A los 80 años don José Pablo Tunaroza estaba ‘entero’, gozaba de buena salud y no se quejaba de nada. Incluso, dicen en la vereda Acapulco de Girón, que todavía se echaba sus cervezas . Estaba tan bien que se negaba a dejar el oficio que conoció 60 años atrás en su natal Chiscas, Boyacá: la polvorería.