Hoy se llevará a cabo la sexta etapa del Tour de Francia 2019, la primera de alta montaña, en la que los aspirantes al título, entre ellos los colombianos Nairo Quintana, Rigoberto Urán y Egan Bernal buscarán ser protagonistas.
En siete años, La Planche des Belles Filles se ha abierto un hueco en la leyenda del Tour de Francia. El macizo de los Vosgos, que se subirá por cuarta vez, volverá a ser el primer termómetro para conocer las fuerzas de los ciclistas.
A diferencia de las tres ediciones anteriores, en la que la estación de esquí era la única dificultad montañosa de la jornada, en esta ocasión los organizadores le han colocado como aperitivo otros seis puertos, dos de primera, dos de segunda y dos de tercera categoría.
En total, 4.000 metros de desnivel de una jornada de 160,5 kilómetros que apenas tiene un llano, un lugar de reposo, lo que da como resultado un terreno de permanente amenaza.
Por si fuera poco, el Tour ha querido llevar su meta un poco más arriba. El ya duro repecho final ha sido prolongado un kilómetro, una auténtica pared con un tramo final al 20 % de desnivel, pero con porcentajes que alcanzan el 28 %.
Para ello se ha asfaltado un camino que servía para caminatas y una parte de terreno que, en invierno, ocupan las pistas de esquí.
“Ya era una etapa dura, pero ahora lo será aun más”, explica el director del Movistar, Chente García Acosta.
El director del Tour, Christian Prudhomme, que luce en su solapa el mérito de haber descubierto esta joya para el Tour, asegura que de sus pendientes “salen los diez primeros de la general final”, aunque no necesariamente en el orden.
En su asfalto están inscritos grandes nombres. En 2012 se impuso el británico Chris Froome, dos años más tarde sirvió para afianzar la victoria del italiano Vincenzo Nibali, que acabó imponiéndose en París, y hace dos años fue su compatriota Fabio Aru quien ganó.
El director de este último en las filas del Emirates, Joxean Fernández “Matxín”, no cree que vaya a ser tan definitivo el ascenso a La Planche des Belles Filles, aunque sí que dará una primera respuesta del estado general de forma.
“Como siempre habrá un par de favoritos que cederán tiempo, pero este Tour se decidirá en las tres últimas jornadas, que son muy duras”, asegura el estratega español.
Antes de ascender sus 7 kilómetros, los ciclistas habrán tenido que superar una jornada llena de sobresaltos. De entrada subirán el Markstein, de primera categoría, el Grand Ballon, de tercera, con un descenso sinuoso, que incluye un tramo adoquinado, una bajada donde en 2014 se cayó el español Alberto Contador, lo que le obligó a abandonar con una fisura de fémur.
Siguen el Hundsruck, de segunda, el Ballon de Alsacia, el primer col que se subió en la historia del Tour, de primera, el Thillot, de tercera y el Chevreres, de segunda, cuya cima está a 19 kilómetros para la meta.
De ellos, la mitad serán de bajada y el resto al 8,7 % de media hasta llegar a la meta.