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Lunes 20 de agosto de 2018 - 12:00 PM

Futuro de palmeros está ligado a la exportación

El 50% de la producción nacional de aceite de palma va dirigida al mercado internacional, siendo la Unión Europea el principal cliente de ese producto y el más exigente.

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La palmicultura en Colombia es diferenciada, según Fedepalma. Se ha trabajado en zonas intervenidas por otros cultivos y no ha sido deforestadora. Todo proyecto que se emprenda debe ser amigable con el medio ambiente, un reto diario del sector y una exigencia del mercado externo. (Foto: Marco A. Rodríguez Peña / VANGUARDIA LIBERAL)
La palmicultura en Colombia es diferenciada, según Fedepalma. Se ha trabajado en zonas intervenidas por otros cultivos y no ha sido deforestadora. Todo proyecto que se emprenda debe ser amigable con el medio ambiente, un reto diario del sector y una exigencia del mercado externo. (Foto: Marco A. Rodríguez Peña / VANGUARDIA LIBERAL)

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La palmicultura en Colombia es diferenciada, según Fedepalma. Se ha trabajado en zonas intervenidas por otros cultivos y no ha sido deforestadora. Todo proyecto que se emprenda debe ser amigable con el medio ambiente, un reto diario del sector y una exigencia del mercado externo. (Foto: Marco A. Rodríguez Peña / VANGUARDIA LIBERAL)

En el 2017, la producción nacional de aceite de palma logro unas cifras récord: superaron las 1,7 millones de toneladas, se tuvo un crecimiento de 42% frente al cierre de 2017 y el valor de la producción bordeó los $3,3 billones.

De acuerdo con las cifras de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, el sector en el año anterior alcanzó una participación del 11 % en el PIB agrícola nacional y 7 % en el referente agropecuario.

Según Jens Mesa Dishington, presidente ejecutivo de Fedepalma, la dinámica creciente del sector está estrechamente ligada a las exportaciones, las cuales hoy son del orden de las 750 mil toneladas de aceite de palma; es decir, el 50% de lo producido nacionalmente.

Para el vocero gremial, lo anterior “evidencia que el futuro de la agroindustria de la palma de aceite está estrechamente ligado a la exportación”.

A su juicio, esta “realidad implica que, en adelante, quien siembre palma de aceite debe partir del hecho de que su negocio estará de cara al mercado internacional. Es importante continuar avanzando en proyectos con mayor agregación de valor, al tiempo que se fortalecen las capacidades y la gestión para acceder a mercados externos”.

La apuesta del sector

A pesar de los buenos datos que rodean al sector palmero, la dinámica es la premisa.

Hoy se tienen sembradas 500 mil hectáreas, pero han dejado entrever que le apuestan a la siembras de un millón de nuevas hectáreas a corto plazo.

Mesa Dishington argumentó que Colombia tiene grandes posibilidades de convertirse en una potencia agrícola, siendo la palma un jugador importante en ese nuevo rol.

De acuerdo con las estadísticas de la Unidad de Planificación Agropecuaria, Upra, de los 40 millones de hectáreas que hacen parte de la frontera agrícola, cerca de “23 millones tienen aptitud para el cultivo de la palma de aceite, sin deforestación y de ese potencial actualmente utilizamos no más del 3%”.

Directivos de ese gremio estiman que el sector palmero podría tener en el largo plazo dos millones de hectáreas.

Retos y una demanda a favor

Para los expertos, la palma aceitera tiene amplias posibilidades en el mercado nacional y externo debido a su versatilidad, lo que le permite abarcar más clusters que el mismo petróleo.

“El aceite de palma es el primer aceite a nivel mundial y como varios expertos internacionales lo han señalado, contará con una demanda creciente en los próximos 20 años”, dijo Jens Mesa Dishington, presidente ejecutivo de Fedepalma.

Sin embargo, para lograr estar en ese estadio, los retos y desafíos son grandes. A juicio de Fedepalma, hay que cerrar las brechas de productividad entre los tipos de productores y regiones.

Los programas de mejoramiento del estatus fitosanitario son prioritarios para frenar la pudrición de cogollo, PC, enfermedad que amenaza ese cultivo en el país.

Igualmente, la certificación de prácticas sostenibles con énfasis en pequeños y medianos productores debe ser una práctica diaria y que exige, por ejemplo, la Unión Europea, el principal cliente. Además, hay que trabajar y fortalecer la imagen de la palma de aceite colombiana como cultivo sostenible y amigable con el medio ambiente.

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Publicado por REDACCIÓN ECONOMÍA

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