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Espiritualidad
Miércoles 28 de abril de 2021 - 12:00 PM

Esa nube gris que no nos permite ver con claridad

En nuestra vida hay luces, pero también surgen sombras. Y si bien la claridad es mejor que la oscuridad, a veces esos bajonazos del ánimo llegan. Pero no por eso tenemos que arruinarnos el día. Las emociones, tanto las positivas como las negativas, forman parte del abanico de posibilidades; la clave está en saberlas dominar.

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Cuando una nube gris se atraviesa, la luz del sol es incapaz de sobrepasarla y el entorno se oscurece. A más de uno nos pasa eso: en ciertas ocasiones la claridad de nuestra cotidianidad ‘se nubla’ de buenas a primeras.

Son esos días en los que nos levantamos ‘bajos de nota’, perdemos el interés en cosas que antes nos apasionaban y tenemos poca energía.

Podría parecer paradójico, pero en más de una ocasión esos pequeños nubarrones hacen que nuestra rutinaria vida se ‘pellizque’ y, de alguna forma, nos obligan a levantar la mirada para hacer algo.

Eso sí, debemos tener presente que el hecho de que nuestras almas se vean grises no quiere decir que estemos perdiendo el horizonte; es solo que estamos pasando por un ‘bache’.

Incluso esos días grises suelen ser más normales de lo que todos podríamos imaginar.

¡Es clave no permitir que ese entorno nos bloquee!

Así las cosas, cuando percibamos que nuestros sentimientos no nos hacen buena compañía, intentemos cambiarlos para acelerar el paso de estos ‘malos tiempos’.

Siempre he creído que las nubes de las que hoy hablamos en esta página aparecen solo para indicarnos que hay algo que debemos cambiar.

Hay que verle el lado positivo a la vida, centrarse en lo que podemos mejorar, trabajar por nuestras metas y sobre todo potenciar nuestros recursos, de tal forma que nada pueda arruinarnos el entorno, menos un tiempo gris.

Se podría decir que, cada vez que una nube de esas se aparece en nuestra cotidianidad deberíamos interpretar lo que ese ‘mal tiempo anímico’ quiere decirnos.

No se trata de pensar que lo que estamos viviendo es simplemente “un día malo y dejar que pase”, porque si bien ese temporal no va a durar para siempre, es preciso detectar las razones que nos hacen sentir desanimados.

¿Qué podemos hacer?

Debemos escucharnos a nosotros mismos para contarnos en realidad qué es lo que nos está pasando.

Suele suceder que esa nube gris es solo el retrato de una añoranza, el ‘coletazo’ de un problema sin resolver o incluso puede ser una frustración por algo que no hemos podido cristalizar y que, de repente, aflora para recordarnos que estamos en deuda con nosotros mismos.

No le tengamos miedo a enfrentar nuestras debilidades y entendamos que al aceptarlas damos el primer paso para derrotarlas.

Lo peor que podemos hacer es no prestarle atención a lo que sentimos o no darnos permiso para estar tristes. Obviamente no podemos quedarnos naufragando en el mar del abatimiento.

Lo que les estoy planteando es que entablemos un diálogo interno y resolvamos las dudas que esa nube gris nos trae.

Y jamás olvidemos que para un día gris también hay pequeñas sonrisas, las cuales nos levantan el ánimo.

Así que todos podríamos poner un poco más de nuestra parte para colorear estos momentos y alegrarnos el corazón. ¿No les parece?

¡CUÉNTENOS SU CASO!

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:

Testimonio: “Siento que mi vida está apagada. Estoy como dormido y sin expectativas; no sé si sea por este tiempo de pandemia, pero no me motivo a hacer nada. Quisiera que esa sensación cambiara, pero no logro erradicarla. ¿Qué me sugiere? Agradezco una respuesta”.

Respuesta: Más allá de la pandemia, debe averiguar el por qué de esa falta de ganas para seguir con su vida cotidiana. No se puede quedar en ese plan de aburrirse; incluso en esta época de crisis es cuando más debe desplegar entereza y entusiasmo.

Es hora de un ‘revulsivo’ y de diseñar estrategias que le permitan salir de este atolladero. Es obvio que necesita encender la chispa de su vida y para reavivar ese fuego debe reflexionar y encontrar un argumento de peso que lo motive a sacudirse de esa ‘somnolencia anímica’ en la que está inmerso.

No puede esperar cambios en su entorno mientras siga enclaustrado en ese ‘desdén’.

Insisto en decirle que debe hacer un autoanálisis para descifrar qué es lo que le está causando esa sensación y para que decida qué debe cambiar en su vida o cuál es la estrategia a seguir. Quedarse con las manos cerradas no es una opción válida.

Debe buscar y arriesgarse a realizar cosas nuevas, llenar su vida de metas distintas y dejarse sorprender por el ‘día a día’, desde lo pequeño hasta las gestas más grandes.

En estos momentos, más que nunca, recupere la confianza en usted mismo y pídale a Dios su Bendición. Él le dará paz y serenidad para enfrentar esa fea sensación que experimenta y, de paso, le ayudará a encontrar un pronta solución.

REFLEXIONES CORTAS

* No crea que cuando sea millonario o cuando se gane la lotería será más feliz; la felicidad es gratis y por eso el momento ideal siempre es ahora.

* No hay abismo tan profundo de donde Dios no lo pueda sacar. Por más dura que sea su situación, tenga fe pues Él extenderá su Mano y le ayudará.

* Cuando las almas se tienen que encontrar Dios labra ese destino, acerca sus mundos, borra la distancia, une los caminos y desafía lo imposible.

* Lo que usted tiene, muchos lo pueden tener; pero lo que usted es, nadie lo podrá ser. Jamás pierda la esencia, porque ahí radica su fortaleza.

* El primero en pedir disculpas es el más valiente; el primero en perdonar es el más fuerte; y el primero en olvidar es el más feliz.

* Viva su pasión, no sus miedos; deje de pensar en lo que seguramente no pasará, porque hay más probabilidades de que suceda lo que usted quiere.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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