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Bucaramanga
Sábado 19 de noviembre de 2022 - 12:00 PM

Sonia Parada, la cineasta santandereana que triunfa en el exterior y ahora mira a su tierra Entrevista

Luego de su exitoso paso por el Festival de Cine de Mar del Plata, en Argentina, y de ganar uno de los galardones más importantes como parte del elenco de la película boliviana Los de abajo, Sonia Parada asegura que quiere hacer cine en Santander.

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Fotos: Jaime Del Río / VANGUARDIA
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Fotos: Jaime Del Río / VANGUARDIA

Sonia Parada cuenta con entusiasmo que tres momentos han marcado su vida: A la edad de cuatro años se subió por primera vez en un escenario y actuó; a los 12 años, cuando entraba a la adolescencia, escribió obras de teatro en las que los actores eran sus amigos, y a los 34, cuando actuó por primera vez en una película (la producción boliviana Los de abajo), ganó el premio Astor Piazzolla a Mejor interpretación en la versión número 37 del Festival Internacional de Cine de Mar de Plata, Argentina.

No son los únicos triunfos que ha celebrado a lo largo de una carrera cultivada en las artes escénicas y la producción cultural.

Sentada en una mesa al aire libre en el Centro Cultural del Oriente de Bucaramanga, cuenta que el trabajo ha sido arduo todos estos años, y que, incluso, a una firma encuestadora fue a trabajar porque “hablaba muy bien”.

Pero, mientras agacha la cabeza y toma aire para responder, concluye que no descarta dirigir y producir en la región, ya que el cine “es de oportunidades”, y hay que “estar haciendo –trabajando en el medio– para que la oportunidad lo agarre a uno en forma”.

Sonia Parada cuenta con entusiasmo que tres momentos han marcado su vida: A la edad de cuatro años se subió por primera vez en un escenario y actuó; a los 12 años, cuando entraba a la adolescencia, escribió obras de teatro en las que los actores eran sus amigos, y a los 34, cuando actuó por primera vez en una película (la producción boliviana Los de abajo), ganó el premio Astor Piazzolla a Mejor interpretación en la versión número 37 del Festival Internacional de Cine de Mar de Plata, Argentina.

No son los únicos triunfos que ha celebrado a lo largo de una carrera cultivada en las artes escénicas y la producción cultural.

Sentada en una mesa al aire libre en el Centro Cultural del Oriente de Bucaramanga, cuenta que el trabajo ha sido arduo todos estos años, y que, incluso, a una firma encuestadora fue a trabajar porque “hablaba muy bien”.

Pero, mientras agacha la cabeza y toma aire para responder, concluye que no descarta dirigir y producir en la región, ya que el cine “es de oportunidades”, y hay que “estar haciendo –trabajando en el medio– para que la oportunidad lo agarre a uno en forma”.

Interpretó a una boliviana en Los de abajo. ¿Cómo fue la preparación del personaje?

El acento fue el principal reto. Empecé a mirar videos y notaba que el acento era entre mexicano, argentino, de una parte del sur de Colombia. Le dije al director de la película, Alejandro Quiroga, que me estaba costando mucho, que me enviara notas de voz y que leyera el guion. Noche a noche escuchaba sus notas de voz y luego él consiguió una coach boliviana que me leyó todo el guion en acento neutro, lo que me llevó a aprender la cadencia del acento. Cuando llegué al rodaje estuve una semana inmersa en la comunidad, me iba a hablar con la señora que nos ayudaba con las labores domésticas del hotel durante el rodaje o caminaba por el pueblo, y saludaba a todo el mundo como una perdida.

¿Cómo fue su experiencia junto al elenco boliviano y actores como Fernando Arze?

Él es un gran, gran hermano. Es un actor experimentado y también es docente. Me decía muchas cosas y la que más recuerdo fue cuando me dijo: “Sonia, ya no te preocupes tanto por la forma, preocúpate por el porqué el personaje hace lo que hace”. Y ahí se me abrió un universo en la cabeza. Todas las escenas fluían después, así como un par de lágrimas.

¿Qué lecciones aprendió de su primera actuación en una película y, además, extranjera?

Ser actriz es un camino de una montaña rusa muy fuerte. Todo el día te cierran la puerta, te dicen que sí cinco veces y no, quinientas veces. Esto es un camino de perseverancia y de estar constantemente activo en todo lo que puedas. He aprendido a no casarme con una sola cosa, he hecho todos los trabajos que existen y todos relacionados con el arte.

Soy docente, trabajo en la Universidad de los Andes, he hecho eventos en la parte cultural, producción, dirección, obras de teatro. Una vez me acuerdo que trabajé como encuestadora y me contrataron porque hablaba muy bien (risas). Hablo mucho de la confianza y de creer en uno mismo, en el trabajo que uno está haciendo, en el camino que uno ha recorrido. Y es difícil, porque todos pensamos que nunca va a llegar la oportunidad y sí llega. Cuando llega la oportunidad del casting, uno tiene que estar preparado para poder hacer lo mejor, casi lo imposible. Entonces sí, yo creo que hay que estar haciendo para que la oportunidad lo agarre a uno en forma.

Cuando se supo de su nominación en el Festival de Cine de Mar del Plata, Argentina, le dijo a Vanguardia que quería trabajar en Santander. ¿Cuáles son sus planes a futuro en esta región?

Este año he grabado un cortometraje y una miniserie con un equipo que está asentado en Bucaramanga y quiero hacer películas con ellos. También quiero hablar con todos para que construyamos una red, porque en Latinoamérica, donde los recursos en el cine lastimosamente son más limitados, es importante que empezamos a coproducir con diferentes países y entre todos nos echemos la mano.

En el cine, tanto en la actuación como en la producción, la dirección y la escritura de guiones, la mujer tiene un rol destacado y una mirada distinta que lleva al público a experimentar otras sensibilidades. ¿Se ha disminuido esa brecha de género en Colombia y Latinoamérica?

En Colombia hay muchas mujeres que se están abriendo campo, pero todavía hay mucha gente que ni siquiera lo cree. Y cuando las mujeres entramos a ejercer roles diferentes como los que se han nombrado, todavía, inconscientemente -porque los sesgos son inconscientes-, le hablan a los hombres, al productor, al director de actores, pero a las mujeres no. De hecho, ayer hablaba con una amiga y me decía que en un medio chileno habían hecho unas entrevistas en el Festival de Cine de Mar del Plata y entrevistaron a todos los ganadores de los premios, menos a mí. El premio de interpretación es el único que se da en todo el festival, me lo gané, yo soy mujer, y a mí no me entrevistaron. Eso es un ejemplo.

Hablando de otros roles, por ejemplo, el de directora, ¿qué historia le gustaría dirigir?

Esa pregunta está muy difícil. Estoy interesada en el tema de la mujer y en el medioambiente, pero sí quiero contar historias de mujeres divertidas. Soy muy dramática, pero a mí me encanta la comedia negra. Por ejemplo, lo que hace Álex de la Iglesia, me fascina. Me gustaría mostrar otro tipo de realidades, mostrar también diferentes tipos de roles que hay en el mundo, pero hay decisiones que hay que tomar porque el cine es mucho decisiones. Lo más hermoso del cine es ver cómo un personaje decide cambiar su rumbo, cambiar su vida, y decir hago esto o lo otro. Y no sabemos qué le hubiera pasado si hubiera tomado la otra decisión.

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Publicado por Xiomara Montañez Monsalve

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