Al cierre del 2018, de acuerdo con el departamento de estadísticas de la Federación Nacional de Cultivadores de Aceite de Palma, Fedepalma, el consumo per cápita de aceite de palma fue de 20 kilos.
Puede llegar a 40 kilos, si se toma el consumo de una gran variedad de productos, que tienen como materia prima, el aceite de palma para su elaboración.
Para los analistas, ese promedio es bajo y se podría incrementar; de ahí, que sea uno de los retos que afrontan el sector para los años venideros.
De acuerdo con Jens Mesa Dishington, presidente ejecutivo de Fedepalma, “los consumidores nacionales conocen muy poco el aceite de palma, pues por muchos años ha estado oculto como ingrediente en productos alimenticios, además de ser utilizado por su versatilidad en usos no comestibles, como el biodiésel de palma”.
El directivo dijo que se desplegará una estrategia de promoción del consumo, soportado en que el producto tiene denominación de alto oleico en el Codex Alimentarius, características que lo hacen diferente de los demás competidores en el mercado.
“En este sentido, estamos avanzando en la apuesta del sector con el Programa de Aceite de Palma Sostenible de Colombia, iniciativa que busca articular actores para potenciar los recursos y dinamizar tanto la aplicación de las mejores prácticas de sostenibilidad como la demanda por el aceite de palma sostenible”, agregó el directivo.
Mesa Dishington que para permanecer en el mercado se deberá trabajar en el mediano plazo con unos “estándares mínimos de sostenibilidad, integralidad social, ambiental y económica, o de lo contrario, verá comprometida su competitividad y su permanencia en el negocio”.
El sector cerró el 2018 con una producción de 1,8 millones de toneladas de aceites de palma y de palmiste.
