Johan Alexis Ramírez Castro, más conocido como el niño ángel, es uno de esos personajes que siempre será recordado en una de las peores tragedias de la aviación mundial ocurrida esa fatídica madrugada del 28 de noviembre de 2016, cuando un avión con todo un equipo de fútbol cayó a escasos 500 metros de su casa.
Ese día un avión de la aerolínea LaMia que transportaba la expedición del Chapecoense a Medellín, donde debía jugar la final de la Copa Sudamericana de fútbol ante el Atlético Nacional, se estrelló a pocos kilómetros del aeropuerto José María Córdova tras quedarse sin combustible y dejando como saldo un total de 71 víctimas mortales.
EL COLOMBIANO volvió a hablar con él, por estos días en Estados Unidos donde se encuentra de manera temporal aprendiendo inglés y trabajando, en el cuarto aniversario de este hecho que enlutó al mundo entero.
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Cuéntanos, para los que no saben o no recuerdan, de dónde sale toda esta historia del niño ángel ¿por qué le comenzaron a llamar así?
“Fui reconocido como el “niño ángel” porque en el momento del accidente ayudé a rescatar tres sobrevivientes y mi papá dos. En ese momento mi papá y yo sacamos a los sobrevivientes por una vía alterna donde no nos estaban esperando las ambulancias, entonces me tocó ir hasta donde estaban ubicadas para indicarles el camino. Uno de los conductores de esas ambulancias fue el que se encargó de decir que había un niño que les había indicado el caminó para llegar a los sobrevivientes. Y como yo no volví a aparecer hasta luego de 4 o 5 días después del accidente, de ahí nació eso del niño ángel. Recuerdo que Mateo Isaza, periodista de El Colombiano fue el que sacó mi primera entrevista y dieron la bomba (risas)”.
¿Qué no has podido olvidar de ese día y qué quisieras que se borrara de tus recuerdos?
“Lo que más me marcó del accidente y que nunca he podido olvidar fue el momento después de sacar al primer sobreviviente que me devolví para el cerro y encontramos a otro sobreviviente y al verlo un médico nos dijo que tenía muy pocos signos de vida que lo lleváramos rápido (al lugar donde se encontraban las ambulancias) lo sujetamos a la camilla y cuando íbamos con él a 10 o 15 metros lastimosamente se nos murió. Eso me marcó mucho, aprendí a valorar hasta unos segundos de vida. Ese recuerdo también me gustaría borrarlo de mi mente”.
¿Cómo cambió su vida después de esa tragedia, su forma de ver el mundo, las personas, la vida y la muerte?
“Mi forma de pensar y actuar cambió demasiado. Para mí lo más importante después de eso es valorar la familia, los amigos, ser atento con ellos. Disfrutar cada pequeño momento porque no sabemos cuando puede llegar la muerte a nuestras vidas y hay que saber valorar, disfrutar y tratar de conservar a esas grandes personas que no sabemos si puedan llegar a faltar en algún momento”.
¿Se podría decir también que esa experiencia marcó un nuevo camino en su vida?
“Sí marcó un nuevo camino porque antes del accidente yo pensaba terminar el bachillerato y trabajar con mi papá en la agricultura pero luego de eso se me comenzaron a dar otras oportunidades como la beca para estudiar. Y ahora me encuentro estudiando ingeniería industrial en la Universidad Católica de Oriente y estoy en Estados Unidos, gracias al apoyo de una persona conocida, trabajando y aprendiendo inglés para luego después del curso volver a mi país. Y claro ojalá luego pueda volver y profesionalizarme aquí”.
Cuando subes a un avión, como ahora para ir a Estados Unidos en qué piensas. ¿Te da algún temor?
“No tengo ningún temor porque soy consciente que lastimosamente el accidente fue culpa de un señor que por hacer unos pesos puso por encima eso que las vidas de las personas y el sufrimiento de las familias”.
¿En qué sueñas luego de terminar tu carrera?
“Mi sueño es apoyar a mi familia y crear una fundación para construir y apoyar a los jóvenes necesitados, ojalá se me dé esa oportunidad y que alguien se me una a eso que quiero”.
¿Has seguido con alguna comunicación con los sobrevivientes?
“No he tenido comunicación con ellos. He intentado contactarlos pero no se me ha dado la oportunidad, si algún día los vuelvo a ver sería la persona más dichosa de darles un saludo y abrazarlos”.
