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Espiritualidad
Sábado 10 de septiembre de 2022 - 12:00 PM

Estamos presos del odioso pero

Un pero es un pretexto que inventamos para evitar una obligación, disculpar una falta o justificar una omisión.

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Pronunciar la palabra ‘pero’ ejerce una gran influencia, casi siempre negativa, en nuestra cotidianidad. Usted, yo y todos en general deberíamos cuidarnos a la hora de mencionar ese odioso término porque con cada ‘pero’ tenemos un pretexto más para no salir adelante.

Eso de buscar un motivo para ‘no hacer algo’ implica dejar pasar oportunidades, entorpeciendo así nuestro futuro.

La absurda programación del ‘pero’, esa que siempre nos repetimos, no es otra cosa que el reflejo de nuestra pereza e inseguridad.

El ‘pero’, tal vez sin darnos cuenta, lo único que hace es llenarnos de excusas para no ponernos manos a la obra.

La verdad es que nos la pasamos anhelando lograr muchas cosas y, en un abrir y cerrar de ojos, encontramos un ‘pero’ para cada tarea.

Encontrar argumentos para no actuar tiene una energía tan devastadora que, si nos acostumbramos a decir ‘pero’, no saldremos de ese sitio tedioso en el que nos encontramos.

Es importante aprender a hablar cosas positivas y a tener pensamientos de fe y de esperanza. También nos corresponde estar dispuestos ‘a salir al ruedo’ o a enfrentar las situaciones con tesón.

Lo que digamos y hagamos influirá en nuestras circunstancias, equilibrándolas y alineándolas con cada palabra pronunciada y garantizándonos mejores resultados. Debemos mirarnos en el espejo y, frente a frente, asumir la responsabilidad de emprender las tareas que la vida nos trae.

Si somos arriesgados, descubriremos todo lo productivo, eficaces y felices que podemos ser.

Dándole la cara a cada situación podremos desarrollar nuestras potencialidades y nos demostraremos a nosotros mismos lo que somos capaces de hacer.

Lo esencial, en todo este espectro de posibilidades, es que podremos aprender a ser más sinceros y a tomar el control de nuestras vidas.

Destinemos unos cuantos minutos para ‘sintonizarnos’ con nuestra situación actual. Aceptemos la buena noticia de que, de una vez por todas, podemos estar dispuestos a enfrentar la vida y, mejor aún, que tenemos la capacidad de sacar el máximo partido de todas las situaciones que afrontemos.

¡CUÉNTENOS SU CASO!

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al siguiente correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:

Testimonio: “Paso por largos y duros momentos de ansiedad y no sé por qué. Ante cualquier cosa me siento inquieto y tenso. Antes no era así, fue con la pandemia que me volví así de estresado. ¿Qué me recomendaría? Deme algún consejo. Gracias”.

Respuesta: La ansiedad es más común de lo que parece, sobre todo en estos tiempos de tanta crisis.

Según una encuesta reciente, siete de cada diez colombianos sufre de ansiedad con cierta regularidad y, tal y como le ocurrió a usted, ella se acrecentó en esta época de pandemia.

Aprender a afrontar la ansiedad requiere de tiempo y de una buena dosis de paciencia. Incluso será preciso practicar y estar dispuesto a enfrentar las situaciones que le hacen aparecer ese singular desasosiego.

Hay algunas estrategias sencillas, tales como: hacer ejercicio, escuchar música relajante, leer un buen libro, hacer yoga, caminar e incluso orar, dependiendo de su creencia.

No obstante, considero que en todo episodio de ansiedad usted debe seguir estos pasos:

1. Detecte qué le hace sentir tal ansiedad. Ella no aparece ‘solo porque sí’. Debe estar pasando por ráfagas de inseguridad o afronta algún problema que lo mantiene así de inquieto.

2. Enfrente la ansiedad, no haga como si nada le pasara.

3. Enfóquese en una solución.

4. Respire lentamente unas pocas veces ante cada situación difícil.

5. Téngase fe y crea que podrá vencer ese estado de zozobra. Si tiene fuerza de voluntad, saldrá adelante.

Seguir estos consejos le será muy útil. Sin embargo, si la ansiedad es intensa y no logra desterrarla, sería conveniente recibir orientación profesional, tal vez con un sicólogo o un terapeuta; ellos le sugerirán terapias apropiadas. ¡Dios lo bendiga!

REFLEXIONES CORTAS

* No todo el mundo le ayudará a empujar su carruaje; sin embargo, cuando logre encenderlo, todos van a querer subirse a él. Eso mismo le pasará en la vida: muchos lo acompañarán en las ‘buenas’, pero pocos lo harán en las ‘malas’. Así las cosas, sepa en quién invierte su amistad.

* Si sabe que su intención siempre fue ‘dar lo mejor’ y fue honesto, entonces no tiene nada qué lamentar, ni mucho menos de be sentirse mal si algo no le sale como esperaba. Sea honrado, apuéstele a la rectitud, despliegue una buena conducta y jamás le desee el mal a nadie.

* Hay que mantener la debida serenidad en la manera de pensar y en los objetivos que se tienen. Si permite que exista correspondencia entre sus pensamientos, su sentir y su actuar, estará destinado a triunfar y, por ende, alcanzará cada uno de sus sueños.

* No es la vida la que separa o distancia a la gente; son las maldades, los desprecios, las hipocresías, las humillaciones, la envidia, las traiciones y la falta de respeto los detonantes para acabar con una buena relación. La vida es muy bella como para achacarle esos feos procederes.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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