Poco a poco la economía empieza a reactivarse. En esta oportunidad la prueba piloto es para el sector de los restaurantes, quienes podrán iniciar operaciones el próximo 1 de julio.
Así lo anunció el presidente Iván Duque Márquez: “Los pilotos no solo se podrán desarrollar en aquellos municipios no COVID sino que se extienden a municipios con baja afectación de contagios”.
Para los empresarios esta noticia es un alivio para el flujo de sus cajas y el reinicio de sus labores.
“Este plan piloto es la punta del alza para la reapertura”, aseguró Rafael Mendoza, fundador de Zirus Pizza.
En Santander hay más de 6.000 restaurantes, de los cuales solo en el área metropolitana de Bucaramanga se encuentran 4.500. Las pérdidas en ventas de estos establecimientos están cerca a los $120 mil millones.
Según el mandatario de los colombianos, esta prueba piloto se hará con los protocolos de bioseguridad autorizados por los alcaldes municipales y con los aforos recomendados por el Ministerio de Salud, es decir que no sea superior al 30%.
“Esto le da un mensaje de esperanza a un sector altamente golpeado por la pandemia y consideramos que, con estos instrumentos, los aforos y el distanciamiento pueden ir empezando a habilitar un nuevo camino para la prestación del servicio de manera presencial en el establecimiento”, explicó Duque Márquez.
Una vez emitido el decreto, los municipios podrán solicitar los permisos para comenzar estos pilotos de reapertura de restaurantes. Serán los alcaldes y sus respectivas Secretarias de Salud quienes hagan el control de la implementación de las medidas de bioseguridad, que permitan salvaguardar a los clientes y empleados.
Trabajos ya iniciados
En Bucaramanga, desde hace un par de semanas los empresarios del sector de restaurantes han venido socializando a través de mesas de trabajo cómo será la reapertura a cielo abierto, según la propuesta del alcalde Juan Carlos Cárdenas.
De acuerdo con Mendoza, la idea será aprovechar los espacios abiertos para abrir los establecimientos. “Estamos esperando la reglamentación de la alcaldía”.
Por ahora, los protocolos socializados entre empresarios y la autoridad municipal hacen referencia a medidas que van desde ingreso al establecimiento bajo reserva, mesas con máximo cuatro o seis personas, y cada una de ellas tenga una distancia de 2 metros. El menú será digital, por medio de código QR o desechable.
Al igual que otros comercios se hará la toma de temperatura a cada cliente, tanto al ingreso como salida del lugar, y un respectivo registro.
Esto último será como una medida preventiva si alguno resulta contagiado, el dato de saber a qué hora entró a determinado restaurante le va a ayudar a las autoridades.
El acceso al baño será demarcado.
De otro lado, la dinámica de los resturantes cambiará en su servicio. La demarcación de los espacios de posición de trabajo e interacción con la clientela es necesaria, y se exigirá intensificar la frecuencia de recolección de residuos sólidos.
De igual forma, no se permitirá el uso del trapo de tela para limpiar superficies, por lo que primarán los desechables, como toallas de cocina.
El uso del celular estará prohibido durante las preparaciones de comida y atención al público. Tampoco se podrán prestar utensilios entre trabajadores.
“Si nos dejan trabajar un poquito, será un aire para los restaurantes. Es una alternativa que nos servirá”, afirmó Mendoza.
Si bien algunos restaurantes continuaron ofreciendo sus servicios a través de domicilios, las ganancias no son iguales que al trabajar a puertas abiertas.
