Video: Forky, el muñeco que le regresó la alegría a un niño con leucemia en Santander
Con solo seis años, Alejandro es un gran guerrero. Como todo niño, le gustan los juguetes: el Capitán América, Iron Man y Thor, por nombrar algunos. Pero en ese mundo de fantasía no alcanza a dimensionar quizá que si se habla de superhéroes, él es uno de ellos... Un valiente, un ‘Súper Alejo’.
Su lucha es contra ese ‘monstruo’ al que se enfrenta desde hace ocho meses cuando le diagnosticaron una leucemia lifoblástica aguda.
Los grandes ojos de ‘Alejo’ son una viva muestra de ternura. Es tímido solo hasta que coge confianza porque, a decir verdad, habla ‘hasta por los codos’. Es un niño feliz a pesar de su lucha contra el cáncer.
Han sido meses difíciles, no solo para él por la agresividad del tratamiento, sino para Ximena y Cristian, los papitos, quienes se convirtieron en sus coequiperos.
“Él esta diagnosticado desde el 24 de enero de este año, el proceso inició tanto para nosotros como para él, inocentemente, porque nunca imaginamos el monstruo al que nos enfrentábamos. Son muy agresivas las quimioterapias, ellos quedan devastados y nosotros con el ánimo de mantenerlo bien, siempre lo complacíamos, las caricias, dedicación, pero no era suficiente”, expresa Ximena con esa fortaleza impresionante que le dan su fe, su esperanza y el anhelo de ver a su hijo vencer esa difícil ‘batalla’.
Hay días en que las fuerzas parecen agotarse. “Dado el tipo de diagnóstico, bastante devastador para ellos, los lleva a depresión a trastornos de comportamiento”, dice el doctor Jaime Martínez, coordinador de Pediatría de la Clínica Foscal donde el niño recibe su tratamiento de quimioterapia.
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Buscando la manera de levantar el ánimo de ‘Alejo’ y de niños oncológicos como él, Angie Paola Ariza, docente de aula hospitalaria de la Fundación Hope, se ingenió una terapia.
“Una mañana me puse a pensar qué hacer para llegarle a él y conocerlo un poco mejor y surgió la idea de hacer un Forky”, ese curioso personaje de Toy Story, un tenedor-cuchara con ojos móviles, brazos de limpiapipas y pies de paletas ‘bajalenguas’, que curiosamente le regresó la sonrisa a Alejandro.
Es tanta su afinidad con este muñequito, que ahora los fabrica y los vende a mil pesos. Todo un ‘hit’ en redes sociales.
Pero más que el ‘negocio de Alejo’ lo verdaderamente importante es la alegría de sentirse útil a pesar de estar en una camilla de hospital... Eso no tiene precio.
“La iniciativa del Forky nació de esta aula hospitalaria. Lo armé en la mañana, en la tarde conseguí los materiales y pasé por todos los pacientes de oncología y ellos encantados. Alejandro tuvo la iniciativa de fabricarlos para venderlos y eso es muy gratificante, verle esa emoción, no hay palabras”, agrega la ‘profe’ Angie.
Para Ximena y Cristian, la emoción no es menor al ver como algo tan sencillo como un Forky, le regresó a ‘Alejo’ la alegría.
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“Este muñequito lo cautivó de una vez por su facilidad de armar. Esto ayudó a la rehabilitación de Alejandro porque estaba en un estado depresivo significativo, no quería aceptar nada de su quimioterapia.
“Se le compraron pocos materiales y él los elaboró en una sola tarde, dijo que quería venderlos a mil pesos. Inició como un juego en el WhatsApp de la familia, se vendieron los siete muñequitos y ellos se encargaron de pasar el voz a voz.
“Así empezó todo y se convirtió en una bola de nieve gigante para la gloria de Dios, nunca buscamos estar en medios ni recaudar dinero, sino motivarlo para que saliera de su depresión y afrontara nuevamente, con berraquera, su leucemia”.
En un buen día, animado, ‘Alejo’ hace hasta 50 muñequitos. “Les hago los ojos, mi mamá corta los pelos, les hago la boca, les pego las cejas y hago mi nombre para las paleticas”, expresa este ‘calvito’ con dulzura.
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“Nos han pedido muchos y todos los hace con el mismo amor y calidad. Solo pido mucha paciencia, es él el que los elabora, pero no se trata de presionarlo, yo voy al ritmo en que los elabora, un día dedicado puede sacar 50. Formamos un equipo, es una terapia familiar. Los familiares se unen y es muy bonito compartir y que algo que se hace con amor, se pueda proyectar y llegar a tantas personas”, Ximena no puede ocultar la emoción de ver sonreír de nuevo a su único hijo.
Para el doctor Jaime, “este tipo de terapias ayuda mucho a que los niños con estos diagnósticos tengan algo en qué ocuparse, algo que también los haga más visibles, notorios, que la gente los visite, los vea, que se sientan útiles y eso los ayuda a levantar mucho el ánimo, que es importante para ellos este tipo de terapias. La misma familia se da cuenta primero de la recuperación en su estado emocional y segundo, los ayuda a tener un poco más unión entre ellos mismos. Todo eso los ayuda a estar más unidos alrededor de su hijo”.
Con la alegría de ver cómo Alejandro está reaccionando bien al tratamiento, gracias, en parte a su buen estado de ánimo, Ximena y su familia no tienen más que agradecimientos.
“Primero que todo muchas gracias porque Dios ha tocado sus corazones y de una u otro forma pues hemos trasmitido este mensaje tan bonito que Dios ha puesto en nuestro camino.
“Gracias a todas esas personas que nos han llamado, que nos han escrito. Agradecer también a la Clínica Foscal, los médicos, las enfermeras, he sentido el apoyo de todos, la calidez humana es incomparable, siempre palabras de agradecimiento”.
DATO: si usted quiere adquirir un Forky hecho por las manos de Alejandro, puede escribir o llamar al 310 2243778.
*Video: Maximiliano García
Periodista de la Universidad de Pamplona. Periodista Judicial de Q’hubo Bucaramanga desde 2008 hasta 2019; miembro del equipo web de Vanguardia desde 2019 hasta 2022; editora general de Q’hubo desde 2022. Cronista.
Reconocimientos: ganadora del Concurso Departamental de Periodismo Luis Enrique Figueroa Rey en tres oportunidades (2019, 2021, 2022), categorías ‘Mejor trabajo audiovisual para Internet’ y ‘Mejor crónica o reportaje en prensa’. Ganadora del Premio Semana - Grupo Argos 2021, mejor reportaje gráfico.
ycalderon@vanguardia.com