¡Anímese y cumpla la misión que le corresponde!

Muchos hablan de que debemos salir de la zona de confort para trascender. ¡Y es verdad! Sin embargo, prefiero pensar que, en muchas ocasiones, el crecimiento y la transformación personal ocurren más allá de los límites que conocemos de nosotros mismos, sin que ello implique dejar tirado todo lo que hoy estemos viviendo o haciendo.
Lo que sí es cierto y no tiene objeción alguna es que a veces sentimos que no avanzamos. ¿Por qué? Porque, de manera literal, no miramos más allá de lo que queremos caminar.
Si usted hoy se siente estancado, en cierta medida, es por su culpa. Se lo menciono porque aún queriendo expandir su horizonte, usted no se pone retos, no toma riesgos, ni mucho menos se aventura a hacer otra cosa distinta a la que ha realizado toda su vida.
¡No debe tener miedo de volar más alto! Tal vez en ese mundo desconocido pueda abonar el terreno y sembrar las semillas que le permitirán florecer la mejor versión de usted mismo.
Un consejo: antes de explorar nuevas experiencias, deberá prepararse para abrazar los cambios que podría experimentar en el mañana; es decir, le corresponderá desapegarse de lo que le ata y, sobre todo, estar abierto a un nuevo aire.
También tiene que tener presente cuál es su misión en esta vida. Esto implicará descubrir todo su potencial y encontrar una profunda conexión con su esencia espiritual.
¡En efecto!
El propósito suyo es un tema profundamente personal y espiritual. Y si bien no existe una fórmula exacta para identificar ese asunto, ya que cada individuo es único y tiene su camino, podría ayudarse a través de la meditación, la oración o del propio encuentro con su alma.
Comprenda quién es realmente y cuáles son sus valores, sus pasiones y sus talentos.
Reflexione sobre sus experiencias pasadas, sus éxitos y fracasos, y pregúntese qué le hace sentir realizado o qué le hace feliz.
Aprenda a escuchar su voz interior, pues ella será la que lo guiará hacia su misión.
Ojo: la misión incluye servicio. Pregúntese cómo puede servir a los demás y hacer del mundo un lugar mejor. Es decir, analice cómo puede contribuir de manera positiva a su entorno.
Identifique aquellas actividades o temas que le apasionan y le hacen sentir vivo; hablo de aquello por lo que está dispuesto a esforzarse y dedicar tiempo y energía. Seguir su pasión le permitirá encontrar significado y satisfacción en lo que hace.

Encontrar su misión es una tarea diaria y puede transformarse con el tiempo. No se presione para encontrar respuestas inmediatas, sea paciente y confíe en que el camino y la mano de Dios lo guiará.
BREVES REFLEXIONES

Si no se arriesga con todo aquello a lo que teme por miedo a perder, entonces no estará viviendo en absoluto. ¡Dé el gran salto! Al final, no arriesgarse ni tomar decisiones le pesará y se acabará arrepintiendo toda su vida. Y si algo no resulta ser la fiesta que esperaba, nunca deje de bailar.
Dicen que siempre existe el peligro de perderse en los sueños equivocados, pero no hay nada peor que perderse en una realidad sin sueños. Ese ‘juego de palabras’ lo invita a no dejarse vencer por los problemas; a ellos es mejor enfrentarlos. La vida consiste en tener un claro horizonte.
La felicidad no se puede ganar o poseer, ella es la experiencia espiritual de escalar cada situación con amor y gratitud. Sienta dentro de usted esa energía creativa que lo llena de esperanza. Viva en el presente y, en ese sentido, debe responsabilizarse de sus cosas, emprendiendo acciones que le permitan avanzar.
CONSULTA DEL DÍA

Testimonio: “Mis abuelos siempre me hablaban del Espíritu Santo y de la importancia de dialogar con Él; además me recomendaban encomendarle mis proyectos a Él para tener el aliento de vivir y salir adelante. ¿Qué sabe usted de ese consejo ancestral? Agradezco que, desde su perspectiva, me dé una respuesta y me explique cómo podría amparar mis planes diarios”.
Respuesta: Viento y aliento son casi las mismas palabras y ellas, en hebreo, se traducen como ‘Espíritu’. Creo que los abuelos quisieron decirle que el Espíritu Santo es la actividad de Dios presente en su humanidad.
Por eso, usted encuentra la guía de Dios a través de su Espíritu. El apoyo o consuelo de Él es fundamental y, en ese orden de ideas, debe aprender a seguirlo y a escuchar sus susurros.
Le cuento que no existe precio demasiado alto, labor demasiado pesada, lucha más severa, ni sacrificio demasiado grande, si de todo ello recibe y disfruta el don del Espíritu Santo.
Pero ojo, no se trata de pedirle bendiciones y quedarse con las manos cerradas. De la paciencia y la perseverancia que le imprima a sus proyectos, dependerá su gracia.
No olvide que para todo lo importante de la vida hay que planificar, organizar, decidir y actuar.
Busque siempre el mejor camino, que es el de la guía del Espíritu Santo. El secreto del éxito consiste en hallar el camino adecuado para llegarle al corazón. Con prudencia y tacto, sabrá perfectamente cómo triunfar en todo lo que se proponga.
Creo que este es el momento de los grandes tiempos y del reconocimiento total. ¡Dios le bendiga!
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Periodista de Vanguardia desde 1989. Egresado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y especialista en Gerencia de La Comunicación Organizacional de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metropolitana y encargado de la página Espiritualidad. Ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.
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