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Bucaramanga
Lunes 06 de septiembre de 2021 - 12:00 PM

Transformar la experiencia del cáncer, el propósito de tres héroes en Santander

No es necesario ser un profesional de la salud para salvar vidas de pacientes con cáncer. Esto lo constatan tres voluntarios que, el pasado viernes, recibieron una distinción por ser 'Héroes Transformadores' de la experiencia de esta patología en los más vulnerables, un reconocimiento de la Liga Santandereana Contra el Cáncer.

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La labor social es el pilar destacado de Nini, que durante años han fortalecido el servicio a la comunidad ante todas las adversidades que trae esta y demás patologías. Jaime Del Río / VANGUARDIA
La labor social es el pilar destacado de Nini, que durante años han fortalecido el servicio a la comunidad ante todas las adversidades que trae esta y demás patologías. Jaime Del Río / VANGUARDIA

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La labor social es el pilar destacado de Nini, que durante años han fortalecido el servicio a la comunidad ante todas las adversidades que trae esta y demás patologías. Jaime Del Río / VANGUARDIA

El campo, la necesidad e incluso la nacionalidad no han impedido que Nini Johana Cárdenas, Ana Jesús Abril y José Luis Esparza desistan de atender a pacientes con todo tipo de cáncer, quienes trabajan por mejorar la vitalidad de quienes se mantienen en la lucha de superar esta compleja enfermedad.

La labor social es el pilar destacado de estos personajes, que durante años han fortalecido el servicio a la comunidad ante todas las adversidades que trae esta y demás patologías.

El descubrimiento de una insuficiencia renal crónica de su hija representó un periodo difícil para Ana Jesús, quien desde Aratoca, y con pocos recursos, logró su recuperación tras ocho años de lucha, por lo que desde hace 16 años se dedica principalmente a atender pacientes con cáncer.

Una década antes ayudaba a personas con otro tipo de enfermedades, por lo que cuenta con una alta experiencia en dar su mano a quienes más lo necesitan, y más a los que se encuentran en una condición de pobreza y vulnerabilidad.

Ana se convirtió en un medio para que estas personas consigan diferentes elementos necesarios para su calidad de vida. Tocar las puertas de fundaciones e instituciones ha sido su tarea con el fin de recibir donaciones y ayudas para estos pacientes, donde además ha conseguido el apoyo de la comunidad.

Adultos mayores, jóvenes y niños que padecen enfermedades degenerativas han pasado por sus manos. Aseguró que son más de 50 las que ha apoyado, de las que entre lágrimas, dice que ha visto partir a un par, principalmente los menores han perdido la lucha contra esta enfermedad.

Sin embargo, sostiene que la sanación de su hija y dichas pérdidas la han mantenido firme para seguir en su servicio.

Ana contó que su trabajo no se limita con esta población, pues también formó una asociación para mujeres víctimas del conflicto armado. En la Asociación de Mujeres Tejiendo Sueños, se ha encargado de brindar acompañamiento psicológico para la superación de adversidades.

Como campesina se ha visto expuesta a diferentes químicos que afectaron su salud. Vivir con ovarios poliquísticos y con un problema de quistes tiroglosos en su hijo menor, dio pie a que tomara la decisión de investigar y así darle un giro a sus hábitos alimenticios.

‘Violencia química’, así bautizó a esta contaminación por venenos, abonos y fertilizantes que llega a repercutir negativamente en la vida de los campesinos, principalmente en las mujeres. “Los patrones genéticos se alteran progresivamente y empiezan a desarrollarse enfermedades en los senos y en los ovarios, que pueden llegar a ser un cáncer”, explicó.

Desde hace cuatro años ha tratado con pacientes que se encuentran en todas las etapas del cáncer, a quienes les ha inculcado las alternativas y nuevos caminos que pueden tomar para aportar en la mejora de su salud.

Afirma que atenderlos es complejo. Tratar una enfermedad de tal magnitud se complica en el campo. El tránsito en las vías, el acceso a la atención médica y la falta de recursos económicos limita la calidad de vida de estas personas.

Por ello ha trabajado en tratar el estado de ánimo de las personas que ayuda por medio de la transformación de su alimentación, pues su propósito es “hacer más amena, más alegre y más tranquila la estadía mientras estamos en el mundo, ya sea desde la naturaleza o la cultura”.

En su finca ha logrado establecer un manejo orgánico de los cultivos, aprendizajes que ha multiplicado en sus vecinos y demás habitantes de las veredas para prevenir el desarrollo de alguna enfermedad.

“La pandemia retrasó el tratamiento de personas con un cáncer avanzado, que no pudieron trasladarse a la ciudad para sus terapias. Además, hay instituciones que han sido negligentes para que estos cuenten a tiempo con un tratamiento adecuado”, manifestó Nini.

A esto complementa su intención por respetar el medio ambiente, la responsabilidad de brindar alimentos sanos y que los habitantes del municipio tengan un acercamiento a la naturaleza.

Esparza, oriundo de Bucaramanga, vio la ausencia de la labor social en el acompañamiento y recreación para algunos pacientes con cáncer, precisamente en niños y niñas migrantes que se encuentran en un tratamiento oncológico en la ciudad.

Su historia comienza con el diagnóstico de su hijo tras desarrollar cáncer de estómago a sus dos años. Hoy, con 44 años, y ornamentador como profesión, completa siete años dedicados a este servicio.

Al llegar a la clínica, el darse cuenta de la cantidad de niños que no contaban con un acompañamiento permanente, lo motivó a ser esa figura que brinda alegría y seguridad en aquellos menores que a su corta edad lidian con una enfermedad de esta magnitud en ausencia de sus padres o acudientes.

El apoyo psicológico es su fuerte. Sostiene que desde el estado de ánimo se logra manejar la enfermedad, lo que fortalece a los niños.

Su labor ha trascendido fronteras. Decenas de menores venezolanos que por su condición económica han tenido que migrar a Colombia, por un tratamiento médico, han contado con el soporte que José Luis brinda con su solidaridad.

“Hay más de 150 niños en el Estado de Táchira, en la frontera con Venezuela que ahora necesitan este tratamiento. Pero... ¿Qué entidad va a garantizar esta atención? hasta el momento no se sabe”, expresó.

Sin patrocinios ni ayudas económicas de alguna entidad o fundación, José Luis ha logrado reunir a la comunidad, quienes se han sumado a su iniciativa. Por ello hace un llamado a la solidaridad. “Debemos concientizarnos para ayudar a las personas que lo necesitan”.

Estos héroes sostienen que con dicho reconocimiento, mantendrán sus actividades y proyectos en pro de esta población. Sus vivencias tocaron sus corazones, comentan, por lo que su historia en el trabajo comunitario no tendrá un punto final en mucho tiempo.

A estos 'Héroes Transformadores' la Liga Santandereana Contra el Cáncer les reconoció su labor en el marco de la celebración sus 60 años, tiempo dedicado a trabajar de la mano de la comunidad para transformar la experiencia del cáncer.

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Publicado por María Lucía Bayona Flórez

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