Héctor González, hace 23 años, se mueve en la industria del calzado. En este tiempo considera que la pandemia lo cambió todo, y por eso ahora la situación económica del país le ‘pasa factura’ a la certidumbre de los empresarios para generar más empleo.
“Tuvimos un primer semestre de preparación con clientes y proveeduría para lo que resta del año. Hoy más que nunca necesitamos estabilidad para nuestros empleados, y tenemos que ponernos del lado de ellos”.
Este panorama lo describe este empresario santandereano paralelo a las recientes cifras del mercado laboral de Colombia, a cargo del Dane: La tasa de desempleo del área metropolitana de Bucaramanga llegó al 9 % en marzo-mayo de 2023, la más baja del país, pero en comparación con el mismo trimestre del 2022 subió 0,3 puntos porcentuales.
En cuanto a la tasa de ocupación, el conglomerado registró un porcentaje de 58,6 % para el periodo analizado, y si se contrasta con el trimestre del 2022, hubo un aumento leve de 0,1 punto porcentual.
La empresaria Paola Navarrete, fundadora de Parnam Ltda, compañía santandereana, ve otros retos y obstáculos. “Hay mucha demanda de mano de obra en el tejido empresarial, pero no se encuentra”.
Según sus cuentas, muchos profesionales y técnicos se han ido del país a buscar mejores opciones de vida en el exterior. “Ahora los empresarios estamos pasando por un momento crítico en el que hay demanda de trabajo, pero no se encuentra personal o el que existe, no está cualificado”.
De acuerdo con el reporte del Dane, los desempleados suman 57.316 personas en el área, esto equivale a 2.813 más que entraron a la desocupación en el trimestre analizado. Mientras que los empleados llegaron a 579.241 personas, es decir, 6.279 más que consiguieron trabajo.
Asimismo, la población por fuera de la fuerza laboral, es decir, aquellas personas en edad de trabajar que no participaron en la producción de bienes y servicios a través del mercado de trabajo porque no pueden, no lo necesitan o no están interesadas, se ubicó en 352.421, para un alza de 1.007 personas en marzo - mayo de 2023.
La empresaria Sonia Gélvez, quien hace parte de dos sectores económicos de la región: calzado y hotelería, se suma a la reflexión laboral local y reitera la tesis de Navarrete porque “tenemos necesidad de personal, hay escasez de mano de obra en los procesos operativos, como meseros, camareras, cocina, bartender”.
Agrega que a los empresarios de estas actividades les toca capacitarlos para que puedan desempeñar las tareas.
“Por ejemplo, en el sector calzado es más difíciles porque quienes trabajan como soladores, cortadores y emplantilladores migraron a otros oficios, y la gente no quiere aprender estas labores”.
Por ramas de la actividad económica, de acuerdo con el Dane, comercio y reparación de vehículos es la que más emplea en el área con 122.722 puestos de trabajo, le sigue administración pública y defensa, educación y salud, con 89.837 trabajadores; e industrias manufactureras, con 71.978 empleados.
La pupa en el subempleo
El panorama anteriormente descrito nos lleva a preguntar: ¿qué pasa con el subempleo? Esta es una condición de la que no se habla con frecuencia en los reportes económicos, pero es fundamental para comprender la economía de una región.
Ángel Galvis, magíster en Análisis Económico y asesor del AMB, lo explica de manera metafórica: “Si el mercado laboral es un jardín con plantas, aquellas que se encuentran por fuera del jardín serían el equivalente a las personas desempleadas, mientras que aquellas que se encuentran dentro del jardín, pero en macetas pequeñas que limitan el crecimiento de sus raíces e impiden que las plantas crezcan y desarrollen su potencial son las personas en condición de subempleo”.
Es así que el subempleo tiene dos formas: objetivo, cuando una persona está dispuesta y disponible para trabajar a tiempo completo, pero solo puede encontrar empleo a tiempo parcial o medio tiempo. Subjetivo, cuando una persona trabaja a tiempo completo, pero siente que su empleo no utiliza plenamente sus habilidades o que está por debajo de su nivel de educación o experiencia.
En este caso el subempleo que mide el Dane y reporta mensualmente es el subjetivo. Según el Dane, 18.923 personas manifestaron sentirse subempleadas en el trimestre marzo-mayo de 2023, porque quieren mejorar sus ingresos, el número de horas trabajadas o tener una labor más propia a sus competencias, es decir, están insatisfechas con su trabajo actual.
“En el área metropolitana de Bucaramanga la tasa de subempleo promedio desde enero de 2022 a mayo de 2023 ha sido del 4,1 % y en mayo de 2023 alcanzó un nivel del 3 %. Para Bucaramanga sin tener en cuenta el efecto de los municipios del área el subempleo en ese periodo de tiempo promedio es de 3,8 % y del 3,1 % para mayo de 2023”, precisa Galvis.
“El mercado laboral de Bucaramanga tiene unas características en el cual los ocupados están aprovechando mucho más sus capacidades de forma plena que en cualquiera de las 23 principales ciudades de Colombia, lo que se hace relevante no solo en materia de que tengamos una economía eficiente sino que la ocupación de los trabajadores está desarrollando de forma apropiada el potencial de estos”, concluye el analista.
Según el Dane, la tasa de informalidad del área metropolitana de Bucaramanga se ubicó en 46,2 % para el trimestre marzo - mayo de 2023.
Ante este dado, la doctora en Administración Isabel Cristina Rincón, decana de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Udes, explica que la informalidad es un fenómeno que ha sido motivo de preocupación durante muchos años.
“Se refiere a la falta de registro y protección legal de los trabajadores, así como la ausencia de beneficios laborales y sociales en lo laboral. Mientras que en lo empresarial encontramos mayores inconvenientes para ese tejido empresarial al que se le debe la baja tasa de ocupación”.
La académica puntualiza que en Bucaramanga se estima que un alto porcentaje de la población económicamente activa se encuentra en la informalidad. “Esto se debe a varios factores, como la falta de oportunidades de empleo formales, la falta de educación y capacitación adecuadas, la burocracia excesiva para establecer y mantener una empresa formal, y la falta de cumplimiento de las leyes laborales por parte de los empleadores”.
Añade que la informalidad laboral tiene consecuencias negativas tanto para los trabajadores como para el país en general. Para los trabajadores, implica la falta de protección social, salarios bajos, condiciones de trabajo precarias y la incapacidad para acceder a beneficios como la seguridad social, el seguro de desempleo y la pensión. Además, los trabajadores informales suelen estar expuestos a mayores riesgos laborales y tienen menos oportunidades de desarrollo profesional.
Para el país, la informalidad laboral representa una pérdida de ingresos fiscales, ya que los trabajadores informales no pagan impuestos y contribuciones a la seguridad social. Además, dificulta la planificación económica y el desarrollo sostenible, ya que la informalidad puede generar competencia desleal con las empresas formales y dificultar la implementación de políticas laborales y sociales.
“Este problema requiere una combinación de políticas y acciones destinadas a crear más oportunidades de empleo formal, mejorar la educación y capacitación, y promover la cumplimiento de las leyes laborales”.
Hace un año, 28 mil empleados manifestaron su deseo de cambiar su trabajo porque querían mejorar sus ingresos, el número de horas trabajadas o tener una labor más propia a sus competencias. Ahora ese número es de 18 mil, según el Dane.