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Viernes 20 de enero de 2023 - 12:00 PM

Grave incendio en Medellín dejó sin casa a 61 personas

Las llamas consumieron 20 casas, muchas de ellas de madera. No hubo heridos ni muertos, pero las familias se quedaron sin nada.

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Solo latas de zinc retorcidas, renegridas y humeantes quedaron sobre el suelo. Era la 1:00 de la tarde cuando los vecinos de Vallejuelos, aterrados, notaron que una casa se incendiaba y que las llamas, arrastradas por el viento, comenzaban a tragarse una segunda. Entonces se inició una carrera contra el reloj para sacar baldes, llamar al 123 y romper los tubos del alcantarillado. Pero fue muy tarde para 20 casas.

Los bomberos no tardaron en llegar al sector. Laura Duarte, directora del Dagrd, informó que 30 bomberos se encargaron de controlar las llamas. Como muchas de las viviendas eran de madera, el fuego se esparció rápidamente sobre las 20 casas afectadas. Por fortuna, no hubo ningún muerto ni lesionado, pues la propia comunidad y las autoridades reaccionaron rápido.

David Tuberquía estaba del otro lado de la quebrada La Iguaná, con “unos parceros”, cuando vio que una casa de madera se incendiaba. “Vimos que las llamas cogieron a la segunda casa y entonces arrancamos. Cogimos las motos y nos vinimos a ayudar, porque esta gente es igual de pobre a nosotros”, contó David.

Tratando de ganar tiempo antes de que llegaran los bomberos, la gente rompió los tubos del alcantarillado y comenzó a llenar baldes. El sector es muy pendiente, con unas escaleras tremendamente pronunciadas. Un paso mal dado puede costar una rodada. Pese a la dificultad, David y muchos otros corrieron escaleras abajo para combatir las llamas.

Entre todos, como pudieron, sacaron muebles y catres de las casas. Por esas escaleras empinadas, con toda la dificultad, subieron colchones y camas para resguardarlos del fuego. La emergencia tomó a todos por sorpresa. Casi todos se dieron cuenta de lo que pasaba por los gritos de los niños.

Sor Ester Rodríguez, una mujer que vive desde hace cuatro años en el barrio, estaba en su casa, distraída, cuando le gritaron que saliera. Sin entender qué pasaba, atendió a los gritos y vio las llamas. Giró y vio una imagen que ahora describe de manera precisa: “Las llamas llegaban hasta el cielo. Algunas pipetas de gas estallaron y eso hizo que las llamas se crecieran más”.

Las personas que perdieron sus casas fueron reunidas en la tarde en la sede de acción comunal. Allí, sentados en sillas plásticas, respondían a las preguntas de los funcionarios de la Alcaldía, que estaban construyendo el censo para brindarles ayuda.

Esperando su turno estaba Norbairo Giraldo, quien perdió su casa. Estaba trabajando cuando las llamas se desataron. Lo llamaron y arrancó de inmediato, pero solo encontró ruina. “Ya no había nada por hacer. Se quemaron la nevera y la lavadora. Afortunadamente, la gatica que tenemos sintió las llamas y salió”, dijo Norbairo.

Después del incendio, como es lógico, las conversaciones giraban en torno a lo que había sucedido. Pero había un énfasis: lo inevitable de una tragedia. “Con esos cables pelados, puestos de cualquier manera, de milagro no había pasado nada antes”, decía una mujer viendo las cenizas. Y es que en ese sector, la mayoría de las construcciones son irregulares. Norbairo explicó que él compró un lote con un rancho y con el tiempo lo fue mejorando. “La gente se va pegando de la electricidad de los demás. Por ejemplo, un vecino tiene y uno se pega del de él y así sucesivamente”, detalló.

Al final de la tarde, la Alcaldía detalló que habían alcanzado a censar a 16 familias afectadas por el incendio, unas 61 personas, entre ellas menores de edad. Algunas familias se iban a auto albergar en casas de familiares. Si no tenían esta posibilidad, podían acceder a un auxilio habitacional que ofrece la Secretaría de Inclusión Social.

Hace poco menos de un mes, la Alcaldía le informó a este diario que en el sector de Vallejuelos se han detectado 644 construcciones irregulares. Muchos de los que llegan son desplazados por la violencia, provenientes del Pacífico, la costa o los pueblos de Antioquia. Levantan sus casas como pueden, con lo que tienen, corriéndole a las necesidades. Y así mismo quedan expuestos a las calamidades.

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Publicado por El Colombiano

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