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Espiritualidad
Miércoles 09 de octubre de 2019 - 12:00 PM

No neguemos las emociones, controlémoslas

Es imposible evitar las emociones Sin embargo, todas ellas, por muy complejas que nos parezcan, se pueden manejar o equilibrar.

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Un lector me dice que no sabe cómo dominar sus emociones. Señala que él parece un ‘fósforo’ que se enciende con nada y, al mismo tiempo, flaquea en los momentos en los que debería ser estricto o actuar con vehemencia.

No ha aprendido a nivelarse, pues siempre cae en excesos o en extremos: tiene días de mucha rabia y otros en los que es muy flexible.

Empiezo por responderle a mi lector y a ustedes que, ni él ni yo ni nadie puede evitar sentir esas emociones.

¿Y saben por qué?

Porque ningún ser humano está hecho de palo, ni tampoco puede ser tan ‘cara dura’ como para no sentir algo en determinado momento.

¡La clave no está en negar las emociones! Lo importante es tener la suficiente inteligencia emocional como para identificar nuestros propios estados de ánimo.

¿Qué pretendo decir?

Que nos corresponde reconocer cuándo y por qué estamos iracundos, nerviosos, melancólicos, tristes o incluso felices. Hay que hacerlo para actuar sobre las causas y no quedarnos solo con los síntomas de nuestros estados de ánimo.

Mejor dicho: no se trata luchar contra nuestras emociones, sino de saber por qué nos ocurren.

Cada quien aprende sus propias tácticas para controlar cada emoción, si se lo propone. Yo, por ejemplo, recurro mucho a la oración.

Sí, es tarea de cada uno de nosotros encontrar la estrategia más adecuada para regular los sentimientos negativos y los positivos.

Perdone que les reitere, pero hay que entender el origen de lo que sentimos para tratar la causa y tomar el control de nuestra mente.

Siempre que escucho a gente decir que no sabe controlar sus emociones pienso que muchos seres humanos serían más felices si le dieran más importancia a la vida espiritual.

No hablo de un asunto religioso, sino de ir a nuestra interioridad para mirarnos por dentro. Hacer eso es esencial si queremos tener una entorno sano en los ámbitos laboral, sentimental y familiar.

Me alegra saber que al menos mi lector reconoce que tiene un problema; y eso es un gran paso para darle solución a lo que está sintiendo.

Todos los patrones de comportamiento que tengamos, tanto los positivos como los negativos, son productos de experiencias en la niñez que marcaron la forma en cómo nos percibimos ante los demás y nuestra forma de relacionarnos.

Por eso es importante identificar esos rasgos y ver la raíz de la causa que está ocasionando que nos comportemos de determinada manera.

Puede ser un mecanismo de defensa, puede ser inseguridad, puede ser ansiedad o en el peor de los casos puede ser algo que nos esté causando un conflicto o estrés interno muy fuerte que no hemos sabido batallar.

No obstante, todo será conjetura si no vamos a la raíz del problema.

Si el tema es más complicado, no estará de más que visitemos a un especialista que logre hacernos un diagnóstico adecuado sobre todos los aspectos de nuestra vida. Una voz profesional siempre será válida.

Si es su caso, no tenga miedo de pedir ayuda a un especialista. Se sorprenderá de todo lo que puede aprender en materia de salud emocional. En la cultura occidental nos han metido el cuento que eso es sólo para locos, pero esa creencia no está más que alejada de la realidad.

Tenga en cuenta que lo mejor en lo que puede invertir tiempo y energía es en usted mismo. Así que no dude en ser una mejor versión de sí mismo.

EL CASO DE HOY

Testimonio: “La desorientación ha marcado mi vida: tengo 40 años y todavía no sé qué hacer. Nunca me comprometí afectivamente y hoy me siento solo; tampoco diseñé un proyecto de vida y hoy soy un ‘don nadie’. La verdad fue que no quise salir de la comodidad de mi casa y hoy soy un arrimado; ni pensé en ahorrar dinero, pues solo vivía del ‘día a día’. ¿Cómo puedo recomponerme? Siento que se me va la vida sin hacer nada serio. Espero que atienda mi caso”.

Respuesta: Qué difícil es reconocer que tomamos malas decisiones. Sin embargo, es bueno saber, al mismo tiempo, que tenemos aún la oportunidad de cambiarlas.

Si bien tiene 40 años, eso no quiere decir que no pueda recomponer el camino.

No en vano dicen que un proyecto de vida es más efectivo cuando se alcanza cierta madurez de la vida y, por lo que leo entre sus líneas, ya entendió que debe recomponerse. Lo aplaudo por eso.

Tenga en cuenta que todo en esta vida es posible y tiene solución, desde que estemos vivos y exista salud.

¿Qué le pretendo decir? Que su caso no es tan grave porque no es un ‘anciano’. Aún tiene al menos 35 o 40 años de vida productiva, y eso es maravilloso desde todo punto de vista.

Empecemos por definir ¿Qué es un proyecto de vida? Es una hoja de ruta que le permitirá tener conocimiento sobre usted mismo, con el fin de alcanzar de forma realista los sueños o hallar el sentido de su misión personal.

Así las cosas, lo primero que debe hacer es ser lo más honesto posible consigo mismo y trazarse un plan realista que lo mantenga satisfecho en los diferentes aspectos de su existencia.

Es fundamental analizar cuáles conductas habría que mantener y cuáles cambiar para llegar a donde quiere ir, ya que hay algunas que pueden no ir en paralelo a sus objetivos.

También es clave recuperar la confianza en usted mismo. Yo sé que las situaciones por las que ha atravesado, esas en las que no adquirió compromisos serios, lo tienen un poco pesimista.

Por eso es fundamental ejercitar el optimismo para que, a partir de una mirada esperanzadora, pueda sentirse distinto y se anime a crecer.

Un dato clave: debe enfocarse en el aspecto laboral o en sus ingresos económicos. Analice y evalúe cuáles son las mejores opciones que tiene para dedicarse a un oficio que le brinde la mayor estabilidad posible. Y digo ‘posible’ porque no hallará uno que lo satisfaga al 100%, así que deberá ejercer prioridades. En segundo lugar enfóquese en su salud y bienestar, si no tiene una rutina al respecto debe ponerse pequeñas metas que lo mantengan estable.

Y por último su vida sentimental. Se la pongo de última porque nunca será una buena idea tener una relación cuando primero no está resuelto su bienestar laboral y emocional. Cuando no estamos preparados para una relación, nada nos puede salir bien.

Tenga en cuenta que en muchos casos tendrá que hacer sacrificios y tomar riesgos, así como cambios de hábitos. Al principio le resultará difícil, pero verá que con el tiempo se va adaptando poco a poco a su nueva vida.

Todo depende de la voluntad y del empeño que le ponga; cosas que, afortunadamente o desafortunadamente, solo dependen de usted.

¡Ánimo, aún le falta mucho por vivir! Por favor, apenas tiene 40 años. Le envío un abrazo.

REFLEXIONES SUELTAS:

Lo que ella afirmó: Santa Teresa de Ávila dijo: “Hay que ser amable con el cuerpo, para que el alma tenga ganas de habitar en él”.

Gotas de lluvia: Está confirmado que el sonido de la lluvia moderada ayuda al 90% de las personas a dormir relajadas.

Gran verdad: A veces los momentos felices son como las gafas: los busca por todos lados y resulta que los lleva puestos.

Ser espiritual: Más allá de las creencias, de los templos o de las religiones, lo espiritual existe en cada uno de nosotros.

Juego de palabras: No tenga miedo de ser diferente, tenga pavor de ser igual a todos los demás. ¡Marque usted la diferencia!

Aunque no lo crea: Reír, amar y servir, todo en porciones debidas, son los tres mejores remedios para cualquier cosa en el mundo.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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