Margie Cortés, la ciclista santandereana que ‘pedalea por las segundas oportunidades’
Desde hace 5 años Margie adoptó el ciclismo como su estilo de vida. Lo que empezó como un hábito de salidas ‘domingueras’, terminó convirtiéndose en su mejor terapia física y mental.
“Empecé en la bici por motivación de alguien. Al ver cómo poco a poco llegaba más lejos, ese gusto por montar se convirtió en mi estilo de vida. Es tanto, que la bicicleta me ayudó a encontrar esa estabilidad física y mental que tanto necesitaba”, expresó Margie.
No hay cuesta que no se pueda subir
Los riñones de esta ciclista están gravemente afectados debido a enfermedades que ha venido sufriendo desde niña. Sin embargo, la racha más dura la enfrentó hace dos años cuando entró a la etapa final de la enfermedad renal crónica, lo cual le ocasionó fuertes crisis hipertensivas.
“Hubo un tiempo en que tenía que ir más 8 veces a urgencias en el año. Estaba muy delicada de salud, siempre sentía que se me estallaba la cabeza y que me iban a explotar los ojos. Por la hipertensión arterial, me diagnosticaron que estaba en riesgo de un accidente cerebrovascular y eso me ocasionó también depresión”, contó.
Desde entonces, Margie tuvo que parar sus estudios de Artes Audiovisuales, y dedicarse a las tortuosas rutinas de citas, exámenes y muchos medicamentos. Pese a toda dificultad física y recursiva, lo que no se abstuvo de hacer, fue pedalear.
Esa convicción de seguir en el ciclismo y no dejar que la debilidad la consumiera, le ha permitido a Margie mejorar su resistencia, aumentar su capacidad pulmonar y mejorar la circulación, lo que le ha significado no tener que someterse al proceso de la diálisis y según le dicen sus médicos, a estar bastante bien para su caso.
Pero sobre todo, practicar este deporte la llena de energía vital para sobreponerse a las adversidades y demostrarse a sí misma que no hay cuesta que no se pueda subir.
“Hasta que no te encuentras con el abismo tan de frente no decides hacer algo por vencer el miedo. Con el ciclismo logré encontrar las fuerzas para llevarlo de la mejor manera, con actitud positiva, vivir en gratitud con cada cosa que pueda hacer”.
Soltar piernas y enfrentar temores
Margie practica ciclismo de ruta y de montaña, modalidades en las que ha participado de distintas competencias como las válidas XCO, el Campeonato Departamental de Mtb y el Chapala Race. También sale constantemente a ‘rodar’ en los ciclopaseos del colectivo ‘Mujeres al pedal’.
Con una bicicleta de “bajo presupuesto pero de mucha fuerza”, como dice ella, ahora madruga dos o tres días a la semana y logra pasar alrededor de cinco horas entrenando. Pero el esfuerzo le pasa cuenta de cobro durante el resto del día. “Me gustaría tener energía suficiente para un día entero, pero debo tomar buenos recesos para descansar y reponerme”, comentó.
Pese a eso, ella comparte cada rodada en sus redes sociales como una ‘chuleada’ a sus pequeños retos personales. “El cuento de las dos ruedas me tiene montada en la felicidad”, escribió en una de sus publicaciones en Instagram.
Con gran emoción, esta carismática mujer afirma que a través de la bicicleta se ha dado cuenta que no tiene límites. “Tuve que estar tres meses con una sonda en el riñón, pero aún así salía a rodar con el catéter en la licra, solo fue un pequeño bache en el largo camino”.
Así, cada día Margie se levanta decidida a soltar las piernas y enfrentar temores, midiéndose a correr con los ciclistas más ‘bravos’ de la región. “Aunque llegue de última, llego siempre feliz. Es otra cosa que he aprendido del deporte, desde que te pares en el punto de salida ya estás ganando”.
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La deportista de las segundas oportunidades
Margie definió el 29 de mayo como el “primer día de su cuenta regresiva”. Tras dos años de complejo trámite, entró a la lista de espera para trasplante renal. En el proceso, conoció la Asociación Colombiana de Deportistas Transplantados, Acodet, organización sin ánimo de lucro que respalda y apoya la donación de órganos en el país.
Como Margie, en Colombia hay alrededor de unas 2730 personas esperando el milagro de las segundas oportunidades. Aunque aún no es trasplantada, mientras espera a su ‘ángel donante’, forma parte de Acodet y se propuso ser una de las deportistas voceras de la campaña #YoSalvé55Vidas.
“Una persona que decida que al terminar su paso en la tierra quiere donar sus órganos, si sus familiares, quienes finalmente son quienes lo autorizan, toman esa decisión, le están dando la oportunidad a unas 55 personas de tener una mejor condición de vida” explicó.
Ganó su carrera personal
Una de las aspiraciones más grandes que tenía era competir en una carrera de gran esfuerzo y rendimiento. El pasado 19 de agosto, al recibir la medalla como finisher del Chapala Race MTB 2019, sintió una gran satisfacción por haberse atrevido a salir de la barrera como espectadora y cumplir su sueño de participar.
A un paso lento pero seguro, logró llegar a la meta de esta imponente carrera de ciclomontañismo que fue muy exigente para ella. “Estuve feliz de representar a Acodet y de ser, según lo que me dijeron, la primera persona en lista de espera para trasplante renal que recorre una carrera de esas características”.
Margie es una guerrera admirada por muchos deportistas. Está decidida a seguir pedaleando y se prepara para otra gran carrera, en diciembre participará en el Triathlon Ironman de Cartagena.