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Espiritualidad
Miércoles 30 de enero de 2019 - 12:00 PM

No se deje afectar por la mala vibra de otros

Aléjese de quienes siempre tienen un pero de respuesta, que viven hablando mal de todo el mundo y que suelen echarles la culpa por sus propios fracasos a los demás.

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Donde quiera que estemos siempre veremos gente que se altera por todo y que vive amargada. ¡No se deje contagiar de esa mala vibra!
Donde quiera que estemos siempre veremos gente que se altera por todo y que vive amargada. ¡No se deje contagiar de esa mala vibra!

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Donde quiera que estemos siempre veremos gente que se altera por todo y que vive amargada. ¡No se deje contagiar de esa mala vibra!

A veces usted se ve sumergido en problemas ajenos y, de manera desafortunada, termina involucrado en situaciones que jamás imaginó experimentar.

Lo peor es que, en un intento desesperado por sacudirse de esas circunstancias, suele enfrentarse a personas que definitivamente son tóxicas y que no le aportan nada para su tranquilidad emocional.

Al estar cerca de sujetos con ‘mala vibra’ usted comienza a percibir un cansancio inusual.

¿Por qué ese desgaste?

Eso se da, entre otras cosas, porque emplea en tales individuos más energía de la necesaria.

Ojo: Muchos actúan de mala fe, lo contaminan y lo predisponen con necedades.

Debe estar atento para no hacer cosas de las que más tarde tenga que arrepentirse.

Entienda que no está entre sus frentes de acción el hacerles cambiar de opinión a las demás personas, ni tampoco le corresponde calmar los tediosos estados de ánimo de quienes solo saben quejarse.

Usted no es el ‘basurero’ de nadie, ni mucho menos tiene por qué padecer los dolores de cabeza de sus vecinos.

Sin volverse un tipo frío o calculador, seleccione muy bien a sus amigos. No todas las personas tienen los mismos valores que usted ha aceptado como fundamentales para su existencia.

La mejor opción para no seguir metido en los ‘remolinos’ de los demás consiste en mantener un prudente silencio; y si los ‘vampiros’ pretenden arrastrarlo hacia la confrontación, mantenga una prudente distancia.

Involucrarse en discusiones acaloradas o agresivas lo hará pasar malos ratos y luego padecerá resentimientos.

Busque espacios más agradables y compatibles con su espíritu. ¡Consiéntase y viva su entorno en paz!

Su corazón debe estar a gusto y feliz. Logre primero el máximo amor por usted mismo, para luego estar en capacidad de brindarles amor a otros.

No se acerque a gente que termina envenenando su cotidianidad.

Asegúrese de que los que le rodeen no acaben ‘sacándolo de casillas’.

Insisto en preguntarle: ¿Por qué usted tiene que cargar con angustias o resquemores ajenos?

Puede hacer que todo sea positivo y abundante para usted, siempre y cuando se suelte de esa vieja idea de que debe cargar con problemas que otros deben solucionar.

Procure que sus opiniones no entren en conflicto con las de los demás, porque así evitará indisponerse y despejará su camino.

¡Dios lo bendiga!

¡Cuénteme su caso!

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. Ellas rodean los pensamientos, los atosigan y a veces logran intoxicarnos; tanto que no encontramos respuestas satisfactorias. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o empleando terapias de saneamiento espiritual. ¿Cuáles son esos temores que asaltan su alma? Cuénteme su caso a través del correo: eardila@vanguardia.com ¡Veamos el caso de hoy!

Testimonio: “Soy víctima de chismes y de comentarios malintencionados sobre mi vida. Algunos de esos rumores me pintan como una persona doble, fría y presumida. Aunque no lo quisiera ver así, me asaltan pensamientos desalentador. Son como nubes grises que me oscurecen el día. ¿Qué debo hacer ante esos comentarios capciosos y aburridores? Aconséjeme. Sería algo que le agradecería”.

Respuesta: Siempre he creído que los chismes son destructivos, no por ellos mismos sino porque uno les da ese poder. ¡No se deje aburrir por esos rumores!

No pretenda darles a ellos mayor atención. Le conviene mantener la máxima tranquilidad posible y actuar con prudencia, para que pueda ver las cosas de una manera más objetiva y se aleje de esas atmósferas grises.

Aunque no sea fácil apreciar cómo ciertas personas malintencionadas quieren entorpecer su cotidianidad, en sus manos está el decidir si eso arruina o no su estado de ánimo.

Perdone que le insista, pero a veces es una buena táctica aplicar la indiferencia. Mantenerse al margen de los chismes es una interesante salida, entre otras cosas, porque se logran neutralizar las fuerzas negativas que suelen alborotarse a su alrededor.

Si los rumores persisten, llénese de valor y enfrente a los chismosos con serenidad y con dignidad. Pero antes que nada respire profundo, llénese de calma y de argumentos sólidos.

La confianza en usted mismo será su mejor arma para superar esta penosa situación. No obstante debe estar muy atento para no dejar que su orgullo personal lesione aún más su entorno.

No les dé valor a las necedades de quienes quieren desestabilizarlo y mire el presente con optimismo.

¡Valórese, respétese y quiérase!

¿Sabe qué hago yo cuando hablan mal de mí? Sonrío y les sacó el quite a las habladurías. Acto seguido les pongo mi mejor cara a esas cosas que considero como ‘latosas’. Si lo mira de una forma serena y hasta actúa como yo lo hago, desvanecerá esos comentarios capciosos.

Esas nubes grises, tal y como usted las ve, pueden ser despejadas rápido de su mente. En lugar de prestarle atención, dele más categoría a su pensamiento. Por esta razón, no importa cuán estresantes, complejos o graves parezcan esos chismes, siempre existe la posibilidad de verlos como un cero a la izquierda. ¡Hágame caso y verá que todo pasará!

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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