Dos estudiantes del Colegio Facundo Navas Mantilla en Girón ganaron el tercer puesto de un concurso internacional de robótica con una máquina que fue construida a base de desechos electrónicos.
Jhoon Daren Arenas y Daniel Manosalva, estudiantes de 11 grado y miembros de la TecnoAcademia del Sena Santander, idearon la forma de construir una impresora 3D con materiales electrónicos reciclados.
Esta idea, y su ejecución, les merecieron un cupo en un concurso latinoamericano de proyectos estudiantiles de ciencia y tecnología en 2018, en la categoría robótica, representando a Colombia. En ese evento, llamado Solacyt-Infomatrix Sudamérica 2018, los jóvenes se quedaron con la medalla de platino y un cupo al encuentro mundial Infomatrix en Rumania.
El pasado 23 de abril, en Bucarest, frente a los mejores estudiantes de tecnologías del mundo, Arenas y Manosalva lograron el tercer puesto en la categoría Hardware Control, que premia a las creaciones de software controlados con un aparato electrónico o mecánico.
Los estudiantes, los únicos representantes de Colombia en esta categoría, participaron con su proyecto CNC (Control Numérico Computarizado) creado a partir de materiales electrónicos reciclables.
La máquina fue construida a base de desechos electrónicos, “donde se utilizaron elementos como un disco duro compacto reciclado, un compás y un lápiz, entre otros”, explicaron sus creadores.
Con este invento, los jóvenes demostraron que sí es posible dar un nuevo uso a los desechos de los computadores y elementos electrónicos usados. Este fue uno de los motivos que los hizo destacar frente a los otros 167 proyectos de diversos países del mundo.
“Este proyecto se hizo pensando en aprovechar al máximo la basura electrónica que afecta en gran parte el medio ambiente, y que al final de su uso no sabemos qué hacer con ella”, comentó Jhoon Daren Arenas.
La documentación, originalidad y creatividad, presentación oral, diseño de stand, habilidades técnicas, usabilidad y funcionalidad, fueron los criterios evaluados en la categoría en la que concursaron.
“Cuando iniciamos el proceso en el año 2017 nadie creía en el proyecto. Tuvimos el apoyo de la TecnoAcademia del Sena y logramos fortalecer nuestros conocimientos. Adquirimos habilidades técnicas y construimos el dispositivo, que es la base de una impresora 3D, que realiza trazos de forma sencilla”, dijo Arenas.