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area metropolitana/bucaramanga
Jueves 25 de junio de 2020 - 12:00 PM

Las dificultades de las empleadas domésticas de Bucaramanga en medio de la pandemia

Con la llegada del Covid-19 la situación de las empleadas domésticas también empeoró. Algunas de ellas contaron lo que han tenido que enfrentar en Bucaramanga.

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Archivo/VANGUARDIA
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Pagos injustos, maltratos y discriminación son algunas de las situaciones a las que las mujeres trabajadoras del hogar se exponen con regularidad, sin embargo, en medio de la pandemia la situación se agudizó dejándolas sin su único sustento.

Yira Luz Velásquez es una mujer de 47 años que a través de desempeñarse como empleada doméstica ha podido sostener a sus dos hijas. Es madre cabeza de familia y vive en el Norte de Bucaramanga.

“Desde febrero se me terminó el contrato que tenía y me disponía a ingresar a otra casa en marzo, pero llegó la pandemia y desde entonces he estado estancada”, afirmó Velásquez.

El ingreso a las casas no se les permite por miedo a que puedan transmitir la enfermedad, sobre todo por el hecho de que tienen que usar el transporte público para movilizarse. “Me preguntan que si tengo moto o que si puedo contratar una. También que si voy debo ducharme y cambiarme toda la ropa pero que aun así es muy peligroso. Me dicen que luego me llaman, como siempre”.

La preocupación por alimentar a sus hijas en estos tres meses ha sido parte de la rutina, aunque ha intentado laborar en otros lugares siempre recibe un ‘no’ como respuesta. “En este tiempo la única ayuda que he recibido es de una hermana que vive lejos, pero me ayuda con lo del arriendo y la comida, es lo único que recibo ahora”, agregó.

Ni ella ni sus hijas son beneficiarias de bonos o programas sociales de los gobiernos nacional o departamental.

Al igual que señora Velásquez, Fabiola Rodríguez de 44 años, también ha vivido meses complejos debido a su falta de empleo. Ella vive con seis personas entre ellas una niña de 14 años que es su hija y dos hermanos con síndrome de Down de los que se hace cargo.

“Dejé de laborar desde que empezó la cuarentena, trabajaba por días en varias casas, lavando, planchando y todos los quehaceres de siempre”, contó.

El argumento que escuchan con frecuencia es que ellas están en mayor riesgo de contagio por no tener transporte propio. “Para sustentar mi hogar, al principio tenía ahorros y con eso comimos todos, pero hace rato se acabaron”, mencionó Rodríguez.

Para poder alimentar a su familia decidió vender tamales a las personas de su barrio, “es la forma de generar ingresos por ahora, ofreciendo los fines de semana mis tamales, pero aún con eso no he podido pagar los recibos porque mi esposo tampoco tiene trabajo”, agregó.

Respecto a las ayudas, afirmó que en dos ocasiones de parte de la Central de Abastos recibió dos mercados pequeños y que su hija menor de edad tiene el beneficio del bono de Familias en Acción por estudiar.

La contratación correcta según experto

Fabiola trabajaba en casi cinco hogares diferentes, pero solo con uno de ellos tenía un contrato firmado. La mayoría de las trabajadoras domésticas laboran de manera informal ya que reciben contrato voz a voz lo que les impide recibir beneficios como la prima.

Iván Jaramillo, abogado laboral de la Universidad del Rosario, afirmó que independiente a si la trabajadora de servicio doméstico es interna o va por días a prestar los servicios, “los derechos laborales no se deben reducir porque son verdaderos trabajadores”.

De este modo, desde el 2016 por la ley 1788, en beneficio de este sector de trabajadoras, en Colombia se extendió el pago de la prima a más tardar el 30 de junio.

Además, con el decreto 770 del Gobierno Nacional, se puede pactar entre empleador y trabajador diferir sus pagos en tres cuotas no más allá del 20 de diciembre. “No es recomendable esperar hasta esta fecha porque es más probable que haya inconvenientes y no cancelen las primas completas” indicó Jaramillo.

“Lo mejor es pagarlo en junio, para evitar que se acumule con el fin de año. La prima equivale a 15 días de trabajo laborado y es necesario agregar el auxilio de transporte por ser prestación social, y es uno de los errores más frecuentes no incluir este último”.

Por otra parte, si no hay un contrato firmado pasarían a realizar un trabajo informal donde no aplicarían las ayudas contenidas en el programa de apoyo al pago de la prima.

Asimismo, Natalia Durán, Secretaría de Desarrollo de Bucaramanga, afirmó que en la actualidad está en funcionamiento un ‘call center’ para la atención psico-jurídica de diferentes tipos de violencias, por medio del cual las mujeres pueden recibir asesoría. Y que, además, se activará una campaña pedagógica dirigida a mujeres trabajadoras domésticas y sus empleadores sobre los derechos de las mismas.

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Publicado por Camila García

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