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Colombia
Lunes 07 de octubre de 2019 - 12:00 PM

Adiós a Javier Darío Restrepo, un maestro de la ética y el periodismo

Javier Darío Restrepo tuvo su última participación en publico el viernes pasado cuando fue uno de los invitados en una charla sobre ética periodística en el Festival Gabo de Medellín.

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Suministrada  / VANGUARDIA
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 Archivo / VANGUARDIA
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El nombre de Javier Darío Restrepo va anclado al de la información, la pedagogía, la rectitud y el buen oficio del periodismo. Defensor de la ética y la reportería en el día a día de la profesión que vivió con intensidad hasta el final.

Jamás lo obnubiló la fama a pesar de tantos galardones. Fue premio Nacional de Cultura de la Universidad de Antioquia, Premio Simón Bolívar a la vida y obra, Premio a La Excelencia Periodística Gabriel García Márquez de la FNPI, 2014; además de otros pergaminos y reconocimientos. Insistía que lo suyo era ser cargaladrillos y la abeja en la colmena del oficio que tanto amaba.

Para él, la ostentación y la soberbia no cabían en el ejercicio del periodismo. Cubrió, sin protagonismos personales, varios de los más complejos conflictos de finales del siglo XX: la Revolución Sandinista y los conflictos en el Líbano y Guatemala. El periodista argentino Tomás Eloy Martínez comentó que Javier Darío nunca aparecía en cámara “para no robarle espacio a la información”.

Respiró ética

Nació en Jericó, Antioquia, en 1932, pueblo católico del que heredó su vocación por el sacerdocio, pero la vida lo tenía para otros púlpitos. En el seminario de Manizales, donde estudió, se apasionó por contar historias, las mismas que publicaba en un periódico mural de la institución religiosa. Ese fue el comienzo de una pasión a la que le dedicó su vida.

Hasta el último minuto respiró ética y periodismo. Era un infaltable en el Festival Gabo y de eso habló el pasado viernes cuatro de octubre, en Medellín, cuando presentó su libro La Constelación Ética. Se tomó fotos con quien las pidió, dio entrevistas a estudiantes y periodistas profesionales, compartió con todos, sin excepción, en el Jardín Botánico, escenario del evento. No había pregunta sobre periodismo que él no hubiese explorado.

En entrevista con Óscar Domínguez afirmó que “es malo ganarse uno un premio si lo saca de su propia realidad y le hace perder el sentido de las proporciones. Que te lleve a mirar a los demás por encima del hombro, o solo el pensamiento elemental de que soy mejor que los otros (...) Puede ser bueno en el sentido de que te zarandea y te obliga a preguntarte, por qué, en razón de qué. Y te responsabiliza”. Así pensaba quien en los últimos años fue jurado y asesor de los Premios Gabo (FNPI-Cemex).

Fue maestro en todos los rincones del país, primer defensor del lector y columnista de El Colombiano. Un infaltable con sus escritos y comentarios en la prensa, la radio y la televisión, corresponsal de guerra y, ante todo, vale la pena repetirlo, un cargaladrillos del periodismo.

Siempre coincidió con Gabo, uno de sus grandes amigos en la vida, en que “la ética es al periodismo lo que el zumbido al moscardón”.

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Publicado por Colprensa, Medellín

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