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Colombia
Domingo 10 de mayo de 2015 - 12:00 PM

Debemos preparar el poder judicial para la transición

El saliente magistrado del Consejo de Estado Alfonso Vargas, estuvo 36 años en esa Corporación, a la que llegó como notificador y de la que fue presidente.

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“Debemos preparar el poder judicial para la transición” (Foto: Colprensa/VANGUARDIA LIBERAL)
“Debemos preparar el poder judicial para la transición” (Foto: Colprensa/VANGUARDIA LIBERAL)

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“Debemos preparar el poder judicial para la transición” (Foto: Colprensa/VANGUARDIA LIBERAL)

Tras dejar el cargo un mes antes que terminara su periodo, el jurista ve con preocupación el panorama de la justicia en el país.

En entrevista con Colprensa, el ahora exmagistrado señala que es necesario hacer un examen juicioso de qué es lo que está funcionando mal, en dónde y por qué, para luego sí hacer una reforma, más si se tiene en cuenta que el poder judicial necesita prepararse para la transición a una Colombia en paz.

No le gusta la reforma de Equilibrio de Poderes porque, dice, no se sabe qué es lo que está desequilibrado y estima que si los presidentes de las cortes y el fiscal general, en la Comisión Interinstitucional, pidieron una Constituyente es porque no han sido escuchados como voceros autorizados que son.

- Tras 36 años en el Consejo de Estado, ¿le preocupa la situación de la justicia?

Sí, me preocupa porque hay muchos factores que demandan que la sociedad tenga un juez transparente. Estamos buscando un sueño de paz y eso envuelve mucho, porque es sellar una tragedia que ha vivido Colombia por 60 años y necesitamos que los poderes públicos funcionen de manera autónoma e independiente y, ante todo, que tengan credibilidad en la sociedad.

- Que parece no existir hoy, cuando la ciudadanía escucha de posibles casos de corrupción en la Corte Constitucional, por ejemplo…

Lo delicado es que se generalice, pues envía un mensaje triste y equivocado. Eso que menciona de la Corte Constitucional, aún no hay sentencia o providencia que llame a responder a las personas cuestionadas y todavía creo en esa regla general de la presunción de inocencia. Por eso es tan delicado que se generalice que el poder judicial no es transparente, porque si hay alguien que entrega su vida de manera silenciosa y abnegada, es cada empleado del poder judicial.

- Pero, en ese caso, fueron las propias cortes, por la Comisión Interinstitucional, las que pidieron la renuncia del magistrado Jorge Pretelt…

Hay que dar un mensaje bien clarito. Si la Comisión reaccionó de esa manera es precisamente por su seriedad, por su responsabilidad en tener un poder judicial transparente. Estaba en su legítimo derecho de pedir que se hiciera a un lado para esclarecer eso y contarle a nuestra sociedad cuál es la verdad. Pero es posible también que las personas a las que están cuestionando también estén absolutamente convencidas de que son inocentes y por eso están ahí. Por eso no puedo tomar partido en esa tragedia, si se puede decir así.

- ¿Qué le parece la reforma de equilibrio de poderes?

No entiendo ese título mayúsculo que le han puesto: ‘Equilibrio de podres’. Es como contar que hay un poder que está desnivelado, que no puede ejercer su función de manera autónoma e independiente. Pienso que no fue un nombre afortunado a ese intento de reforma, porque habría que detectar qué es lo que está desequilibrado. Digo esto porque el Constituyente del año 91 logró avances trascendentales, al traer instituciones novedosas, como la Corte Constitucional y el Consejo Superior de la Judicatura, que en su Sala Administrativa ha tenido la tarea de poner a funcionar a cabalidad la carrera judicial y administrar los recursos.

- ¿Está de acuerdo con la reforma al gobierno de la Rama?

En estos 20 años se han hecho interrogantes en la eficiencia de la ejecución del presupuesto y ahí es importante que se hiciera una relectura, una revisión de cómo está la situación, si se destinan los recursos necesarios para tener una rama judicial funcionando a cabalidad y si la entidad que los gira lo hace a tiempo. Esto para no trasladar esa eficiencia o ineficiencia a una sola autoridad. Por eso es importantísimo examinar qué es lo que ha garantizado la autonomía y la independencia.

- ¿Qué hacer con la Comisión de Acusación (de la Cámara de Representantes)?

Dicen que como no funciona la Comisión, borrémosla y creemos el Tribunal de Aforados y allá en la Comisión no dicen nada y no se sabe por qué no funciona. Es posible que esté débil, que no tenga herramientas y se podría pensar en dárselas. Está conformada por representantes a la Cámara y legalmente no se exige que sean abogados y, como la tarea es jurídica, que tengan auxiliares con perfiles altos, por ejemplo, con conocimientos en derecho penal y en responsabilidad fiscal y disciplinaria. Eso no lo he escuchado.

- ¿Pero le gusta el Tribunal?

No quiero decir que el Tribunal de Aforados no sea el camino, porque la experiencia está enseñando que en vez de dejar esa Comisión, es más conveniente pensar en la figura del Tribunal. Se necesita que funcione, que sea autónomo e independiente, que no dependa de algún poder público en ningún sentido, que haga una función imparcial y que tenga una estructura que no le han dado a la Comisión y pueda cumplir su tarea y de seguridad jurídica a todos.

- ¿El Tribunal como viene en la reforma sí da esa seguridad jurídica?

Ahí no podría decirle sí o no, porque cada vez que escucho que pasó al otro debate le van haciendo un cambio. Hace unos días escuchaba que el primer Tribunal lo va a nombrar una rama del poder público y es posible que entonces ya dependa de esa rama. Tiene que haber un mecanismo, porque no puede existir nadie que sea intocable.

- ¿El Congreso ha escuchado al Consejo de Estado?

Cuando estuve y caminé por ese duro sendero fui escuchado, sobre todo cuando estábamos luchando por tener un nuevo código contencioso administrativo. Luego se tramitó una reforma a la justicia, la fallida, que tuvo muchos tropiezos, que fracasó en la comisión de conciliadores. Ahí, más o menos, el Consejo de Estado fue escuchado. En esta última, he oído –porque no estuve presente—, que no fueron tratados (los magistrados) como la Constitución señala, pues el Consejo de Estado es la única Corte que tiene facultad de presentar proyectos de reforma a la Constitución y por eso debería tener un asiento digno para ser escuchado. No estoy diciendo que hayan sido displicentes, sino que hay que abrir un espacio para escucharlo como un vocero autorizado.

MEJOR UNA LEY ESTATUTARIA

- ¿Qué piensa de la propuesta de la Constituyente?

La Comisión Interinstitucional es la vocera autorizada para decir cuáles son las necesidades de la Rama. Si ellos pidieron una Constituyente para eso, de ahí deduzco que no han sido escuchados adecuadamente en este proceso de reforma. Seguramente han deliberado mucho sobre el mejor camino a seguir, no para ellos sino para el poder judicial. Qué le cuenten qué es lo que se necesita reformar, que el remedio no agrave la enfermedad y que la enfermedad se detecte primero, porque no he escuchado el diagnóstico clarísimo.

- ¿Le gusta la Constituyente o no?

No me estoy matriculando con ninguna de las dos, sino con el sueño de que construyamos, en estos vientos de reforma, un poder judicial autónomo e independiente en el cual la gente crea.

- Le entiendo que considera mejor hacer un alto en el camino para hacer ese diagnóstico y luego, sí reformar…

Que nos detengamos a ver por qué está funcionando mal y cómo lo corregimos, porque es posible que con una ley estatutaria se pueda corregir.

- Se podría indicar que ya se hizo ese diagnóstico: cambiar la Sala Administrativa de la Judicatura o acabar toda la Judicatura y acabar la Comisión de Acusación. ¿Si se para ahora el proceso, no se estaría aplazando la reforma unos años?

Estamos viviendo un momento histórico muy sensible, porque hay vientos de paz, sueños por alcanzar la paz. Sabemos que los delegados del alto gobierno están en largas conversaciones para acordar la paz y por eso se debe jugar con extrema prudencia y preparar las instituciones para que esa paz se realice. Luego de que se firme habrá una transición y debemos preparar al poder judicial para que asuma esos nuevos roles y realmente haya paz, porque si no hay justicia no hay paz.

- ¿Esas herramientas para el postconflicto sí las contiene la reforma de Equilibrio de Poderes?

Ahí es donde debemos preguntarles a los actores de la reforma para ver si eso se cumplirá, si habrá una plataforma para la justicia transicional. La tarea es que quepan todos los actores, que haya respeto a la dignidad humana, ahí hay un paso muy delicado.

- ¿Y eso hay que hacerlo ya?

Sí, ya. Reformar la justicia para fortalecerla y no debilitarla. ¿Cómo? Garantizándole los recursos para que funcione, que se establezca el número de cargos necesarios para administrar justicia también, porque venimos trasegando ya durante años con un sector cubierto con funcionarios de descongestión. Ellos están en situación precaria, no tienen promesa de estabilidad en el empleo y la inseguridad es delicada para la humanidad. Si se convierten en plazas fijas, se fortalece el aparato judicial.

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Publicado por COLPRENSA

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