El presidente Juan Manuel Santos y sus más cercanos colaboradores trabajaron durante esta noche de Noruega en darle las últimas revisiones al discurso que el mandatario pronunciará mañana, a las 7:00 de la mañana de Colombia, luego de que reciba el galardón que lo proclamará Premio Nobel de Paz 2016.
Sin perjuicio de los agregados y detalles que entren en sus palabras durante esta última noche y la mañana del sábado, ha trascendido que su intervención se trazará en dos objetivos: explicar el proceso de paz colombiano y ponerlo de ejemplo para buscar soluciones a otros conflictos en el mundo.
El eje alrededor del cual enlazará esas dos partes serán los derechos humanos, pues en algún momento Santos hablará sobre los perjuicios que genera cualquier guerra, por más justa o necesaria que ella se considere.
Como ya lo hizo ante el pleno de las Naciones Unidas, una parte del discurso de mañana sería aprovechada para dar un parte de victoria por la finalización del conflicto armado interno de Colombia. De ser así, causa expectativa saber en qué forma concreta lo haría, dado que su intervención en Nueva York recibió fuertes críticas por haber entregado ese reporte al mundo, dejando de lado que aún existe una situación de conflicto con el Eln y una alteración constante del orden público por bandas criminales organizadas.
Es seguro que, más allá de ese matiz, el presidente invertirá una buena parte de su discurso en destacar la mejora en los derechos humanos que significa el acuerdo de paz firmado con las Farc. Por supuesto, en ese sentido ocuparán un espacio de privilegio las víctimas, algunas de las cuales lo acompañarán en la ceremonia y de las que volverá a decir que siempre estuvieron en el centro de la negociación.
Algunos de sus asesores le han sugerido que aproveche el momento, también, para explicarle al mundo el modelo de justicia transicional incluido en el acuerdo de paz, lo que podría llevarlo a pedir algo de comprensión por parte de la comunidad internacional, especialmente debido a que la renegociación hecha durante las últimas semanas determinó que ya no habrá ningún juez o magistrado extranjero actuando en ese campo, como sí lo contemplaba el primer texto, firmando ante dignatarios internacionales en Cartagena, el pasado 26 de septiembre.
Sobre el segundo nivel de su discurso, el ejemplo internacional que puede tomarse del caso colombiano, es apenas obvio suponer que Santos hará referencias al largo tiempo (más de medio siglo) del conflicto nacional, a que este es el último que hay en toda América y al apoyo decidido que se recibió para el proceso de paz por parte de la comunidad internacional, tanto de los países fronterizos con Colombia, como de otros facilitadores, entre los cuales está la propia Noruega, sede de entrega del Nobel, país en donde se instaló la mesa con las Farc y que se mantuvo como garante durante todo el proceso.
Y, sin que se haya confirmado aún qué incluirá y qué no en su discurso, en Oslo se ha mencionado con fuerza que el presidente ha discutido con sus asesores la pertinencia de aprovechar el momento histórico para hablar de temas de interés mundial, algunos de los cuáles él ya ha planteado en otros escenarios, como la guerra contra las drogas, de la que es un convencido de que necesita cambios de fondo.
Otros asuntos similares que se han contemplado como posibles líneas discursivas, son las migraciones, la tolerancia con los diferentes y el respeto y recuperación del medio ambiente.
Por supuesto, se descuenta que Santos agradecerá el trabajo de los negociadores del Gobierno y las Farc, el apoyo de su familia y el trabajo histórico de las Fuerzas Armadas colombianas.
Y se sabe también que el presidente incluirá varias citas de personalidades, cercanas o ajenas a él. Sin que tampoco haya precisión de cuáles, no será sorpresa para nadie que acuda a alguna referencia de Gabriel García Márquez, colombiano universal, irrestricto impulsor de iniciativas de paz y, más que nada, el único nacional que lo ha antecedido en recibir el más importante de los premios que se entregan en el mundo.
