Tirar dados para aprender sobre las inecuaciones, esas desigualdades algebraicas que han asustado a más de un estudiante en secundaria, es una de las propuestas innovadoras que Sandra Tatiana Rincón plantea para hacer de los números y las variables un área más divertida de aprender.
Sandra Tatiana Rincón, profesora del área de matemáticas para los grados diez y once en la institución educativa José María Córdova de Rionegro, no comparte la idea de que la enseñanza de esta materia tenga que ser un proceso árido y unas clases aburridas, casi de tortura para sus alumnos.
Reflexiones y redes sociales
De hecho, sus clases nunca empiezan sin que antes los muchachos tengan un espacio de reflexión y motivación para “encontrarse con ellos mismos. A recordar que Dios es importante en su vida. A ver que se pueden esforzar, que si los demás pueden sacrificar cosas para salir adelante, ellos también”, cuenta.
Además, los espacios de instrucción dejaron de ser unos salones fríos, para ser lugares en los que también la decoración, la disposición de los elementos y hasta los colores para destacar fórmulas, ecuaciones, símbolos, tienen significado e invitan a estudiar.
La lúdica y la tecnología son invitadas permanentes en cada una de las sesiones que desarrolla con sus alumnos.
Incluso ella y su esposo, Sayther Alexánder Torrado, que también enseña matemáticas en la institución en el grado noveno, han convertido la herramienta de Whatsapp en una aliada del aprendizaje.
A través de esta aplicación de mensajería, los muchachos pueden comunicarse con ellos si tienen alguna duda, por ejemplo en el momento de realizar ejercicios propuestos para la casa, incluso compartir sus posibles soluciones.
De igual manera, en Facebook tienen su grupo para compartir estas ideas e incluso fomentar la amistad entre ellos. Y hasta su propio blog www.matematicasvirtual.wix.com/iejmc, vinculado a canales de Youtube como Julio el profe o Math to me.
Además, aprovechan la existencia de aplicaciones orientadas a facilitar el aprendizaje de las matemáticas, y motivan a sus alumnos a apoyarse en ellas para complementar los procesos académicos. Sandra tiene claro, eso sí, que la tecnología es complemento y nunca el reemplazo del papel del docente y el esfuerzo de los alumnos.
“Ahora vemos a los muchachos más motivados. El trabajo colaborativo se ha fortalecido de forma impresionante. Ya ellos disfrutan trabajar entre sí, apoyarse. Y académicamente también se ha visto fortalecida la institución. Ya el miedo que les tenían a las matemáticas creo que lo hemos vencido en un 90 % en los muchachos”.