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Bucaramanga
Lunes 31 de julio de 2017 - 12:00 PM

Río Lebrija: De fábrica de peces a la cloaca de Bucaramanga y el área

Hace 40 años, el río Lebrija, en su paso por los sectores de Bocas y Sábana de Torres, dejaba una bonanza de pescado que alcanzaba para alimentar a más de 500 familias de la zona. En la actualidad, el río recibe aguas negras y basuras que los bumangueses quieren tirar y tanto pescados como pescadores han ido desapareciendo.

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¿Quién contaminó el río Lebrija? (Foto: Archivo/VANGUARDIALIBERAL)
¿Quién contaminó el río Lebrija? (Foto: Archivo/VANGUARDIALIBERAL)

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¿Quién contaminó el río Lebrija? (Foto: Archivo/VANGUARDIALIBERAL)

Quien visite en la actualidad el río Lebrija le costará trabajo entender que hace menos de dos décadas un pescador recogía 700 pescados en menos de cinco horas. Hoy por hoy, los pocos pescadores que trabajan en la zona pueden sumar un día de trabajo y el resultado no sobrepasará los 40 pescados. ¿La razón? Los peces no soportan la contaminación del río.

Hace 20 años, según recuerda Jhon Fredy Castillo, un pescador de la zona de Bocas de Girón, era ‘pan de cada día’ encontrar especies como mojara, bagre y bocachico de más de dos libras. Todos con las escamas brillantes y la piel roja lista para consumir.

Las idas de Castillo al río Lebrija, buscando el sustento para su familia, comenzaron a los 11 años cuando su papá decidió enseñarle el noble oficio de pescador. Esta profesión también la tuvo su abuelo y el abuelo de su padre.

¿Cómo era antes?

Los recuerdos de Jhon Fredy Castillo coinciden con los de Miguel Antonio Botia, para quien el río le trajo amigos y experiencias que añora.

"Se encontraba muy buen pescado en menos de cinco horas. No conocíamos qué era una mortandad de peces. Cuando fundé la Asociación de Pescadores y Mineros del río Lebrija en 2002 éramos cerca de 200 pescadores. En Lebrija, Vanegas, El Conchal, Sabana de Torres y el bajo Rionegro casi el 80% de hombres, en edad de trabajar, sacaban pescado…”, recordó Botia.

A estas historias se unen las que Campo Elías Rojas y Carlos Humberto Rivero le contaron a Vanguardia.com. De acuerdo con los pescadores, en las épocas de subienda solo tenían que trabajar en la mañana. Con los peces que sacaban en media jornada era suficiente.

Campo Elías lleva cerca de 40 años como pescador. Este santandereano, de 51 años, explicó cómo el cambio del agua comenzó a disminuir el número de pescados y las condiciones en las que llegaban.

"Los peces de 20 o 30 centímetros se volvieron escasos. Luego amigos y conocidos se fueron del pueblo porque obtenían un trabajo con mejor remuneración. Cuando fundé la Asociación de pescadores del bajo Rionegro, en 2005, éramos 600 miembros. En la actualidad somos solo 20”, aseguró Rojas.

¿Qué cambió?

El número de pescadores en los municipios de la zona disminuyó en cerca de 45% en aproximadamente 15 años, según datos entregados por las asociaciones de pescadores de aguas abajo del río Lebrija.

De acuerdo con Miguel Botia, amigos y familiares se han ido a buscar un mejor futuro porque la contaminación redujo su producto."Antes sacábamos 700 pescados en cinco horas. Ahora en un día de trabajo logramos atrapar 30 o 40 peces…”, afirmó.

El cambio, aseguran los pescadores, se debe no solo al acelerado crecimiento que ha tenido Bucaramanga y su área metropolitana, sino a la falta de control y limpieza del río por parte de las autoridades ambientales.

"Con los meses de lluvia llegan también los desechos de Bucaramanga y el área con más velocidad. Hace más o menos 30 años comenzamos a tener mortandad de peces. Tanto al río Lebrija y a sus afluentes los contaminó la ciudad. Y eso afecta a los peces, a los pescadores, que sentimos que somos desplazados", enfatizó Campo Elías Rojas.

Los pescadores abandonaron el río y se dedicaron al cultivo de palma, yuca o arroz. Otros ahora son albañiles o taxistas en Bucaramanga. Los que quedan pescando en la zona son los viejos, aseguró Campo Elías.

"El más joven de los pescadores que conozco tiene 30 años. Ya la cultura de enseñar a pescar se perdió. ¿Cómo convida a un hijo a ir a pescar, si no sale nada? Pierde uno el día y no saca nada. No solo dañaron nuestro sustento sino nuestra cultura. Ya no observa a los papás enseñando a sus hijos el oficio. Ahora los envían a la ciudad para que estudien y busquen cómo más ganar plata", explicó Rojas.

Radiografía del río

El río Lebrija lo integran los ríos de Oro, Rionegro, Suratá y Cáchira, entre otros. A la altura del corregimiento de Bocas, en Girón, los ríos de Oro y Suratá se unen al Lebrija exactamente en la represa de la Electrificadora de Santander, Essa.

La represa de Bocas, capta agua del río Lebrija para llevarla a la Planta de Palmas, y generar energía.

De acuerdo al proyecto “Saneamiento de Vertimientos” del Ministerio de Vivienda, efectuado en septiembre de 2014, el río de Oro, uno de los principales afluentes del río Lebrija, se encuentra entre los 10 más contaminados del país.

Anualmente la Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, realiza un informe sobre el nivel de contaminación de los ríos Lebrija, Suratá y de Oro. En el estudio de 2016, la Red de Monitoreo de Calidad del Agua de la Cdmb concluyó que los tres ríos nombrados son las corrientes que reciben y asimilan las aguas residuales del área metropolitana de Bucaramanga.

De acuerdo con los estudios publicados por la Cdmb, el río de Oro además de contemplar un amplio recorrido por zonas pobladas recibiendo descargas directas de los alcantarillados, también es receptor de vertimientos de la zona industrial del Palenque - Café Madrid y áreas agro industriales.

El río Suratá, por su parte, se afecta por la descarga de las aguas residuales y sedimentos con altos contenido de cianuro y mercurio, generados en los distritos mineros de Vetas y California a partir del beneficio de oro.

En el informe de la Red de Monitoreo se evalúan parámetros que permiten establecer la calidad de las corrientes como Oxígeno Disuelto, Fósforo, Nitrógeno, Cianuro, Mercurio o Turbidez. Cada río tiene cierto número de puntos de monitoreo y cada punto se evalúa individualmente. Las categorías van desde calidad óptima y buena hasta dudosa, inadecuada y pésima.

En la corriente del río de Oro hay seis puntos de monitoreo. En dos puntos la calidad del agua es buena, en dos es dudosa y en dos más se registra como inadecuada. En 2015 el mismo río tenía dos puntos óptimos, dos buenos, uno dudoso y solo uno inadecuado.

En el río Suratá hay cinco puntos de monitoreo de los cuales solo uno es dudoso y el resto es bueno. El mismo resultado obtuvo el proceso de revisión de sus corrientes en 2015.

Por su parte, el río Lebrija es monitoreado en cuatro puntos por la Cdmb. En esos cuatro puntos su calidad del agua es dudosa. Sin embargo, las mediciones de 2015 arrojaron que solo uno de los puntos tenía calidad dudosa y los otros tres eran buenos.

¿Quién es el culpable?

Respecto a los niveles de calidad del río Lebrija y dos de sus afluentes, el diputado santandereano Edgar Suárez, denunció que aunque existe una acción popular fallada hace cuatro años por los jueces administrativos de Santander, que conmina a las autoridades ambientales, alcaldes, y Área Metropolitana de Bucaramanga a mejorar la calidad del agua del río Lebrija, no hay un avance en este tema.

En un debate en la Asamblea, el diputado Suárez afirmó que todavía no existe una solución real a todo lo que ocurre en la confluencia del río de Oro. "Allí vertimos todas las aguas residuales de Bucaramanga y empeora con la unión con el río Suratá, que forman el río Lebrija y el represamiento en la presa de Bocas que hoy la administra la Essa".

El diputado afirmó que el río Lebrija es la “cloaca” del área Metropolitana de Bucaramanga: “Los ríos Oro y Suratá llevan consigo toda la contaminación de la ciudad, y al juntarse en la represa de Bocas, para formar el río Lebrija, perjudican aguas abajo a todos los cultivos y crías de peces de los habitantes de Rionegro, Puerto Wilches y Sabana de Torres”.

La Acción Popular de la que habla el diputado ordenó desde el 31 de octubre de 2013 realizar un estudio técnico, dando plazo de 4 meses, sobre las afectaciones generadas por las descargas de la represa y que contenga acciones inmediatas para ser realizadas por las entidades demandadas. Posteriormente el despacho judicial dio un tiempo de 18 meses para búsqueda de soluciones, con el fin de superar la delicada situación ambiental.

"Para las ejecuciones de las obras que se desprendían del estudio debían realizarse en un tiempo máximo de 4 años. La sentencia también distribuye las obligaciones presupuestales y tiempos necesarios para dar cumplimiento a esta obligación judicial, la contaminación sigue realizándose desde la represa de Bocas, sin generar ningún tipo de sanción ni avance", aseguró Suárez.

Sin embargo, pescadores del sector de Bocas aseguraron a Vanguardia.com que la Represa de Bocas no genera ningún tipo de afectación, sino que por el contrario hace las veces de filtro para la suciedad que les llega desde Bucaramanga.

"La represa retiene mucha contaminación, pero se llena. Y cuando esto sucede salen río abajo todas las aguas sucias a gran velocidad. Si le echan la culpa a la represa es porque no han venido hasta el sitio del problema. En la presa recogen mucho plástico, tarro, bolsas, pero no pueden recogerlo todo. Están tirando mucha basura y no hay forma que una sola empresa sea la responsable de eso", afirmó Jhon Fredy Castillo.

Al respecto, el jefe de área de Generación e innovación Javier Sierra, le aseguró a Vanguardia.com que el funcionamiento de la Represa se realiza bajo los Planes de Manejo Ambiental propuestos por la autoridad, en este caso la Cdmb.

"Cumplimos con dos planes, el que se adelanta cuando hay apertura de compuertas y el que se hace normalmente con la operación. Cabe aclarar que dentro del funcionamiento de la represa no se contempla hacer vertimientos de ningún químico al agua. Así como la recibimos así la encausamos de nuevo. Sacamos cerca de dos toneladas de residuos sólidos por semana. Ese tipo de contaminación es culpa de todos, desde los organismos de control hasta cada habitante del área", dijo Sierra.

Esto mismo piensa Miguel Antonio Botia, el dirigente de la Asociación de Pescadores y Mineros del río Lebrija, quien considera de no estar la represa la contaminación río abajo sería peor.

"De no haber construido ese estante, que es el que tranca todo los residuos sólidos, no se tendría algún tipo de control sobre esas basuras. Lo que pasa es que cuando fue construida no pensaron que Bucaramanga fuera a crecer tanto. Además de eso, las autoridades ambientales no hacen cumplir las normas. Cualquier persona puede tirar petróleo al río y no pasa nada", explicó Botia.

Ante las acusaciones del diputado Suárez, Edinson Sandoval Quiñones quien trabaja como contratista de la Essa en la Represa, le contó a Vanguardia.com que en esta zona ha encontrado desde materia fecal hasta cadáveres de personas o animales.

"No hay conciencia sobre el grado de contaminación en el que se encuentran los ríos ni hay conocimiento de lo que hace la Electrificadora en el sitio de presa. Para hacer los procesos de desembalse, tres veces al año, contamos con un plan de manejo ambiental. Tratamos de sacar los residuos al máximo, pero a veces es imposible", aseguró Sandoval Quiñones.

Para Campo Elías Rojas, pescador del Bajo Rionegro, el culpable de la contaminación que está matando el río Lebrija no solo son los bumangueses sino las autoridades ambientales que no han hecho el trabajo de vigilar las cuencas de los río.

"Hace más de 30 años hemos denunciado a las invasiones y empresas que aprovechan su cercanía al río para salir de todos sus desechos. Hay barrios, en inmediaciones los ríos de Oro y Lebrija, que no tienen alcantarillado o no conocen un camión de basura. Y hay empresas que cuando se enteran que la represa abrirá las compuertas tiran toda suerte de químicos al río sin ningún tipo de ley", sentenció Rojas.

¿Quién controla a los contaminantes?


En la visita al sector de Bocas, Vanguardia.com pudo determinar que en sectores aledaños no existe servicio de alcantarillado ni suscripción al servicio de recolección de basuras, por lo que el vecino con camión o carro recoge por un monto de dinero las basuras de los habitantes de estos barrios y los tiran al río.

Ante esta problemática, la subdirectora de Evaluación y Control Ambiental de la Cdmb Andrea Serrano, afirmó que la solución de Bocas no la tiene solo la Corporación sino varias entidades como las Alcaldías de Girón y Bucaramanga que deben reacomodar los asentamientos humanos ubicados en las laderas de los ríos. "Por la clandestinidad de estos asentamientos es difícil de controlar las malas prácticas porque no tiene un sitio fijo para realizar las descargas de los contaminantes".

Ante este problema, Sandra Milena Ramírez, secretaria de Ambiente y Desarrollo de la Alcaldía de Girón, explicó que desde su despacho se han encargado de vigilar las descargas y generar capacitaciones sobre el impacto ambiental que generar las acciones contaminantes.

"Entendemos que los habitantes de barrios como Hacienda Río de Oro, Altos de Andina o Convivir no tengan acceso al programa de alcantarillado. Por esto la Secretaría de Infraestructura trabaja en reubicar cerca de 3 mil viviendas. Pero mientras tanto, avanzamos en afiliar a los habitantes de estos sectores a una empresa que recoja los residuos. La comunidad no se opone al acuerdo por lo que esperamos que antes de que se termine el mes, ya el contrato con la empresa quede listo", aseguró Ramírez.

La Secretaria de Ambiente de Girón aclaró también que el municipio cuenta con el presupuesto que les corresponde para el pago de los estudios de agua que pidió el Juez en la Acción Popular.

Sobre el tema de las empresas contaminantes, la subdirectora de Evaluación y Control Ambiental de la Cdmb le aseguró a Vanguardia.com que “hay empresas legales o clandestinas que aprovechan su cercanía con la represa para poder hacer vertimientos de productos que generan alta contaminación. Esta labor la realizan en horas nocturnas o fines de semana".

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Publicado por Daniela Puentes Rueda

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