Pakistán ha experimentado una escalada de violencia insurgente, que afecta especialmente a Karachi, que es apreciada por su riqueza en recursos naturales.
Pese al reclamo de comunidad internacional y contradiciendo sus propias promesas, los talibanes impidieron el pasado miércoles el regreso de las adolescentes a las escuelas.
Desde que los talibanes tomaron el poder en agosto pasado, han endurecido sus leyes para mantener su rigurosa visión de los preceptos religiosos del Islam.