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Cultura
Viernes 25 de noviembre de 2022 - 12:00 PM

Abrí mis alas nuevamente en Bucaramanga, entrevista con la actriz santandereana Lucía Orozco

La actriz bumanguesa Lucía Orozco, protagonista de El Rastro, una serie que narra la violencia en Colombia durante los años 80 y que ha sorprendido en el rating, está de regreso en la ciudad y con gran éxito. Para ella ha sido como renacer desde el capullo de una mariposa.

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Suministrada / VANGUARDIA
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Suministrada / VANGUARDIA

Lucía Orozco dice que en Bogotá estaba llevando una “mala vida”: la inseguridad, las distancias... Y de forma mágica, como si en una tirada del Tarot se hubiera encontrado con la Rueda de la Fortuna, la actriz y poeta salió de su capullo para abrir de nuevo sus alas y volar en Bucaramanga.

No sin antes recibir la noticia de que la serie que protagoniza, El Rastro, y que dirige otra hija de esta tierra, Libia Stella Gómez (se transmite por Canal Trece), recibió muy buenas críticas y gran aceptación del público.

Lucía Orozco pasó alrededor de una década en “la nevera”, que es como en la región se le dice a la capital, mientras estudiaba y desarrollaba su carrera actoral.

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“Estoy muy agradecida como Bucaramanga porque me ha recibido muy calurosamente y también hemos podido hacer muchas cosas interesantes”, dice Lucía Orozco.

Este 2022, al que ya le queda muy poco, pero que todavía tiene mucho que ofrecer, fue muy importante para ella: estrenó la serie El Rastro, su primer protagónico, que comparte con Juan Pablo Barragán y Carlos Hurtado.

Además de este éxito actoral, Lucía Orozco se embarcó en la creación teatral con Muérganos Impro, que maneja la técnica de improvisación teatral y que ha sido pionero en la ciudad manejando dramaturgia en vivo.

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Asimismo, este 30 noviembre estará participando en Tonos de Jazz, que hace parte de la serie más grande, El Buen Tono, un proyecto del Teatro Santander que involucra poesía y música (a cargo de Ensamble Paramú, Ensamble Igsabelar y Gerardo Crespo con Elemental Group.

Y vienen más proyectos.

El próximo 12 de diciembre se presentará con el Colectivo PFU en Collor con la obra La Cas(z)a, que toma como base los testimonios de diversas víctimas para la Comisión de la Verdad, entre otros textos, convertidos a ficción teatral.

Y, no menos importante para ella, durante este año en Bucaramanga se ha vinculado en charlas y talleres relacionados con las mujeres en el arte.

Lucía Orozco habló con Vanguardia sobre su regreso a la ciudad, sus proyectos, sus vínculos con el Tarot y el feminismo y lo que ha significado para ella volver a su tierra.

¿Qué le llevó a tomar la decisión de volver a la ciudad?

“Muchas cosas. La vida en Bogotá estaba muy dura, era muy mala vida. El tema de seguridad estaba muy tenaz, en todo el país, ¿no?, pero en Bogotá se sentía más.

Demoraba para ir al trabajo tres horas de ida, tres horas de vuelta. Me preguntaba: ¿está es la vida que usted quiere? Convivía con miedo todo el tiempo pues tenía una situación familiar particular y me dije: no, esto no, bajémosle a las revoluciones, alabemos la pausa.

Me encanta la palabra pausa, me encanta el tema de ir contra ese frenesí que a veces enloquece. Y me dije nos vamos para Bucaramanga y empezaron a salir cosas, muy realismo mágico.

Yo me vine a Bucaramanga a pasar Navidad (el año pasado) y regresé y me encontré con una ciudad nueva. Aparecían las cosas sin buscarlas, entonces estoy muy agradecida con Bucaramanga”.

Ahora que está de regreso en Bucaramanga, ¿cómo ha visto el panorama cultural?

“Cuando yo me fui el tema cultural no era tan sonado, no había tanta apuesta. Si existen grupos de tradición, que afortunadamente se mantienen después de tanto tiempo, pero me doy cuenta de que se están abriendo más espacios, de que la gente quiere apostar más, la empresa privada quiere apostar, los recursos públicos también se están moviendo. Siento que, afortunadamente, una de las cosas buenas que nos trajo la pandemia es que estamos hambrientos de contenido cultural y debido al estallido social, el movimiento feminista en Santander también está muy muy fuerte y eso ha permitido abrir las lecturas para mujeres de diferentes culturas y orientaciones sexuales”.

¿Y a los y las artistas?

“Encuentro un rigor también en los artistas muy interesante. Las personas santandereanas son muy talentosas y también tienen un rigor. Y una cosa, que es como muy del espíritu santandereano, que es apostar mucho por sus ideas y eso permite que los productos sean tan impactantes.

En este momento es están entendiendo puentes entre las diferentes ramas artísticas, eso enriquece los productos finales que construimos.

Antes solo me relacionaba con gente que hacía teatro, ahora llegó y me relaciono con literatos, poetas, músicos, artistas plásticos y eso también, creativamente, es muy estimulante”.

Mencionó a los feminismos en el arte como un novedad importante en el panorama cultural, ¿se considera feminista?

“Me considero feminista. Estoy aprendiendo y desaprendiendo un montón de cosas, dentro de mis discursos trato de tener mucha escucha para aprender de los demás porque no existe un solo tipo de feminismo, existen muchos feminismos y trato de nutrirme mucho, de leer para aprender.

Traté en Bogotá de estar en contacto con los movimientos feministas, de no tenerle tanto miedo ni recelo a presentarme como feminista, incluso me presento como bruja: mucho gusto, mi nombre es Lucía Orozco, soy bruja. Y la gente: ¿bruja? Les digo que, uno, porque leo el Tarot y dos, porque soy bruja desde la perspectiva feminista.

La gente se recoge o se ríe y empieza a hacer preguntas. Se cree que es el feminismo son un poco de viejas locas que estamos quemando brasieres. No, eso fue importante en un momento, pero ahora los feminismos no los hacemos así.

En esencia, las mujeres santandereanas, sobre todo las que estamos en el ámbito artístico, sí somos muy feministas. Nos cuesta reconocerlo porque lamentablemente la cultura sigue siendo muy machista, muy patriarcal, muy heteronormativa y hay todavía ese miedo de que seamos excluidas por nuestro pensamiento político.

Sin embargo, pienso que todo lo personal es político, todas las decisiones que yo tome para mi vida van a tener un impacto: aprovecho cuando hablo con mujeres de hablar de estos temas con mucha tranquilidad, como si estuviéramos hablando del clima, para entender que es necesario y que hay que reconocerlo y también hablar de los diferentes feminismos.

Sí, me considero feminista y estoy aprendiendo a ser una feminista interseccional porque creo que si nos mete a todos en la bolsa no sirve para nada.

He tenido muchas conversaciones últimamente con hombres a los que esto les parece una cosa de otro planeta, entonces, ser poeta me ayuda en el tema de la metáfora para explicar en su lenguaje y ellos responden: oye, nunca lo había pensado y empiezan a preguntarse con respeto. Dicen por ahí: la pedagogía del amor.

Si siento que todavía nos falta apoderarnos de la palabra y sentirnos más cómodas, pero también el movimiento feminista en Bucaramanga está creciendo. Estoy saliendo a conocer y he encontrado, por ejemplo, artistas del hip hop que están haciendo unas cosas brutales y hay que pegarse a eso.

Entre más escuchemos, menos nos sentimos solas y más seguras nos sentimos. Decir, sí soy feminista, este mundo puede ser mejor, puede ser menos violento contigo”.

¿Cómo se ha transformado su carrera desde que se fue a Bogotá? ¿Cómo la ve ahora que regresa?

“Es muy divertido porque normalmente la gente se define por una sola cosa: soy ingeniero, punto; yo soy actor, punto. Resulta que soy cosas diferentes: decido hacer con mi vida cosas diferentes. Soy actriz, pero dentro de la actuación hago un montón de cosas. Soy poeta, pero dentro de la poesía también hago un montón de cosas; soy cuentista, soy bruja y dentro del mundo ‘brujil’ hago un montón de cosas. Soy mujer y dentro de ser mujer también va un montón de cosas y de decisiones.

Es divertido en el sentido de que, a veces, en algunos trabajos estoy desempeñando el rol de actriz y a la gente le sorprende un montón cuando no puedo desligar las dos cosas: no puedo sacar el CD de poeta y vamos a dejarlo acá, sino que trabajando como actriz meto la poesía y trabajando como poeta meto la actuación.

Me gusta definirme como un personaje simbólico: soy adicta al simbolismo, a buscarlo en diferentes cosas, a investigar, soy muy ñoña. Entonces voy buscando, mirando. Yo no sé nada de danza, entonces voy y pregunto a alguien qué sabe danza y voy nutriendo. Soy aprendiz todo el tiempo.

Eso me ha llevado primero a la actuación de manera profesional y paralelo, como un amante, a la poesía. Y ahora estamos trabajando en ambas cosas de la misma forma, como en un equilibrio, hay fusiones que también son muy interesantes y soy muy afortunada de poder gozarlo y vivirlo y no tener que elegir”.

¿Cuáles son los proyectos para 2023?

“Yo creo que a nivel de poesía vamos a trabajar un montón en mi primer poemario. Ya estamos hablando con una editorial que me tiene muy contenta, también por el tema político y sensible que va con lo que a mí me gusta y cómo me gustaría que llevaran este primer bebé que voy a tener aquí en Bucaramanga.

Estamos empezando a abrir el semillero del laboratorio ‘Slam Poético’ para compartir experiencias y reunirnos para empezar escribir y pasarlo al cuerpo a nivel de actuación, trabajando la impro con Muérganos y vienen cositas a nivel de teatro y actuación, en televisión. Vamos muy bien.

Tengo muchas ganas de relanzar mi monólogo, vamos a ver cómo lo replanteamos porque además tiene un poemario incluido con una invitación de diferentes artistas, músicos y bailarines en vivo, todo eso se está cocinando”.

Apelando al simbolismo, ¿si pudiera resumirlo en una frase, cómo califica este 2022?

“Si me dice simbolismo, me pongo a pensar solo en cartas del Tarot. Fue un año, a nivel profesional, muy enriquecedor. A nivel personal también, de muchas cosas bastante fuertes y transformadoras, entonces pienso que es como en el momento exacto donde se está fracturando la pupa de la mariposa y está empezando a salir y tiene las alitas todavía dobladas... Siento que ese ha sido el 2022.

Estoy muy agradecida de volver a Bucaramanga y de volver a abrir las alitas aquí en Bucaramanga”.

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Publicado por Paola Esteban

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