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Espiritualidad
Viernes 04 de octubre de 2019 - 12:00 PM

Jamás actuemos de forma impulsiva

Hay que regular las emociones propias y entender las de las personas que están a nuestro alrededor. Si le apostamos a esa autorregulación, podremos lograr cosas valiosas en nuestras vidas.

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Uno de los principales ‘dolores de cabeza’ de muchas personas, sobre todo en estos tiempos de aceleres, es la falta de dominio propio. Eso es grave, pues la capacidad de control sobre uno mismo es fundamental en todas las instancias de la vida.

Hay que tener autocontrol en los momentos duros y en los de éxito. Lo menciono porque, con facilidad, pasamos del éxtasis del triunfo a la frustración por la adversidad.

Debemos ser muy cuidadosos con el manejo de nuestras emociones para atender todos los frentes de la cotidianidad, sin abandonar ni descuidar nuestro carácter.

¿De qué estoy hablando? De que debemos erradicar ciertas inclinaciones naturales que no nos son benéficas; tales como la ira, la soberbia, el orgullo, el desenfreno y la extrema susceptibilidad de nuestro ánimo.

Si no logramos un pleno autodominio, la lucha por tener el manejo de todas las circunstancias será en vano y en más de una ocasión se nos multiplicarán los problemas.

¡Invoquemos la serenidad!

Esto implica dejar de preocuparnos por la oscuridad que a veces sentimos en nuestras vidas. Es necesario llenarnos de confianza para disipar esas tinieblas con las que el ‘día a día’ suele envolvernos.

Una de las mejores herramientas para lograr ese autocontrol del que hablo tiene que ver con la aceptación, que es muy distinta a la resignación.

De entrada hay que asumir que las cosas cambian, sin que ello implique un caos en nuestra existencia.

Nos corresponde aceptar que, como todo en el universo, nuestro entorno también cambia permanentemente.

Asimilar esta realidad en todo su valor nos dará la posibilidad de contemplar y disfrutar al máximo la maravilla de la variedad.

También será fundamental la coherencia al actuar. O sea que debemos hacer que concuerden tanto lo que decimos con nuestras actuaciones.

Lo propio debemos hacer entre nuestros pensamientos y sentimientos.

Lo menciono porque en más de una ocasión sentimos de una manera y nos comportamos de otra muy diferente.

Por eso nuestra vida se nos complica y ‘gracias’ a ese caos nos salimos de casillas, al punto de perder nuestro dominio propio.

La única manera de aminorar los problemas consiste en evitar las incoherencias y actuar con calma.

Pongámonos la mano en el corazón y reconozcamos lo erróneo de algunos de nuestros comportamientos.

Controlemos las impulsividades. No reaccionemos de manera violenta, tampoco nos dejemos abatir por las circunstancias grises.

La disciplina, la meditación y la oración suelen abonarnos grandes semillas para alcanzar tal autocontrol.

Hacer algunos cambios en nuestra vida, esos que implican erradicar hábitos negativos, también tiene sus bondades.

Adquirir un mayor control de nuestras acciones no solo garantiza una mejor convivencia, sino que además nos hace sentir que podemos manejar la vida con cautela, sin contar que nos hará sentir más seguros de quiénes somos y cuál es la misión que debemos cumplir.

EL CASO DE HOY

Testimonio: “Quisiera que me ayudara a responder algunas inquietudes que me surgen con la gran cantidad de preocupaciones que afronto. Le confieso que soy inestable y eso ha hecho que mis problemas se multipliquen. He tenido grandes sinsabores en los aspectos profesionales y emocionales, los cuales me han debilitado aún más. Lo peor es que me aferro al pasado y me atormentan los recuerdos por lo que ‘pudo ser’ y ‘no fue’. A veces pienso dejar todo tirado en mi rutina, pero me da mucho miedo. Algunos me aconsejan que mejor me quede quieta. En el fondo siento que no puedo seguir, pero soy cobarde. ¿Qué hago?”.

Respuesta: Antes que nada recuerde que el único que puede decirles “sí” o “no” a sus inquietudes y preocupaciones es su propio corazón.

También tenga presente que para resolver los problemas, primero hay que enfrentarlos con firmeza y valentía.

Le corresponde aprovechar las lecciones que pueda sacar de las experiencias que le ha dado la vida.

Las amarguras, una vez superadas, deben ser la materia prima para reforzar su nobleza, fortificar su espíritu resiliente y para incrementar su tenacidad.

¿Sabe algo? Si mira las cosas con detenimiento, es probable que descubra que la vida misma le está diciendo con fuerza que ya es hora de hacer ciertos cambios estructurales; tanto en su forma de pensar como en su actitud.

Creo que es tiempo de cortar con el pasado. No se apegue a los viejos recuerdos que, de alguna manera, no lo dejan crecer.

Lo invito a reestructurar su cotidianidad. Puede ser que a otras personas esto les parezca “arriesgado, absurdo y fuera de lugar”, pero por lo que interpreto entre las líneas de su carta creo que es que vital transformase por dentro para garantizar una mejor vida.

¡Claro! Debe hacer tal transformación de una manera inteligente y lógica.

Saque de su mente los pensamientos negativos autolimitantes e improductivos, los cuales lo están desgastando y le hacen dilapidar muchas energías.

Quedarse en el temor y en el ayer nunca lo conducirán a nada concreto.

Tendrá que tener mucho tacto para que pueda manejar de manera eficiente sus cosas. Es decir, debe analizar cuál es la mejor opción, estudiarla y pensar en la forma correcta de adaptarse a los cambios.

Debe mantener muy en estado de alerta sus sentidos y actuar con extremada prudencia en todo momento para evitar equivocarse o sobrepasarse.

Tenga presente que su misión, en las actuales circunstancias y en estos tiempos de su vida, es precisamente la de aprender de los errores, enmendar y mirar hacia el frente. Yo sé que si es propositivo todo le fluirá.

Conserve la calma, crea en usted mismo y llénese de bondad para que no actúe de forma precipitada; además siembre armonía en su corazón y en todo su alrededor.

Si logra hacer esto desde el nivel de su mente, mejorará la naturaleza, la calidad y la cantidad de las energías que yacen en su ser. De esta manera podrá culminar con pleno éxito todos los proyectos y programas que usted ponga en marcha y lidere.

Finalmente, pídale sabiduría y serenidad a Dios para que recomponer el camino. Con fe, acción y perseverancia podrá enfrentar lo que venga de ahora en adelante.

FRASES SUELTAS

* Llénese de la fortaleza suficiente para seguir adelante; incluso durante las mayores pruebas y dificultades.

* El tiempo descubre las mentiras ocultas, revela las razones más ciertas y delata a las personas más falsas.

* Ser soberbio puede hacerlo ver ‘fuerte’. Sin embargo, el camino hacia Dios es el que lo conduce a la felicidad.

* La amistad es como la vida misma: Dios nos la da a todos y cada quien se encarga de hacerla crecer.

* Me he equivocado, he caído y he llorado. Sin embargo, he aprendido de los errores y he detenido mi derrumbe.

* Nada fortalece más la autoridad que un silencio oportuno. Si usted grita, lo único que hace es rebajarse.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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