La actividad minera, en especial la ilegal que usa mercurio y cianuro, así como las aguas residuales de los hogares de Soto Norte y las actividades agropecuarias son algunas de las fuentes de contaminación del río Suratá, en Santander.
Las primeras afectaciones ya se ven en los cultivos de papa, cebolla junca, fresa, hortalizas y pastizales, lo que ha representado pérdidas económicas para los agricultores.
Desde el municipio de California, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, inició la jornada de diálogos con los habitantes de Soto Norte para atender al llamado de las comunidades.