Escapar a un problema que tiene pendiente hace que acumule pensamientos o comportamientos que pueden llegar a hacerle daño más tarde.
Es relativamente ‘normal’ que quiera huir de una dificultad. Pero si insiste en escapar, de manera continua, de sus problemas quedará atrapado en sentimientos de indefensión y de baja autoestima por la sensación de incapacidad que tal actitud le generará.
Así las cosas, no puede ‘hacerse el loco’ ante determinada situación difícil, ni mucho menos debe permitir que el problema que le rodea siga su curso como ‘si no pasara nada’ o sin recibir de usted la debida atención. Esa inercia lo afectará más, ya que ese asunto sin resolver estará cada vez más enredado.
Deje de creer que con ignorar la situación le evitará la ansiedad. A largo plazo todo se le complicará más e incluso el problema puede llegar a invadir otros contextos de su entorno.
Ante una dificultad siempre será clave tomar cartas en el asunto para intervenirla y, por supuesto, para solucionarla.
Si no le pone el pecho a la brisa, llegará un momento en el que ya no tendrá nada qué hacer y ese dolor de cabeza se volverá más intenso y terminará pasándole la cuenta de cobro por tanta postergación.
Darle la cara a alguna situación difícil lleva intrínseco poner sobre la mesa un grado de responsabilidad y compromiso de su parte.
Debe entender que usted es un guerrero por naturaleza y por eso no le conviene encerrarse en la indiferencia. Ser pusilánime, en últimas, se convertirá en una verdadera cárcel para su alma y le garantizo que no encontrará ni alivio ni paz.
Si una adversidad lo manda a la depresión y a la amargura o usted simplemente pretende hacerse ‘el de la vista gorda’, estará sentenciando su suerte y todo ello le bloqueará la tranquilidad.
No sea cobarde, enfrente la situación que vive y participe en las experiencias del diario vivir, que son en últimas las que forjan su carácter.
El quid del asunto radica en ser capaz de enfrentar la vicisitud manteniendo una ‘buena vibra’. En lugar de fruncir el ceño, tome la iniciativa de hacer algo para salir del embrollo.
Le urge comprender que no todo está perdido y que podrá reír en el futuro de lo que hoy le acontece.
Lo insto a que adopte una actitud alegre y propositiva para que todo le salga siempre de la mejor manera posible. El éxito es de los optimistas y de los alegres, no de los frustrados.
Recuerde que, dada su naturaleza de Hijo de Dios, tiene todas las capacidades necesarias para salir triunfante de los conflictos y de hacer de ellos sus fuentes de poder. Atrévase a mirar de frente su actual situación y no siga planteándose excusas, como el trabajo o la falta de tiempo, para no enfrentarlo o resolverlo de una forma valiente.
Si no actúa, tarde o temprano, ese problema se le saldrá de las manos y todo será tristeza y dolor. Recuerde que el máximo responsable de su vida es usted mismo, por lo que debe hacer las cosas lo mejor que se pueda con lo que tenga en el momento.
REFLEXIONES CORTAS
* Tome distancia de las personas que nunca admiten que están equivocadas y que solo culpan a los demás. Cuando alguien siempre incrimina de las cosas a otros, tampoco asume su propia responsabilidad en lo que le ocurre personalmente.
* Si algún día tropieza y cae, levántese. Usted es humano y no está exento de dar un mal paso y, aún así, siempre podrá superar ese momento. ¡Deje de vivir preocupado por esa caída! Fíjese en el sol y recuerde que él cada mañana se levanta con más resplandor.
* Usted puede atreverse a caminar, aunque sea descalzo; a sonreír, aunque no existan mayores motivos para hacerlo; a ayudar a otros, aunque no reciba aplausos; a perdonar, así su villano no se haya arrepentido; y a orar, más allá de que sus problemas desaparezcan o no.
Escuche el Podcast de Vanguardia: ‘Vitamínicos Espirituales, días de fe’
PREGUNTA DEL DÍA
Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afecta en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:
Testimonio: “¿Qué dice la Biblia de los hombres que adivinan la suerte y hacen conjuros? Lo pregunto porque he sentido la curiosidad de consultar a un tipo que predice el futuro, para saber si me va cambiar la suerte o no. ¿Qué me aconseja? Gracias”.
Respuesta: No debería apostarle a la superstición. ¿Por qué confiarle el poder de su vida o de su futuro a un extraño que solo quieren sacarle dinero?
Deje de pensar en fotografías rezadas que reposan al interior de un triángulo de veladoras, no crea en conjuros ni tampoco piense en hechizos que se prolongan hasta la muerte.
Un adivino como el que piensa visitar es solo un hombre ‘hábil’ que, con seguridad, se aprovechará de su ingenuidad para sacarle un buena cantidad de plata.
Hombres así desarrollan una capacidad de sugestión que, apoyada en el arte saber interpretar lo que usted necesita, será capaz de engatusarlo. Si usted es sugestionable, será presa fácil de las predicciones e interpretaciones de ese avivato.
¿Qué dicen las Sagradas Escrituras sobre este tema? Le cuento que la Biblia le advierte que debería alejarse de la brujería, porque lo que hace esa práctica podría contaminar su corazón.
Tampoco se acerque por curiosidad porque, de todas formas, será estafado y pondrá en peligro su fe y también su tranquilidad.
Y más allá del credo que usted profese, tenga en cuenta que por sentido común esos habladores solo quieren estafarlo. Lo mejor es confiar en Dios, que sí es maravilloso y misericordioso. Amén.
