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Jueves 28 de marzo de 2019 - 12:00 PM

La historia de la demolición de un colegio desde los ojos de una niña

En dos meses se conocería si el colegio debe ser demolido o puede ser intervenido. 900 niños y jóvenes del sector están reubicados en cuatro colegios de Bucaramanga.

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Las grietas en las paredes y los pisos, así como el deterioro de los cerramientos, validan el concepto emitido por expertos en las últimas pruebas, en el que argumentan que el terreno tiene una grave falla geológica. (Foto: Juan Manuel Morales/VANGUARDIA LIBERAL)
Las grietas en las paredes y los pisos, así como el deterioro de los cerramientos, validan el concepto emitido por expertos en las últimas pruebas, en el que argumentan que el terreno tiene una grave falla geológica. (Foto: Juan Manuel Morales/VANGUARDIA LIBERAL)

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Las grietas en las paredes y los pisos, así como el deterioro de los cerramientos, validan el concepto emitido por expertos en las últimas pruebas, en el que argumentan que el terreno tiene una grave falla geológica. (Foto: Juan Manuel Morales/VANGUARDIA LIBERAL)

Juliana Hernández y su mamá esperan que el colegio Villas de  San Ignacio vuelva a funcionar, para disminuir gastos y pasar más tiempo juntas. (Foto: Juan Manuel Morales/VANGUARDIA LIBERAL)
Juliana Hernández y su mamá esperan que el colegio Villas de San Ignacio vuelva a funcionar, para disminuir gastos y pasar más tiempo juntas. (Foto: Juan Manuel Morales/VANGUARDIA LIBERAL)

Juliana Hernández y su mamá esperan que el colegio Villas de San Ignacio vuelva a funcionar, para disminuir gastos y pasar más tiempo juntas. (Foto: Juan Manuel Morales/VANGUARDIA LIBERAL)

¿Por qué van a tumbar nuestro colegio?

La pregunta la hizo Juliana Hernández, de 10 años, a su mamá, Leidy Silva.

Ambas residen en el barrio Bavaria II, ubicado al Norte de Bucaramanga. En este sector se construyó, en el 2010, el colegio Villas de San Ignacio, que ha costado a los bumangueses más de $5.000 millones.

Este establecimiento educativo, con una capacidad para albergar a mil estudiantes, fue cerrado en mayo de 2013, debido a que se levantó sobre un terreno con una falla geológica.

Esta semana corrió, por las polvorientas calles de este sector, el rumor que las instalaciones serían demolidas.

Como Juliana, muchos de los estudiantes del barrio ruegan porque esa noticia solo sea solo un rumor.

Juliana, es una estudiante muy aplicada, según su mamá, y a pesar de estudiar en la jornada de la tarde, se levanta muy temprano para colaborar con las labores de la casa y cumplir con las tareas del colegio.

En el 2013 esta pequeña tuvo que ser reubicada en la Escuela Normal Superior de Bucaramanga.

Como ella, 900 estudiantes de la zona, son transportados del barrio a los colegios Santander, Olas, Club Unión y San Rafael. Estas rutas escolares tienen un costo de $2.200 millones que asume al año la Alcaldía de Bucaramanga.

“Me gustaría que el colegio abriera las puertas. No tendría que tomar el bus. El colegio me queda pasando la calle. No tendría que madrugar tanto y mi mamá no pagaría bus para ir a las reuniones. Sería muy triste perder un colegio que iba a servirles a los más pobres del barrio. Sería muy feo que tumbaran el colegio. Ese colegio tiene mucho espacio, jardines, pasillos. Ese colegio era muy chévere y se podía jugar con los amigos de la cuadra...”, afirma la pequeña.

La respuesta de la Alcaldía a Juliana

Ana Leonor Rueda, secretaria de Educación de Bucaramanga, aseguró que la institución no será habilitada, pues representaría un riesgo para los niños. Sobre la posible demolición de la estructura, la funcionaria fue enfática en decir que no puede confirmar nada, pues esta decisión es competencia de la cartera de Infraestructura Municipal.

A su turno, Fany Arias, secretaria de Infraestructura de Bucaramanga, desmintió el rumor sobre la demolición del colegio Villas de San Ignacio.

“Realizaremos un estudio geotécnico en el lugar para evaluar las condiciones del terreno. En dos meses sabremos si se pueden hacer obras de mitigación o el colegio debe declararse en estado de siniestro”, explicó Arias.

Otra de las aclaraciones que hizo la funcionaria fue que la inversión de $2.834 millones que se le hizo al colegio el año pasado, en la fase I de mitigación de riesgo, era un proyecto que ya estaba contratado por la Administración anterior, por ende lo único que hizo el actual gobierno fue ejecutar. Estas obras consistían en la estabilización de la estructura en el terreno.

Experto le da malas noticias a Juliana

Álvaro Ortiz, topógrafo y que ha seguido de cerca el caso del colegio Villas de San Ignacio cree que la recuperación del inmueble es bastante “compleja”.

Para el experto, desde la concepción el proyecto está mal ejecutado.

“El terreno se encuentra sobre un antiguo relleno, es por esta razón que es tan complejo estabilizarlo. En estos casos lo menos que los profesionales quieren es que se pierda la millonaria inversión. Tampoco se quiere decepcionar a la comunidad, pero lograr la estabilización de un terreno como estos, es muy difícil. Se necesitaría otra inversión millonaria para controlar el riesgo”, aseveró.

Mientras que se realizan los estudios y la Alcaldía de Bucaramanga toma una decisión, Juliana y 900 menores más, tendrán que montarse a un bus para ir a estudiar fuera de su barrio, donde la maleza devora con el paso del tiempo, los salones y canchas donde una vez jugaron.

Vea además: Todavía no hay licitación del Colegio Villas de San Ignacio

Cronología de los hechos

En mayo de 2013 el Colegio Villas de San Ignacio, del Norte de Bucaramanga, cerró sus puertas debido a una falla geológica. Desde aquel año varios han sido los problemas que han postergado la entrega de esta institución del barrio Bavaria II.

En enero de 2017 se volvió hablar de la institución. En ese momento la Administración de Rodolfo Hernández dijo que mientras se lograba la estabilización del terreno, la conectividad de todos los servicios públicos, así como el mantenimiento de rampas, puertas y paredes, la Alcaldía mantendría los subsidios de transporte escolar para 900 niños y jóvenes.

En junio de 2018 se anunció la terminación de la primera de dos fases, en las que se invirtieron $2.834 millones. En esa fase se mitigó el riesgo, pero quedó pendiente las adecuaciones de los bloques A y B, así como el mantenimiento general.

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Publicado por Juan Manuel Morales

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