Por considerarlo de interés para todos nuestros lectores, hoy presentamos los primeros resultados de la encuesta virtual titulada Mi voz, mi ciudad, que promovió la Red del Programa Cómo Vamos con la Fundación Corona y con el auspicio de Vanguardia, entre otras entidades del país.
Los estragos que ha dejado la pandemia durante los últimos seis largos meses en el área metropolitana de Bucaramanga se reflejan no solo en los golpeados bolsillos de sus habitantes, sino también en la salud mental y en sus relaciones de convivencia.
Las secuelas de este tiempo de COVID-19 son, en parte, las responsables de que los bumangueses hoy estén pesimistas e inseguros.
Así lo reflejaron los primeros resultados de la encuesta ‘Mi voz, mi ciudad’, que lideran la Red del Programa Cómo Vamos’ y la Fundación Corona, con el auspicio de Vanguardia, entre otras entidades.
Las entrevistas a los ciudadanos, elaboradas por la vía virtual, se hicieron entre el 21 de julio y el 18 de agosto pasado.
La muestra en el ámbito nacional alcanzó una cobertura de 60 mil 823 registros, validados a través de la plataforma Sensata UX. De esa población, 3 mil 147 ciudadanos del área metropolitana de Bucaramanga respondieron el sondeo.
Principales resultados
En los cuatro municipios del área prima el pesimismo. De hecho, en Bucaramanga el nivel de optimismo escasamente llega al 29%; mientras que en Floridablanca no pasa del 26%.
Por nivel socioeconómico, la gente que reside en el estrato bajo marcó los mayores niveles de pesimismo en el área metropolitana con un 49%, lo cual en buena parte refleja el fuerte impacto que ha tenido la pandemia sobre los hogares al ser un fenómeno que no ha pasado tan rápido como se esperaba.
En Bucaramanga, 66% de los encuestados informaron que en el hogar algún miembro de la familia perdió su empleo; esta cifra es más alta en el caso de Girón, con 75%; mientras que en Floridablanca es del 67%; y en Piedecuesta llega al 71%.
De acuerdo con la experta y analista, la economista Yani Lizeth León Castañeda, “si bien en el estudio no se muestran diferencias por género, ya que en ambos casos marcó un 68% es de recordar que las cifras oficiales muestran que el impacto del desempleo ha sido significativamente mayor en el caso de las mujeres. La razón de la no existencia de diferencias por género en este estudio, se explica en parte por el tipo de pregunta que indagó por el hogar y no por el género de quien perdió el empleo”.
León Castañeda señaló que los porcentajes de la población que dice que los ingresos actuales de su hogar no alcanzan para solventar sus gastos son alarmantes: En Bucaramanga es del 45%; en Floridablanca, del 48%; en Girón, del 65%; y en Piedecuesta, el 46%.
“Por supuesto que esto tiene mucha relación con la pérdida de empleo de algunos miembros de la familia”, aseveró la reconocida economista.
“En el estrato alto, personas empresarias tuvieron que cerrar sus negocios y en no pocos casos esto condujo a una situación que llevó a condiciones críticas: algunas notas de prensa informaron sobre sectores de la ciudad que jamás imaginaron tener que pedir ayudas para el mercado de sus hogares o verse en esta situación”.
A nivel metropolitano, 20% de las personas consultadas informaron haber recibido ayudas económicas o mercados. Si se compara este porcentaje con el anterior, se puede plantear que, en el caso de la población encuestada, las ayudas llegaron a menos de la mitad de los hogares que lo requirieron.
Las diferencias más amplias se registraron en Piedecuesta, donde un 46% percibe que en su hogar no se alcanza a cubrir los gastos mínimos; mientras solo un 14% recibió ayudas económicas o mercados. Consecuente con la percepción de mayores dificultades, en el municipio de Girón el porcentaje de población que informó haber recibido ayudas alcanzó 30%, mientras que en Bucaramanga y Floridablanca fue de 20% y 19% respectivamente.
Un 20% de la población informó que algún miembro del hogar pasó por condiciones de hambre, tras la escasez de alimentos. Los municipios con los porcentajes más altos fueron: Girón, con 27%; y Piedecuesta, con 24%. En Bucaramanga y Floridablanca fue del 17% y del 20%, de manera respectiva.
El fuerte impacto económico de la pandemia se sintió en todos los estratos, si bien con diferente intensidad, en el 26% del estrato bajo; 16%, del medio; y 7%, del estrato alto.
Para la docente de la UIS Alexandra Cortés Aguilar “estas cifras en verdad conmueven, porque el hambre por escasez de alimentos es una situación que como sociedad veníamos superando y en medio de este contexto de crisis se evidenció toda la fragilidad de nuestro sistema de protección”.
Y agregó: “esto marca un gran reto en materia de política pública sobre cuáles medidas pueden ser las más acertadas y sostenibles en el tiempo, que no impliquen una vuelta al asistencialismo, pero que no se llegue al extremo de por no ser asistencialista dejar a la gente padeciendo hambre”.
Vale señalar además que los encuestados no se sienten muy satisfechos con la forma como los gobiernos del área metropolitana han atendido la emergencia del coronavirus.
En ese sentido, en Bucaramanga solo el 26% aprueba la gestión del alcalde, Juan Carlos Cárdenas Rey. El nivel de aprobación de los mandatarios de los otros municipios del área también es pírrica: 19%, en Floridablanca; 24%, en Girón; y 27%, en Piedecuesta.
En cuanto a la autopercepción de pobreza, el 35% de los encuestados se considera pobre.
Llama la atención que este porcentaje es menor que la percepción sobre insuficiencia de ingresos para cubrir los gastos mínimos, que llega al 54%.
“Esto demuestra que el sentirse pobre no está totalmente determinado por la percepción sobre insuficiencia de ingresos; pues hay un margen que puede estar influido por las expectativas frente al futuro o las redes de apoyo que se tengan, que hacen que lo uno no implique lo otro en términos de percepción”, dijo Cortés Aguilar.
Finalmente se perciben más pobres los hombres que las mujeres (38% frente a 32%); y a medida que aumenta la edad, crece la autopercepción de pobreza.