No acaban los santandereanos de reponerse del impacto profundo que deja en el ánimo una noticia trágica cuyos protagonistas...
El cacao gana terreno en el Eje cafetero colombiano ante la precaria situación del café
- EFE / VANGUARDIA
El turístico Eje Cafetero colombiano es desde hace décadas uno de los principales motores económicos por albergar uno de los productos estrellas colombianos, el café. En la actualidad, sin embargo, la crisis cafetera abre paso poco a poco a otro cultivo: el cacao.
En la finca Maracay, una de las numerosas haciendas agrícolas de esta montañosa zona, enclavada en Caldas, Risaralda y Quindío, sorprendentemente no cultivan café.
En esta finca privada se pueden observar numerosas plantas de cacao de no más de tres metros a lo largo de un camino en bajada que pueden disfrutar los amantes de la naturaleza. A los lados del sendero, los auxiliares de campo tratan con delicadeza las plantas con los amargos frutos.
El continuo intercambio de sol y lluvia en los cielos del Eje cafetero durante todo el año genera un lugar único para el desarrollo del cacao y su cosecha, como también lo es para otros cultivos como el café.
Cuando se recoge el cacao de la planta, el siguiente paso es el proceso de fermentación, que dura cinco días y en el que “hay que revolver el cacao para que no quede mal fermentado”, explica uno de los auxiliares de campo de esta finca, Víctor Zambrano, situada en el departamento de Risaralda, a las afueras de su capital, Pereira.
El último paso del procesamiento es el secado, que se lleva a cabo en cajas de madera dentro de un invernadero que tiene una temperatura tan alta que es difícil de soportar para un humano.
La situación del café empezó a empeorar en la década de los 90 con la llegada de la roya, una enfermedad que llegó por los caficultores que se desplazaban de una ciudad a otra y que provocó que las plantas de café tuviesen un color marrón que las iba pudriendo, de forma que Colombia pasó de ser el primer productor mundial al número 12.
Ante la caída de precios y la dificultad de sacar adelante cosechas (por la roya, otras enfermedades o las inclemencias climáticas), y debido a que el café sigue siendo una de las bebidas más populares, los caficultores cada vez se dedican más al mundo del barismo.
Ahora en las fincas de Risaralda cada vez es más común que los caficultores propongan degustaciones de distintos cafés ordenados en la mesa explicando, como si de profesores se tratasen, los olores y los sabores de esta semilla, claves para determinar su calidad.

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“Un cafetero está ganando aproximadamente 150.000 pesos (38 dólares o 35 euros) a la semana”, señala el gerente de Café Tercer Cielo, Jackson García, sobre la precariedad de un cultivo propicio para el Eje cafetero por su clima. “El país se tiene que dar cuenta de la necesidad de apoyos para que el campesino no envejezca sin tener sus necesidades básicas”, apunta.
Desde el gremio piden más ayudas a un Gobierno que está dejando de lado a este sector clave en la economía colombiana porque la única reglamentación existente es pagar impuestos sobre la exportación y no se bonifica a quien está produciendo.
“El principal problema es que no hay mano de obra para la recolección, las personas que lo hacían eran de edad avanzada y no hay relevo generacional”, explica García.
La precaria situación del café está provocando que muchos caficultores emigren hacia otros cultivos, y uno de ellos es el cacao, que está ganando valor progresivamente en la tierra del café.
“Cada vez más se está migrando al cultivo del cacao en detrimento del café”, dice la guía del recorrido por la finca Maracay, Alejandra Sanint, que destaca que en Colombia hay alrededor de 60.000 familias pequeñas productoras de cacao, cantidad insuficiente para exportar.
Aunque normalmente hay dos temporadas de recogida al año, en la Hacienda Maracay “se revisa cada 15 ó 20 días porque hay una producción muy alta gracias al clima”, señala Zambrano.
Santander: es el principal productor de cacao en Colombia, solo en 2022 registró la participación nacional con cerca del 36%. El departamento cuenta con un clima tropical húmedo, que es ideal para el cultivo pero además para adentrarse en el turismo rural comunitario en varios de sus municipios productores.
Arauca: ubicado en la región de los Llanos Orientales, Arauca es un destino emergente para el turismo de cacao. Sus vastos campos de cacao y las comunidades locales ofrecen una experiencia única para los viajeros que buscan autenticidad.

Huila: con su clima templado y montañas imponentes, el cacao se ha consolidado como una de las principales actividades económicas de la región. Los cultivos se aprecian desde el imponente desierto de la Tatacoa hasta el histórico municipio de San Agustín.
Antioquia: este departamento cuenta con un clima tropical seco, que también es adecuado para el cultivo del fruto.

A Santander se le conoce como “el corazón del cacao en Colombia” y no es para menos, pues es una de las regiones que más exporta cacao en grano en el país. Es por esto que su gente está dispuesta a contar las historias de la zona de la mano de una buena taza de chocolate.
En este destino, se realizan diferentes catas, tours en torno a este alimento y, uno de los más imperdibles, la experiencia del cacao en San Vicente. Inicia con el aprendizaje del proceso de producción, finalizando el recorrido con el disfrute de unas onces típicas acompañadas con una deliciosa taza de chocolate.
Dónde hospedarse: la Casa San Vicente incluye zona de estar, zona de comedor y cocina totalmente equipada con horno, tostadora, nevera y fogones, utensilios de cocina y cafetera. En materia de hoteles, Booking.com recomienda el Hotel La Casa Ovalle el cual alberga un bar, cocina compartida, terraza, servicio de habitaciones y WiFi gratuita en todas las instalaciones