En medio de la incertidumbre y el miedo que se vislumbra en Bucaramanga, Colombia y el mundo por el COVID-19, diariamente siguen naciendo bebés y también muchas familias viven el proceso de gestación, que genera alegría y esperanza.
En tiempos de COVID-19, donde existe temor por el presente y futuro en aspectos familiares, financieros, de salud y sociales, para las embarazadas y sus parejas las angustias e incertidumbres propias de su condición se incrementan el doble. No obstante, como reconocen los protagonistas de esta historia, “el Coronavirus pasa a un segundo plano cuando uno está esperando un bebé”.
“El bebé concentra nuestra atención”
Entre pañales, la lactancia, la sacada de gases y las pocas horas de sueño, porque a cada rato se despierta a revisar a su hijo, transcurre el día a día de Diana Flórez, quien el 19 de marzo pasado, sobre las 5:00 p.m., dio a luz a Matías.
Ella, de 25 años; y su esposo, de 28, giran alrededor de su primogénito. Por él crearon un mundo aparte en su hogar, en el barrio La Cumbre de Floridablanca, que los tiene blindados ante la crisis del COVID-19.
Su bebé dio los primeros ‘alaridos’ cuando iniciaban los brotes del virus en Colombia y aunque tiene preocupación por la situación, optó por enfocarse en su hijo.
“Gracias a Dios todo salió bien en el parto y el bebé está bien. Se parece más a mí y sacó mis ojos (risas). La situación es difícil para todos, pero lo mejor es alejarnos del televisor y las redes sociales, que generan mucho pánico; y así disfruto de la maternidad”, indicó Diana, quien trabaja como profesora de inglés.
Su esposo, que sueña con que Matías sea futbolista, montó recientemente un local de empanadas y, como era de esperarse, le tocó cerrar y por ese lado existe desazón. Ella recuerda que “el bebé concentra toda nuestra atención en estos momentos, y confiando en Dios pronto pasará el Coronavirus y la situación económica mejorará”.
El Coronavirus pasa a un segundo plano
Después del 23 de abril, cuando muchas autoridades nacionales indican que la curva de contagios del COVID-19 estará en un punto alto, Sergio Arciniegas se convertirá, oficialmente, en padre.
“Nos enteramos de la llegada de nuestro hijo en una época de nuestra vida en la que nos habíamos liberado del tema; nunca fue una preocupación, ni prioridad tener hijos, pero el tiempo de Dios es perfecto”, cuenta Sergio, quien acepta que como toda pareja siente angustia e incertidumbre, y más ahora, pero cree en que todo estará bien.
Sus temores tienen que ver con la atención del bebé, pues hasta sienten pánico de salir de la casa a realizarse los controles que, en el último mes, son semanales; también por el tema económico, siendo que, aunque son independientes y tienen ahorros, ya no están recibiendo los mismos ingresos; y por la evolución del Coronavirus en el tiempo del nacimiento.
Pero Sergio, que además es deportista aficionado, sabe que después de un gran esfuerzo, llega la recompensa. “El mundo puede que por fuera esté en pánico, pero yo no me puedo dejar llevar por eso, sabiendo que en mi casa está mi esposa y vamos a tener a nuestro primer hijo, sabiendo que tengo que ayudarla. El Coronavirus pasa a un segundo plano, sin que deje de ser preocupante, cuando uno está esperando un bebé”.
“Quiero que sea doctor”
Carolina Díaz sueña despierta, tiene 39 semanas y media de embarazo y aunque le dicen que parece que fuera a tener dos, es uno: Ángel Esteban.
Se lo imagina como un doctor, pero no como el mejor, sino como el de mayor calidad humana, que se interese a fondo por el bienestar de sus pacientes.
Es su segundo hijo, pues Tatiana ya tiene 14 años, y espera que pasen los días rápido para estar con él en casa.
“El lunes me citaron en la clínica y ahí me definen si será parto natural o cesárea. Tengo mucho miedo, pero en los últimos controles todo va bien y me deja tranquila que en la clínica San Luis los protocolos de cuidado son muy buenos”, dijo Carolina, que trabaja en servicios generales en una Universidad de Bucaramanga.
Para ella, no ha sido fácil el embarazo, su hija decidió irse con el padre; y su actual pareja trabaja por fuera de la ciudad y llega cada mes.
Está sola en casa, pero más allá de que la aterra el momento que se vive, su hijo la llena de esperanza para “enfrentar lo que venga”.
Entre 14 y 16 nacimientos diarios
El promedio de nacimientos diarios en la Clínica San Luis de Bucaramanga, especializada en el cuidado de la mujer y los niños, se mantiene entre 14 y 16 diarios, pero disminuyeron las urgencias.
Juan Rey, Jefe de la sala de partos de la entidad, quien observa constantemente los rostros de alegría de las madres, sostiene que “en medio de todo es muy bonito que se sigan presentando nacimientos en esta época, porque hay mucha esperanza de vida. Lo que trato de hacer en estos momentos es tranquilizar mucho a las pacientes, porque están asustadas y es entendible”.
Por la contingencia, la Clínica San Luis adoptó muchas medidas de bioseguridad y para el caso de la atención de partos, únicamente ingresa la paciente.