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Fútbol local
Viernes 17 de septiembre de 2021 - 12:00 PM

Bruno Téliz, el poeta que quiere enamorar a los hinchas del Atlético Bucaramanga

El 33 ha marcado la vida de Bruno Téliz. Está presente en su camiseta, y en su corazón. Es el nombre de su barrio en Uruguay, y lo ha acompañado en su carrera futbolística. Además de la pecosa, las letras han forjado su camino y su carácter. Estudió literatura, fue docente y cuidó a niños huérfanos en su país natal. Tuvo que dejar el fútbol dos años por una lesión complicada, y llegó a Colombia para vivir un sueño.

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Les presentamos los secretos y lo que no saben de este volante que ha cautivado a los hinchas del Atlético Bucaramanga y que representa con temple las letras de nuestro himno ‘siempre adelante, ni un paso atrás’.

¿Cómo se da la llegada de Bruno Téliz a Bucaramanga?

“Estaba jugando en Ecuador el año pasado y el profe Sanguinetti, que es uruguayo igual que yo, tenía una trayectoria dirigiendo en Ecuador, entonces me vio en el fútbol ecuatoriano y fue él quien me dio la oportunidad de venir acá. No lo pensé dos veces, creo que el fútbol colombiano tiene mucho potencial, tiene un mejor nivel que el ecuatoriano. Me gusta conocer nuevos países, entonces ni lo pensé y me uní al equipo”.

¿Por qué eligió el fútbol?

“En Uruguay, por la idiosincrasia del uruguayo, por la cultura, creo que todo niño debería jugar al fútbol, y bueno yo no fui la excepción. Siempre me gustó el fútbol, siempre quise jugar al fútbol a pesar de haber tenido altibajos en mi carrera. Yo dejé de jugar al fútbol desde los 22 años hasta los 24 a nivel profesional. Tuve que ponerme a trabajar, pero siempre seguía con ese sueño en mi corazón. Cuando me dieron la oportunidad de volver al profesionalismo la agarré. Gracias al fútbol estoy conociendo lugares nuevos. Vivir de lo que uno ama creo que no tiene precio”.

¿Cómo fueron esos inicios en el fútbol? ¿Desde qué edad?

“El fútbol, desde que tengo conciencia, lo he jugado en la calle con mis compañeros del barrio. Soy de la ciudad llamada 33, donde somos 30 mil habitantes, somos pocos en la ciudad. Pasan pocos carros, entonces bueno, uno aprovecha a jugar al fútbol en la calle y ahí arranqué. Después en ‘Baby Fútbol’ así se llama allá el fútbol infantil, arranqué a los cinco años. A esa edad me llevó mi padre a un club y ahí hice todo hasta los 15 años en el mismo club. Mi padre fue el que me acercó y mi familia siempre estuvo ahí atenta”.

¿Cómo está conformada la familia de Bruno?

“Tengo cuatro hermanos, mi mamá y mi papá. Tres hermanas mayores y Enzo, mi hermano menor que estuvo por Bucaramanga unos tres meses visitando. A la vez mis hermanas tienen hijos, es decir, sobrinos míos. La más grande tiene a Julia, mi sobrinita y la otra Jorgelina, la que le sigue tiene a mi sobrino Mateo y a Guillermina”.

¿Qué opinión tenía su familia de que quisiera dedicarse al fútbol?

“Me apoyaban porque sabían que era lo que me gustaba, lo que me apasionaba. Siempre tuve el apoyo de toda mi familia”.

Si yo le pidiera que cerrara los ojos y tratará de recordar ese primer partido ya como profesional, ¿Qué se le viene a la mente? ¿Qué sintió?

“Mucho nerviosismo. Lo estoy sintiendo ahora mismo de nuevo. Sentí mucho nerviosismo de ver plasmado el sueño que tanto tiempo tuve. Uno siendo jugador de fútbol, la vida se acomoda a la profesión. Hay una edad en la adolescencia que uno quiere salir y termina perdiéndose todo eso, entonces que todo ese sacrificio tenga un premio, fue algo muy hermoso de vivirlo. Aparte me costó llegar, yo debuté a los 20 años en un cuadro de Uruguay. El haber llegado y el haber cumplido un sueño fue para mi una mezcla de sentimientos muy grandes”.

Si hiciéramos ese mismo ejercicio pero con un momento en el que haya llegado a pensar ‘ya no quiero jugar más al fútbol’, ¿Cuál sería?

“Quizás en el momento que me quebré y me operaron. Ahí fue muy difícil porque yo estaba jugando en un cuadro de la A de Uruguay, en el Wanders y bueno, cuando me quebré y me operaron el quinto metatarsiano, se me fue la oportunidad.

Cuando me recuperé ya se me había terminado el contrato y no me lo renovaron, así que esa etapa fue muy difícil. Después, otro momento difícil fue cuando dejé el fútbol a los 22 años. Pensé que no iba a volver a jugar más. En Uruguay es muy competitivo en edad de jóvenes, entonces cuando uno pierde un poco de pisada ya es muy difícil volver, así que hoy estoy viviendo un sueño”.

¿Cómo fueron esos días? De los 22 a 24 años, ¿a qué se dedicó?

“Yo trabajaba en el INAU que es cuando les sacan la patria potestad los padres y el Estado se hace cargo de ellos. Es como el Bienestar Familiar acá. Trabajaba con esos niños, en un hogar de tiempo completo, o sea, los niños entre 8 y 15 años vivían ahí. Yo era educador. Mi trabajo era ser el tutor de ellos. Los levantaba y les hacía el desayuno. Los mandaba a la escuela, les hacía las tareas y me iba a jugar al fútbol con ellos.

Entonces hubo una cercanía especial ahí y fue un tiempo de mucho aprendizaje porque la experiencia de vida de esos niños de 10, 11, 12 años, era terrible y me di cuenta que mis problemas eran totalmente superficiales comparados con los problemas que tenían esos niños. Entendí que soy un privilegiado de nacer donde nací y en la familia que crecí”.

¿Cómo fue ese momento de separarse de su familia por primera vez para irse a jugar a un equipo del exterior?

“Yo me separé un poco grande. El año pasado, a los 28 años. Fue difícil, yo soy muy apegado a mi familia, pero realmente estoy viviendo un sueño. Soy joven, estoy conociendo nuevos países, nuevas culturas. A pesar de que el año pasado me agarró la pandemia en Ecuador, fue una experiencia igualmente única, el salir de mi país y conocer nuevos países con el fútbol es una experiencia preciosa“.

¿Qué sería si no fuera futbolista?

“Yo estoy estudiando profesorado en literatura en Uruguay. Ahora estoy en un ‘stand by’, pero si me gusta leer, me gusta la literatura y creo que cuando termine la carrera de futbolista la idea es recibirme de profesor de literatura”.

Un autor que le guste

“Oliverio Girondo es un argentino de principios de siglo XX que es vanguardista en lo que hace. Escribe poemas y cuentos cortos que a mí me marcaron y me rompieron la cabeza. Aunque también hay uruguayos muy conocidos como Mario Delgado y Gustavo Espinoza que también me gustan muchísimo”.

¿Un gol que haya marcado a Bruno Téliz?

“El que marqué con mi equipo Cerro Largo, que fue el que nos dió el ascenso a la primera división. Salimos campeones con ese gol, y yo era capitán del equipo. Fue todo soñado”.

¿Ha tenido la oportunidad de probar las comidas típicas de Bucaramanga?

“Sí, probé las hormigas culonas, el mute. Acá es muy famosa la hamburguesa que también la probé, aunque no está en la dieta del deportista hice una excepción y es muy rico todo. Debo admitir que a la salsa de piña no le puedo entrar, lamento por los santandereanos que me lean, pero no le puedo entrar a la salsa de piña”.

¿Cúal ha sido la comida que más le ha gustado y cuál la que más disfrutó?

“Fui a Guane y probé el cabro con pepitoria. No me gustó. Me dijeron cómo estaba hecha la pepitoria y me gustó menos todavía. La que más me gustó fueron las hamburguesas, tiene ingredientes que no se encuentran en otros lados”.

¿Qué es lo más lindo de Bucaramanga?

“Yo vengo de un país que no tiene montañas, entonces he disfrutado mucho los paisajes de acá. Desde que llegué al aeropuerto y vi las montañas, me encantó. Acá en mi casa salgo al balcón, veo las montañas, y para mí son paisajes preciosos. El clima es divino y los pueblos de Santander son muy lindos por suerte. Barichara es el pueblo más lindo que he visitado en mi vida”.

¿Qué hizo con su primer sueldo como profesional?

“Creo que nada especial. Me pagué un pasaje para mi pueblo, que queda a 300 kilómetros de Montevideo.Y no sé si me daba para mucho más, era un sueldo bastante bajo”.

¿Le tienen algún apodo en el fútbol?

“No, me dicen Bruno. En Uruguay alguna vez me dijeron caballo por la melena pero no, nada más”.

¿Por qué el cabello largo?

“Yo siempre he tenido el pelo largo, desde chiquito. Me gusta ese look, medio rockero”.

¿Qué hay en la lista de reproducción musicial de Bruno?

“Hay rock. Hay Blues, hay mucha música uruguaya, porque me siento más cerca escuchando músicas típicas de allá como el candombe. Soy bastante variado. Acá he escuchado más salsa, he intentado entrar a la salsa. No me gusta mucho el reggaeton. Vivo con Michel Acosta del otro uruguayo y él me complementa porque si pone reggaetón y demás, entonces ahí vamos escuchando de todo un poco”.

¿Tiene alguna cábala antes de un partido?

“No tengo ninguna, pero si la tuviera me olvidaría porque soy muy olvidadizo, me olvido de todo entonces no, no, no tengo”.

Un jugador referente

“El ‘chino’ Recoba. Quizás que no es muy conocido, pero de chiquito, jugando en en el Inter de Milán y en la selección uruguaya fue que me sorprendió”.

Además del fútbol, ¿qué otro deporte ve Bruno Téliz?

“Miro de todo un poco. Que lo practique, de chico jugué baloncesto. Es más, yo soy de 33 y en Uruguay somos 3 millones, somos muy chiquitos y está todo muy centralizado en la capital del país. En mi ciudad no hay cuadros profesionales, está todo en Montevideo. De todos los deportes no tenemos ningún cuadro profesional de nada, entonces cuando fui la primera vez a Montevideo, me fui a probar en el baloncesto antes que el fútbol. Por suerte no quedé en el baloncesto y pude quedar en el fútbol”.

¿Qué es lo más bonito de 33?

“La gente y los seres queridos que tengo ahí. Quizás no tiene una particularidad, pero diría que la Quebrada de los Cuervos, es un paisaje natural muy lindo. Pero lo más lindo sin duda es la gente”.

¿Qué es lo que más le hace falta?

“Mis amigos, además de mi familia. Se extrañan pero bueno, tanto mi familia como mis amigos saben que estoy contento por acá, entonces ellos están contentos por allá. Me pasan esa alegría y esa empatía. A uno lo reconforta mucho tener ese vínculo de amistad”.

Una palabra santandereana

“¿Que no sea grosería? porque acá usan mucho ese tipo de palabras, o al menos en el

entrenamiento. Arrecho, es una palabra nueva para mí”.

¿Qué sueño le queda a Bruno por cumplir?

“Estoy viviendo un sueño. Creo que en lo que he podido lograr, he logrado todo lo que he podido soñar, salvo representar a mi país. Creo que ya es tarde, tengo 30 años y la selección uruguaya juega muy bien, tiene volantes de un excelente nivel y calidad, pero quizás lo que me faltó fue haber representado a mi país en el fútbol. Igual todavía estoy viviendo un sueño, me siento muy contento con la carrera que estoy haciendo”.

¿Qué mensaje le envía a todos los hinchas, no solo de Bucaramanga, sino del fútbol?

“Que en el fútbol uno intenta hacer siempre lo mejor que puede o al menos yo en particular. Al hincha de Bucaramanga, le digo que se siga ilusionando. Nosotros estamos muy ilusionados con la campaña que estamos haciendo. La idea es clasificar a un torneo internacional y por qué no, soñar con cosas más importantes. Les digo que nos acompañen en ese sueño que es llegar lo más lejos posible”.

Si le preguntara por otro equipo en el que usted quisiera jugar, ¿cuál sería?

“Cuando llegue el momento, volver a vestir la camiseta de mi cuadro amateur de 33. Quiero terminar ahí, ganar un título ya que no tiene ningún título, ese sería mi sueño. Además, volver a Cerro Largo también, que fue el club que me dio la oportunidad después de estar afuera del fútbol profesional y que le debo el estar acá, porque fue en el que logré tener un nivel apto para jugar en el exterior”.

Describa a Bruno Téliz en tres palabras

“Uy. Ya gasté una ‘uy’. Usaría solo dos: ‘buena persona’. Yo me considero una buena persona”.

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Publicado por Tatiana Niño

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