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Viernes 30 de diciembre de 2022 - 12:00 PM

La santandereana que trabaja para que la ganadería mantenga su estatus de libre de aftosa

La zootecnista Nelfa Amado López da a conocer sus aventuras en las jornadas de los ciclos contra aftosa y brucelosis que realiza el ICA en alianza con Fedegán. Asume su labor con la misma intensidad que los hombres en cada campaña sanitaria.

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Suministrada / VANGUARDIA Nelfa Amado López es zootecnista, trabaja en Santander desde el 2018, tiene 25 años de edad y su sueño es ser ganadera. Cada campaña sanitaria le ha ayudado a lograr experiencia e incrementar su capacidad como vacunadora.
Suministrada / VANGUARDIA Nelfa Amado López es zootecnista, trabaja en Santander desde el 2018, tiene 25 años de edad y su sueño es ser ganadera. Cada campaña sanitaria le ha ayudado a lograr experiencia e incrementar su capacidad como vacunadora.

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Suministrada / VANGUARDIA Nelfa Amado López es zootecnista, trabaja en Santander desde el 2018, tiene 25 años de edad y su sueño es ser ganadera. Cada campaña sanitaria le ha ayudado a lograr experiencia e incrementar su capacidad como vacunadora.

Ser vacunador es un trabajo difícil porque es una actividad que implica riesgo, esfuerzo y amplio tiempo de actividades. Además, requiere salir muy temprano en las mañanas, por ejemplo, a las 4:00 a. m., y regresar bien entrada la noche, usualmente cuando hay invierno.

Vale la pena recordar que en cada campaña sanitaria son contratados unos 5.000 vacunadores que recorren 1.105 municipios con el propósito de inmunizar cerca de 30 millones de bovinos y bufalinos para que Colombia mantenga su estatus como país libre de aftosa.

¿Cómo hacen decenas de mujeres para ser madres cabeza de hogar o esposas, velar por sus hijos y al mismo tiempo hacer parte de la campaña sanitaria más desafiante que se lleva a cabo en toda la geografía nacional?

Ellas tienen una respuesta práctica: “cuándo a uno le gusta el oficio no interesan los riesgos y lo hacemos con gusto y con amor”.

Cinco mujeres dedicadas a esta actividad en Santander, Norte de Santander, La Guajira, Cesar, Boyacá y Cundinamarca, quienes contaron algunas experiencias en esta labor que consideran compleja, pero de suma importancia para la ganadería y el país.

“Los ganaderos dicen que tenemos carisma”

Nelfa Amado López es zootecnista, trabaja en Santander desde el 2018, tiene 25 años de edad y su sueño es ser ganadera. Cada campaña sanitaria le ha ayudado a lograr experiencia e incrementar su capacidad como vacunadora.

Entre sus anécdotas cuenta que en su primer ciclo estaba en el páramo de Berlín, al norte de la Cordillera Oriental de Colombia, en la Unidad biogeográfica de Santurbán entre Santander y Norte de Santander.

En esta zona, los ganaderos sujetan los animales a los árboles para vacunarlos.

“No sabemos cómo un toro se soltó y al sentir el chuzón de la inyección salió a correr y me arrastró varios metros sobre el pasto”, dice. Y añade que en otra oportunidad estaba pasando por encima del famoso río Grande -cerca de Barrancabermeja- por un puente de hamaca que está dañado y llegó la creciente con tanta fuerza que, al verla y escuchar el sonido ensordecedor, “me asusté y casi me caigo al agua”.

Considera que Fedegán es una familia que dialoga con los ganaderos de manera continua y también con los vacunadores, programadores y demás personal que ejecuta los ciclos de vacunación.

“En el proyecto local de Bucaramanga hay 28 personas y soy la única mujer. A los ganaderos les gusta el trabajo de una mujer porque dicen que tenemos más cuidado, agilidad, dinamismo y carisma con ellos. Gracias a Dios no ha habido discriminación de los productores”, expresa.

Nelfa sostiene que las jornadas del ciclo dependen del clima. En invierno el trabajo se alarga hasta las 8:00 de la noche. En verano es más ágil y se termina a las 4 de la tarde.

En un municipio como Berlín, se vacunan 10 fincas al día porque las ganaderías son pequeñas -de 4 y 5 animales- pero en Lebrija, Zapatoca, Girón o La Mesa de los Santos, solo se logra vacunar unos 5 predios, es decir, más de 400 animales.

Con su esposo, que es programador y lleva 18 años con la entidad, tienen la expectativa de seguir trabajando con Fedegán y organizarse.

“Ya tenemos una finca y construimos la casa y enseguida empezaremos a trabajar para que por lo menos en 5 años, sea una granja ganadera integral y sostenible”, destaca.

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Publicado por Miguel Orlando Alguero

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