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Bucaramanga
Domingo 21 de julio de 2019 - 12:00 PM

Lesiones laborales, la lucha de muchos trabajadores en Bucaramanga y su área

Vanguardia conoció las historias de varios trabajadores en Bucaramanga y su área, quienes sufrieron lesiones en medio de accidentes laborales y que aseguran ser víctimas de desatención por parte de sus EPS. Sumado a esto, afirman que también padecen acoso por parte de sus empleadores.

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“Muchos empleados enfermos o lesionados no reciben por parte de la EPS el subsidio de incapacidad al que tienen derecho, a pesar de que tienen tutelas y hasta incidentes de desacato a favor... En la mayoría de estos casos, el trabajador también comienza a sufrir acoso por parte de su empleador”.

Esta denuncia la realizó Gladys Jaimes, vocera de la Asociación Colombiana de Trabajadores Enfermos y Pensionados por Invalidez, Actep, con sede en Bucaramanga.

Ella ha sufrido en carne propia la lucha que afrontan muchos trabajadores formales en el área metropolitana, quienes sufrieron accidentes de trabajo y ahora reclaman el cumplimiento de sus derechos.

Conforme con lo denunciado, en múltiples casos este tipo de lesiones ocurren ante la falta de acciones preventivas por parte de las empresas u organizaciones contratantes, para explicar y prevenir al trabajador sobre los riesgos que tiene el desempeño de su labor.

En otras situaciones, los empleados se accidentan o sufren heridas porque simplemente no existen las medidas de seguridad y de protección adecuadas en el entorno laboral.

Impactantes estadísticas

Y es que las lesiones laborales no son un problema menor en Colombia, más aún teniendo en cuenta las impactantes cifras al respecto.

A lo largo del año pasado, en el país se registró un total de 645 mil 119 accidentes laborales, de acuerdo con un estudio presentado en abril pasado por la Federación de Aseguradores Colombianos, Fasecolda. Es decir, hubo cerca de 53 mil 760 casos cada mes durante 2018.

Hasta septiembre de 2018, Fasecolda había contabilizado en tal vigencia 411 muertes en medio de actividades laborales. Según dicha entidad, los sectores petrolero, minero y energético, son los que más siniestros registran.

Seguidamente en su orden, los otros sectores que mayor riesgo generan son: construcción, labores inmobiliarias, industrias manufactureras, comercio al por mayor, reparación de automotores y agricultura.

Un caso reciente

No necesitamos ir muy atrás en el tiempo para mencionar un caso de esta índole ocurrido en el área metropolitana. Sucedió el 15 de junio, en Piedecuesta.

Hacia las 9:00 a.m. de ese sábado, un hombre trabajaba junto a su compañero en el montaje de una valla publicitaria. De repente, tocó una varilla que hacía contacto con una línea de electricidad, y sufrió una fuerte descarga que le arrebató la vida.

Investigadores del CTI iniciaron una investigación, para determinar las causas exactas de dicho accidente.

“Nos ampara la ley”

Gladys Jaimes, vocera de Actep, mencionó cuál es la responsabilidad del sistema de salud ante una enfermedad o lesión de un trabajador formal.

“La EPS está obligada a cubrir el subsidio de incapacidad hasta por 180 días. Después de este tiempo, el subsidio lo asume el fondo de pensiones, y tras pasar 541 días otra vez es responsabilidad de la EPS”, explicó Jaimes.

Conforme con lo manifestado por la representante de Actep, en muchos casos las diversas entidades del sistema de salud evaden dicha obligación para ahorrarse el costo del subsidio.

Vanguardia le presenta cuatro historias de empleados formales que sufrieron lesiones en sus trabajos, y que ahora afrontan una lucha incansable para hacer cumplir los derechos que los benefician.

“Me dañé la espalda; no dieron faja”

Ana Gómez es madre cabeza de familia, tiene cuatro hijos, y hace siete años labora en un almacén de cadena como auxiliar de charcutería.

Ella denunció que, “en 2016 sufrí un accidente de trabajo. Alzando una caja con pollos me lesioné gravemente la columna. Los médicos me diagnosticaron tres hernias discales, radiculopatía (pérdida de movimiento de la médula espinal), y artrosis.

La ARL me reconoció la lesión y me cubrió la incapacidad como debía. Cuando ya comenzó a ser responsabilidad de la EPS, se hicieron los locos y no me pagaron. Hasta la fecha la EPS me adeuda más de dos años del subsidio de incapacidad. Ya tengo una tutela a favor y un desacato que ordenan dicho pago, pero no me han cumplido”, aseguró Gómez.

Ana cree que, si su empleador le hubiese suministrado la respectiva faja para levantar cargas pesadas, tal vez no hubiera sufrido la lesión que hoy la aqueja.

“En la empresa la dotación es muy mínima. Si yo hubiera tenido el arnés que dan en muchos empleos pesados, no se habría dañado así la espalda. A raíz de esta situación también desarrollé depresión”, expresó la denunciante.

“Mi empleador inició acoso y persecución en mi contra”

Gladys Jaimes, labora en el sector financiero para una reconocida multinacional, hace cerca de 25 años.

“Por incumplimiento de mi empleador, en materia de prevención sobre seguridad y salud en el trabajo, desarrollé y padezco desde el 2008 túnel carpiano bilateral, calificada como enfermedad laboral. Con el fin de preservar mis derechos me vinculé el mismo año a la organización sindical. Mi cargo de subgerente y mi carrera profesional al interior de la empresa, se truncaron de inmediato, ya que mi empleador inició de manera sistemática y sostenida acoso y persecución”, manifestó Jaimes.

Ella comenzó a notar cómo la relegaban en el ámbito laboral. “Me ubicaron en un puesto donde me someten diariamente a reciclar papel, abrir la puerta y archivar, dejándome en un infinito vacío y en ambigüedad de rol. Aunado a esto la gerencia territorial adulteró mi calificación de desempeño y ante la defensa de mis derechos, públicamente me declara ‘enemiga del banco’, contó Gladys.

A raíz de tales atropellos, la salud mental de la mujer comenzó a deteriorase seriamente. “Pese a mi resistencia, estas conductas represivas perjudicaron mi salud al punto que en 2013 me diagnosticaron trastorno mixto de ansiedad y depresión, calificada enfermedad laboral”, afirmó Jaimes.

“Me deben incapacidades desde 2016”

Claudia Díaz labora para una empresa de servicios generales, hace cerca de siete años. En 2015 sufrió una lesión laboral que le cambió la vida.

“Tuve fractura de radio. Ese día no había casi luz en el edificio que estaba aseando y el piso estaba mojado, y por ello me resbalé y caí. Puse la mano al caer y ahí me lesioné. También me diagnosticaron desgarro del manguito rotador, fractura de diáfisis, tunel del carpio y tendinitis”, indicó la mujer.

Ella asegura que a partir de ese momento comenzó a sufrir acoso por parte de su empleador. “Este accidente me pasó por la falta de medidas de seguridad por parte de la empresa, no nos dieron botas ni zapatos. Cuando yo empiezo a reclamar mis derechos se desarrolla un acoso y una persecución en mi contra, por parte de mi jefe. A raíz de esta situación, en 2016 me diagnosticaron trastornos depresivos, cognitivos y de la personalidad”.

Claudia afirma que aún le deben el pago de su incapacidad y que el responsable de la deuda es su empleador. “A mi me reconocieron todas las incapacidades, desde 2016 hasta la fecha, pero la empresa aún no me ha dado ese dinero. Es que hasta me tiene sin seguridad social”, dijo.

“Tiene demencia y está sin medicinas”

Janeth Rojas denunció la desatención en salud que sufre su esposo, Édgar Montaña, por parte de la EPS.

Según la mujer, “en marzo de 2016 mi esposo fue diagnosticado como paciente siquiátrico y tiene una lesión cerebral, luego de trabajar en una petrolera”.

“Extrañamente y de forma repentina, el pasado 27 de abril la EPS dejó de entregarle los medicamentos a Édgar, asegurando que él ya no tenía ningún mal siquiátrico, algo absolutamente falso. Incluso, no pudo venir él a la entrevista con Vanguardia, porque está hospitalizado debido a que le dio una crisis, ya que llevaba sin medicamentos casi tres meses”, afirmó Rojas.

Janeth asegura que su esposo contrajo demencia, luego de que en su trabajo comenzara a sufrir acoso.

“En la petrolera iniciaron una reducción de personal, y por ello comenzaron a doblarle y hasta a triplicarle los turnos. Pasaba hasta dos días sin dormir. Nos preocupa muchísimo que mi esposo ya tiene tres meses sin recibir medicamentos y sin recibir tampoco el subsidio que ordena la ley”, relató la mujer.

¿Busca ayuda al respecto?

Paola Gómez, directora del Centro de Atención Laboral, CAL Bucaramanga, informó que “durante el último trimestre atendimos 951 casos de trabajadores formales a quienes no se les respetó sus derechos. El aparato normativo no está respondiendo, evidentemente existe una problemática”.

En el CAL los empleados se benefician de asesorías y orientación en materia legal, para que se logren reconocer los derechos que la ley les otorgó.

“Nuestra herramienta es la acción legal. No cobramos ninguna atención. Quienes deseen nuestros servicios solo deben acudir a nuestras oficinas, ubicadas en la calle 37 # 9-31. Sumado a esto, también hacemos brigadas informativas para que los trabajadores conozcan sus derechos”, dijo Gómez.

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Publicado por José Luis Pineda

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