Bucaramanga
¿Las medidas sirvieron para frenar el desorden en Cabecera, Bucaramanga?
- El 69% de los ‘comparendos’ de Policía impuestos en Bucaramanga durante 2022 corresponde a porte de armas blancas, según las estadísticas oficiales. (Fotos: Archivo / VANGUARDIA)
- La comunidad también solicita mayores controles para quienes causan desórdenes de residuos en el espacio público, como acopios de reciclaje en andenes y antejardines. (Fotos: Archivo / VANGUARDIA)
Ya pasaron casi dos meses desde que las autoridades municipales impusieron medidas más estrictas en materia de orden público y seguridad ciudadana en Bucaramanga, con el fin de contrarrestar en las calles hechos de inseguridad, desórdenes e intolerancia.
Vanguardia habló con líderes cívicos y concejales sobre los impactos logrados hasta el momento con la implementación de la restricción del parrillero en moto en Cabecera, y con el recorte en el horario de la rumba hasta las 2:00 a.m.
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A pesar de dichas medidas y de las mesas de trabajo desarrolladas con las autoridades recientemente, en sectores como la Comuna 12 la ciudadanía sigue inconforme a raíz de problemáticas recurrentes como caravanas y maniobras peligrosas por parte de motociclistas, ruido excesivo por parte de establecimientos nocturnos, además de escándalos y consumo de drogas en plena vía pública.
‘comparendos’ impuso la Policía entre enero y septiembre de 2022 en Bucaramanga.
Si bien la comunidad celebra las bondades de iniciativas como la disminución del horario de la rumba, ya que antes ciertos negocios podían atender al público hasta las 4:00 a.m. e incluso hasta las 6:00 a.m., todavía existen múltiples pendientes por resolver con relación a la sana convivencia y la seguridad ciudadana en la capital santandereana.
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De hecho, el pasado fin de semana la comunidad de Cabecera manifestó a través de las vías de hecho sus principales preocupaciones. Ante el descontento se ‘tomaron’ las vías de este tradicional vecindario en Bucaramanga para protestar contra “la falta de controles por parte de las autoridades”.

Habitantes del sector denunciaron que algunos negocios de la zona incumplen el límite implementado para la rumba, y aseguraron que luego de las 2:00 a.m. tales establecimientos cierran sus puertas y continúan en funcionamiento.
“Hasta las tres y cuatro de la mañana se sienten en las paredes de nuestras viviendas las vibraciones de los bafles que siguen encendidos en bares. Exigimos controles rigurosos y efectivos”, manifestaron varios de los ciudadanos afectados durante la marcha realizada en la noche del pasado sábado en Cabecera.
Es pertinente indicar que por parte del Municipio también se pusieron en marcha estrategias adicionales para contrarrestar desórdenes en zonas críticas de rumba. En los últimos días culminó una capacitación que se realizó con un centenar de trabajadores de bares, con el fin de que puedan intervenir o mediar de manera correcta ante incidentes y alteraciones del orden como posibles riñas.
A continuación presentamos las posiciones de actores clave frente a dicho asunto. Tratamos de obtener una declaración al respecto por parte de la Secretaría del Interior de la Alcaldía de Bucaramanga, pero hasta el cierre de la presente publicación no hubo pronunciamiento.
¿Son efectivas dichas medidas?

Sebastián Álvarez Morales, delegado de la JAC de Cabecera: “es relativo, ya que algunos bares sí cumplen la medida y otros no. Varios negocios continúan funcionando a puerta cerrada después de las 2:00 a.m. Nos llama la atención que muchas veces se imponen sanciones, y al día siguiente ese bar ya está abierto. Solicitamos información de la Alcaldía sobre los controles”.

César Augusto Niño, miembro del frente de seguridad de Cabecera: “el nuevo horario ha traído algo de tranquilidad, porque anteriormente el ruido iba hasta las 5:00 a.m. Pero hay inconvenientes en la restricción de las, no se cumple a cabalidad, no hay suficiente presencia ni control por parte de Tránsito”.

Jaime Andrés Beltrán, concejal: “faltan más acciones. La gente se queda consumiendo trago alrededor de los establecimientos hasta las tres y cuatro de la mañana. Las riñas ahora se generan en el espacio público. La restricción del parrillero es una medida demasiado limitada, en la cual el delincuente simplemente esquiva el área en donde no se permite el acompañante en moto”.

Carlos Felipe Parra, concejal: “más allá de límites en el horario, deben existir verdaderos controles en este tipo de negocios, inspecciones rigurosas. Presentaremos evidencias sobre cómo algunos comerciantes se enteran de manera anticipada de la programación de operativos por parte de las autoridades. Lo que solicitamos es transparencia en los controles que se deben impartir”.
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Periodista egresado de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metro en la versión impresa de Vanguardia desde 2016, y apoyo en la elaboración de contenidos digitales y transmisiones en directo.
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