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Bucaramanga
Jueves 07 de mayo de 2020 - 12:00 PM

Ya desayunó: la iniciativa que ha reemplazado el hambre en cuarentena

El colectivo Ya desayunó se adapta a la crisis para combatir las necesidades incesantes de los habitantes de calle.

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Jaime Moreno / VANGUARDIA<br />Ha sido un arduo trabajo convencer a las personas que donan, de que de verdad hay un filtro para llegar a las familias que verdaderamente necesitan las ayudas.
Jaime Moreno / VANGUARDIA<br />Ha sido un arduo trabajo convencer a las personas que donan, de que de verdad hay un filtro para llegar a las familias que verdaderamente necesitan las ayudas.

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Jaime Moreno / VANGUARDIAHa sido un arduo trabajo convencer a las personas que donan, de que de verdad hay un filtro para llegar a las familias que verdaderamente necesitan las ayudas.

Hoy insisten en que no salgamos de casa, casi que para evitar una guerra de nuestro cuerpo con un virus del que no se sabe casi nada, pero para algunos, la guerra parece estar en su hogar. Cumplir con la cuarentena es un privilegio de clase que más de 1.800 habitantes de calle que hay en Bucaramanga, según la cifra del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), no pueden permitirse porque viven del ‘rebusque’.

Oportunidades casi nulas, un miedo perpetrado por una alacena vacía con hijos que alimentar es la guerra contra la que intenta luchar el colectivo social “¿Ya desayunó?”.

Un domingo, hace cuatro años, siete bumangueses, entre ellos Andrea Barrera, decidieron salir a Quebradaseca a dar desayunos. Se establecieron en la carrera 14 con calle 29, en una zona de recicladores; arrancaron con 70 desayunos y hasta hace unos meses lograron superar los 250.

El 1 de marzo tuvieron el último desayuno colectivo por efectos de la pandemia. “No podía desamparar a todas esas personas porque en su mayoría viven del día a día, que pagan cada noche por un lugar donde dormir. Tenía la necesidad de seguir con la labor, cuidando la salud de todos”, afirma Andrea Barrera, abogada de profesión y líder de esta iniciativa.

El colectivo continúa con la recolección de ayudas, pero esta vez los aportes son económicos o alimentos no perecederos que representen una alimentación balanceada. “Es muchísima gente y es difícil llegar a todos. Pero lo seguimos haciendo”.

Usa los días de ‘Pico y cédula’ para repartir las ayudas con su equipo: Freddy Aguillón, Bibiana Ariza, Christian Barragán y Luis Tapias, y en su experiencia descubren que definitivamente el virus no nos iguala como nos han dicho. Que la experiencia se torna diferente cuando hay que encerrarse “en espacios muy pequeños construidos en madera, pisos inestables de tierra, una o dos camas para familias de 6 personas”, como ocurre con quienes han ayudado.

Villas de Girardot, 12 de Octubre, La Feria, Claveriano, Centro - Quebrada seca, El pantano (La Joya), en barrios no lejanos de nuestra realidad, el virus se ha juntado con una enfermedad que se encarniza con los más pobres: el hambre. Andrea y su equipo han llegado allí enfrentándose, además, a la incredulidad.

“A algunos les hemos pagado los días en un hotel para que tengan donde pasar la cuarentena, porque con o sin pandemia, el desalojo sigue siendo una realidad con la que deben luchar. Además de las familias que van a “¿Ya desayunó?”, hemos ayudado a vecinos de ellos y gente que nos contacta y que realmente viven en una situación precaria”, agrega.

Los niños son otro punto clave, cerca de 60 van a desayunar cada domingo, y la pandemia no ha sido excusa para romper el vínculo con ellos. Los voluntarios siguen en contacto y les han hecho juegos didácticos y útiles que les permitan amenizar las dificultades de su proceso escolar.

Las redes sociales, son sus mejores aliados para contarle al mundo que sí hay una esperanza en medio de la crisis. Que sí se salvan vidas con una bolsa de arroz o una libra de granos.

Una cita cancelada

La situación ya era difícil antes de la pandemia. Andrea tuvo que cambiar la cita de cada ocho días, por una cada 15. “Nuestro ideal es alejarlos de un ambiente de violencia y cambiarla la única realidad que han experimentado: pedir regalado”.

Ayudar está a una llamada de distancia: 3156161668 o un movimiento bancario: Cuenta de ahorros Bancolombia N° 79570501653. Pese a que la crisis ha renovado el rol de organismos gubernamentales y estos trabajan en impactar de forma positiva esta población, la pandemia ha dejado en evidencia que se requiere del trabajo colaborativo para superarla.

La tarea de cambiar vidas

El desayuno es solo una excusa para llegar a ellos. Tres personas han cambiado su vida totalmente, una cifra que ni siquiera valdría la pena señalar en estadísticas sino se conoce el trabajo que hay detrás. Individuos intentando subsistir, olas de depresión, angustia, años enteros en la calle, una única realidad durante muchos años: violencia y mendicidad, y ahora frente a la inmediatez de la muerte. Frente a cuatro años de esfuerzo, búsqueda de recursos y acompañamiento, ahora la cifra no parece tan insignificante y la labor parece dar frutos. “Cada desayuno, y ahora cada mercado, es una nueva oportunidad para ganarle al tiempo y la crisis y salvar más vidas”.

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Publicado por Fernanda Sandoval

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