No es un chiste, es verdad. El Patrullero de la Policía Metropolitana de Bogotá Yovel Anderson Muñoz, a quien sus compañeros de Institución le dicen cariñosamente Chistes, se salvó de perder la vida gracias a la Divina Providencia, y al chaleco antibalas que llevaba.
Este uniformado, de 27 años de edad, casado y con dos hijos, estaba prestando el servicio en el cuadrante 12 de Tunjuelito, que comprende un amplio sector nada fácil en materia de inseguridad: la zona industrial, el CAI de Venecia, y barrios como Isla del Sol y la zona aledaña al frigorífico sobre la autopista Sur, entre otros.
El patrullero Muñoz y uno de sus compañeros estaban haciendo su tradicional recorrido por la zona, cuando les informaron de una pareja que portaba armas de fuego.
“Estábamos en la Isla del Sol, calle 64 sur con carrera 64. Más adelante interceptamos a la pareja; mi compañero revisó el bolso de la mujer, y yo al joven. Él se puso muy nervioso, dio varios pasos hacia atrás, desenfundó un revólver para dispararme. Al verlo, me abalanzo sobre él, me alcanza a disparar en tres oportunidades, pero me salvó el chaleco antibalas. Un cuarto disparo me rozó el estómago, entonces acciono mi arma, me cubro con la moto. El agresor sale a correr, se voltea y me dispara nuevamente, le vuelvo a disparar, cae herido”, cuenta Muñoz, quien sintió el quemonazo del cuarto impacto.
Recibió 17 días de incapacidad, pues el disparo le alcanzó a generar enrojecimiento de la piel, en la parte de la cadera. Su compañero salió ileso, pues se refugió a pedir refuerzos. Mientras, la familia de la pareja salió a agredirlos con palos y piedras, pero los refuerzos llegaron rápidamente y controlaron la situación. Era la media noche de este lunes.
El presunto delincuente herido está siendo atendido y judicializado en el Hospital de El Tunal.
“ENTUSIAMO…”
Gracias a la Divina Providencia, y para fortuna de su familia y de la Institución, el Patrullero Muñoz salió bien librado de este impasse, el más fuerte que ha vivido en los cuatro años que lleva en la Policía, siempre en el mismo cuadrante.
En la Metropolitana de Bogotá, a Muñoz lo conocen como ‘Chistes’, por sus cualidades histriónicas a la hora de imitar voces de personajes públicos, en especial cantantes y personajes de la farándula.
Sus personajes los caracteriza “de civil y con pelucas”, cuenta el uniformado para explicar que lo hace en eventos lúdicos en los que la Policía busca acercamientos con la comunidad, pero siempre sin el uniforme y con autorización del general Humberto Guatibonza. Ah, y eso sí, “sin cobrar ni un peso”, insiste.
Por su providencial garganta han pasado las voces, imitaciones casi perfectas, de Johnny Rivera, Alejandra Guzmán, Ana Gabriel, Luis Alberto Posada y Jorge Barón, el hombre del “entusiasmo” y la “patadita de la buena suerte”. Lo imita tan bien, que muchos saludan al patrullero como ‘Don Jorge Barón’.
“Es un don que Dios me dio. Cuando me gusta una canción me dedico a escuharla, a imitarla, hasta hacerlo igual que el artista. En esto llevo 11 años”, relata. Y dice que las voces que más le pide la comunidad en esos eventos culturales son las de Ana Gabriel, Jhonny Rivera “y el gran Diomedes Díaz”.
Pero el cumplimiento de la acción policial en la Isla del Sol no solo le valió a ‘El Imitador’ -como también le dicen a Muñoz- salvar su vida y cumplir con su deber: también una felicitación de sus superiores y compañeros y una medalla al valor.
“Mi señora está muy agradecida con Nuestro Señor, desde que la llamaron a decirle lo que me pasó no ha hecho sino llorar y llorar, pero gracias a Dios estoy bien”, concluye este bogotano de voz y suerte privilegiadas.
