capacitación y encuentros de convivencia que los tiene hoy con hortalizas, vegetales y hasta frutales sembrados en los jardines de sus viviendas.
Es claro que esto no hubiera sido posible sin el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Universidad Santo Tomás Seccional Bucaramanga y Alcaldía de Floridablanca, quienes además de brindar todo el talento humano, también destinaron los insumos para cumplir con los objetivos propuestos en este proyecto piloto, que solo se ha implementado en Santander, específicamente en Floridablanca.
Zair Castellanos Hernández, asesora de la ruta regular de reintegración de la ARN en Santander, explicó que la iniciativa tenía entre sus propósitos sensibilizar a las comunidades en temas ambientales y de seguridad alimentaria. Además de generar espacios de convivencia entre las personas del proceso de reintegración y la ciudadanía en general.
“Esta es la primera vez que incursionamos en temas agropecuarios y nos dimos cuenta que esto termina siendo un medio para generar interacción. Escogimos a Floridablanca por ser el segundo municipio, en Santander, receptor de personas en proceso de reintegración”, puntualizó Castellanos Hernández.
Ahora lo que se quiere es que en 2019 se logre la creación de un centro demostrativo que no será más que un lugar donde la gente pueda acceder a conocimientos sobre la siembra de plantas.
No todo para allí
La experiencia, sin duda, generó un impacto positivo entre los aprendices, quienes en su mayoría se mostraron dispuestos a participar en una segunda fase, donde podrán aprender a procesar los alimentos cultivados.
“Me interesa seguir este proyecto que me ha llevado a investigar un poco más sobre lo que estoy cultivando. La experiencia fue bastante interesante”, aseguró Pascual Caballero Tarazona, residente del barrio Limoncito.
Su vecina, Gladys Velazco Alarcón también estuvo en el programa y se suma a quienes están dispuestos a continuar en el proyecto si hay la posibilidad.
Ella, por su parte, sembró en el antejardín de su casa, pepino cohombro, perejil, cilantro, remolacha, repollo, pimentón, tomate, cebolla, yuca y aromáticas.
“Fue una experiencia muy bonita. Yo soy pensionado y sabía que habían víctimas y excombatientes pero ninguno era diferente; por el contrario, eran muy formales y respetuosos”, acotó Velazco Alarcón.