¿Sabía que las mujeres pagan un impuesto del 5% por productos que son de primera necesidad para ellas como las toallas higiénicas, tampones y protectores?
En la Corte Constitucional se debate la posibilidad de eliminar por completo este tributo por considerarlo una vulneración al principio de igualdad contemplado en el artículo 13 de Constitución colombiana, ya que son artículos de primera necesidad para las mujeres.
La Corte fallará una demanda del artículo 185 de la Ley 1819 de 2016 o la reforma tributaria del expresidente Juan Manuel Santos, que si bien bajó el impuesto del 16% al 5%, lo mantuvo.
La ponencia de la magistrada Gloria Ortiz propone tumbar el impuesto ya que resulta inequitativo para las mujeres, ya que se aplica a artículos de uso básico de las mujeres, independientemente de su capacidad económica.
Para tumbar este impuesto se presentaron tres iniciativas ante la Corte: una propuesta por el abogado Danilo Virviescas, socio de la firma Nemocón & Virviescas -la primera que se analizará-, la segunda por el Grupo de Género y Justicia Económica y la tercera presentada por Eylen Rojas.
Precisamente el Grupo de Género y Justicia Económica de la Red por la Justicia Tributaria adelanta la campaña #Menstruación libre de impuestos, que pretende también que este impuesto sea eliminado.
Natalia Moreno, economista y magister en Estudios de Género de la Universidad Nacional e integrante del grupo Género y Justicia Económica de la Red por la Justicia Tributaria, explica que “en 2016 identificamos que en el Estatuto Tributario había una tarifa máxima de IVA para las toallas higiénicas y los tampones del 16% como si fuera un artículo de lujo. Denunciamos que estos artículos que son exclusivos de las mujeres, atados a una condición biológica y no a una opción, no debían tener impuestos, ya que agrava la situación de desigualdad económica de la mujer. Con la campaña logramos que el impuesto se bajara al 5%, pero pagamos en Colombia pagamos $10 mil millones al año por este impuesto. Esto es sexista e inconstitucional”.
Así mismo, la Defensoría del Pueblo, por ejemplo, pide tumbar este impuesto por considerarlo desigual.
En el país existen cerca de 13 millones de mujeres que están en edad de menstruar y que deben adquirir alguno de estos productos -o la copa menstrual que se consigue por Internet-.
Sin embargo, el Gobierno Nacional y el Ministerio Público se manifiestan en contra de eliminar el impuesto.
El Gobierno alega que al quitar el impuesto del 5%, las toallas y tampones quedarían excluidos de una lista de artículos con IVA preferencial y su costo aumentaría ya que tendría que aplicárseles el IVA del 19% que funciona actualmente.
Por su parte, el Ministerio Público señala que como los hombres no tienen artículos de primera necesidad, no hay con qué comparar el principio de igualdad. Además indica que para que las toallas queden sin IVA, tendrían que estar incluidas en el artículo 175 de esa reforma tributaria, a la par de una serie de artículo a los que no aplica el IVA y sería el Congreso y no la Corte quien tendrían que legislar sobre si se incluyen o no estos artículos.
El impuesto rosa
Sin embargo, estos artículos, de primera necesidad para las mujeres, no son los únicos por los que se paga más caro.
Los productos orientados a las mujeres tienen un sutil incremento que en su valor y a esta diferencia se le denomina “Impuesto rosa”.
Juliana Martínez, profesora de la American University, Wahsington, DC y coordinadora de Proyectos de Sentiido.com., explica que “existen códigos de vestuario y apariencia para hombres y mujeres, pero esa no es la expectativa para ellos, como sí lo es para las mujeres”.
La experta subraya que no se espera que los hombres cuiden su cabello, por ejemplo, solo que lo corten. Pero se espera que las mujeres tengan un cabello largo y sedoso y para que esto pase deben comprar productos que son mucho más costosos que los que usan los hombres.
“Uno de los mayores prejuicios es la depilación: las mujeres que no se depilan son las menos femeninas porque se supone que la piel de la mujer es suave. Gastamos un montón de dinero en cremas que los hombres no gastan”, concluye Martínez.