La historia demuestra que las naciones y regiones que han experimentado un desarrollo significativo han sido aquellas en las que el sector público y el empresarial se han unido y compartido responsabilidades y objetivos.
Bucaramanga
Mil veces y una más acompañando al ‘Leopardo’ en Bucaramanga
- Mil veces y una más acompañando al ‘Leopardo’ en Bucaramanga (Foto: ARCHIVO/VANGUARDIALIBERAL)
A finales de 1996 la efervescencia de los hinchas ‘búcaros’ brotaba en cada esquina de la ‘Ciudad Bonita’. El fútbol era el lenguaje oficial en las calles bumanguesas que se teñían de amarillo y verde cada vez que el ‘Leopardo’ rugía en el estadio Alfonso López.
Entonces, en la tribuna sur se empezaba a ver una manera distinta de vivir los partidos. Allí, un pequeño grupo de jóvenes aficionados se reunía para ver de pie los 90 minutos del encuentro, al mismo tiempo que recitaban consignas y cánticos.
A esto se le sumaba las serpentinas, bombas, banderas y papel picado que se mezclaban en las graderías de aquella localidad, para dar forma a una fiesta y colorido que no se acostumbraban a apreciar en Bucaramanga durante esa época.
Uno de esos muchachos fervorosos era ‘Pocho’, reconocido por ser uno de los fundadores de la barra. “Mi historia se remonta al año 1992 cuando empecé a ir al estadio con mi papá; ahí empezó el amor por el equipo. En esa época empezaron a llegar las antenas parabólicas que mostraban partidos sudamericanos y europeos, entonces me parecía muy ‘bacano’ ver cómo las hinchadas alentaban a los equipos”.
Más tarde, en el año 96, se formó la Barra Leona, la cual era patrocinada por la cerveza que llevaba ese nombre y era el principal patrocinador del equipo. “Nosotros nos ubicábamos en occidental y éramos diferentes a las demás barras porque vivíamos los partidos de pie, contrario a los hinchas tradicionales que veían el partido sentados con su mazorquita, gaseosa o cerveza, y con su radio pegado al oído”.
Luego, en 1997 aparecieron otros muchachos con propuestas de hinchadas similares. “En ese año se empezaron los primeros acercamientos con la gente, pero aún no había nada formal. Ya en el 98 con un grupo de amigos, que le gustaba el Punk, Ska, Rock, Reggae y, sobre todo, el fútbol, materializamos la idea de formar una barra organizada y nos trasladamos a la tribuna sur, más o menos 10 jóvenes”.
Finalmente, bautizaron a la barra con el nombre de “Fortaleza” porque para ellos significaba un fortín donde nada ni nadie les iba a ganar y harían respetar en su casa. Poco a poco se fue dispersando el rumor de que se estaba formando una barra en sur y el número de barristas crecía cada partido.
Tiempo después, alrededor de 2006, la gente comenzó a escuchar cumbia villera, identificándose con los géneros de las barras en Argentina, al punto que hoy la barra en su mayoría escucha estos ritmos y existe un trapo que se llama “La Banda de las Kumbias”, el cual hace parte de la identidad actual.
“Este proyecto le dio un nuevo aire a toda la barra. Cuando llegué a empezar las clases para formar un grupo de música de estadio, muchos de los ‘pelaos’ estaban sumidos en problemáticas individuales y colectivas que iban llevando todo a la autodestrucción, y el proceso musical les dio otro enfoque”, explica ‘Richi’ Oviedo, director de la banda.
Actualmente “La Banda del Leopardo” cuenta con 14 trombones y trompetas, cuatro saxofones, dos acordeones, 13 bombos y 13 redoblantes, cuatro repiques y tres zurdos, para ambientar cualquiera que sea el lugar donde el Atlético Bucaramanga juegue.
Así mismo, seguirán en pie con su pasión por el equipo, sin importar las adversidades o malos resultados deportivos, tal y como reza uno de sus cánticos: “Bucaramanga es… es el veneno más mortal y aunque duela al pasar, jamás tú lo podrás dejar… mil veces y una más juraste no volverlo a ver, pero es una adicción que nunca deja de crecer”.
* Estudiante de Comunicación Social - UPB.