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Espiritualidad
Viernes 17 de mayo de 2019 - 12:00 PM

No se enfrasque con los problemas, mejor búsqueles las salidas

Solemos llenarnos de angustias innecesarias. Y es que a veces, cuando surge un problema, nos sumergimos en el mar del desespero por no conservar una dosis de calma.

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La vida es un entramado de luces y sombras, de inicios y finales, de subidas y bajadas; mejor dicho, de episodios positivos y negativos.

A veces nos cuesta mucho entender eso, sobre todo durante los días grises, en las despedidas y cuando aparecen las adversidades.

¿Qué hacer?

No hay una respuesta exacta para tal inquietud. Yo diría que las situaciones tienen que fluir, entre otras cosas, porque todo ocurre en el tiempo de Dios.

Lo menciono porque abordamos nuestros problemas con demasiados afanes. Pretendemos solucionarlos con supuestos ‘medicamentos rápidos’ que, a decir verdad, no dejan de ser apresuramientos.

Ojo: La madurez emocional supone comprender que los problemas vienen y van. Y la mejor forma de enfrentarse a ellos consiste en aceptarlos, pero buscándoles las mejores salidas.

De esta forma, con la aceptación y la sabiduría para resolverlos, descubrimos cómo los contratiempos nos muestran verdades que desconocemos.

No nos preocupemos tanto por resolver de inmediato esas cosas que supuestamente están incomodando nuestra vida; es mejor tener serenidad.

Es decir, permitamos que cada cosa tenga su tiempo y su lugar.

Aunque usted no lo crea, un problema tiene la capacidad de ayudarnos a ver aristas que no contemplábamos.

La clave es entender que se nos van a presentar algunos momentos en los que deberemos abandonar temporalmente la racionalidad para actuar atendiendo nuestras corazonadas y seguir las señales de la intuición.

Estas capacidades innatas serán las que nos van a permitir encontrar las mejores soluciones a los problemas de la vida y las alternativas de acción.

En lo personal, suelo tomarme un tiempo prudencial para pensar, para organizar mis ideas, para captar con más claridad mis intuiciones y, sobre todo, para tomar decisiones que se aproximen a lo correcto.

Sea cual sea la estrategia de cada quien para actuar, en general debemos entender que para lograr un mayor desarrollo personal es importante aceptar el dolor, sin que nos tengamos que resignar a sufrir.

Las dificultades son hechos importantes e inevitables de la existencia, porque de esta manera vamos a ganar fuerza interior y, de paso, tendremos mayor acceso a ciertas zonas de la vida que necesitamos experimentar.

¡La vida fluye!

Si solo asimiláramos esa frase nos evitaríamos muchas penas y obtendríamos más cosas de las que se logran con la amargura.

Le sugiero que cuando pase por un momento de crisis o de tensión, tenga en cuenta que solo de usted depende que esa situación sea superada. ¡Es su actitud la que define su verdadera suerte!

Su mundo no tiene por qué ser estresante.

Analice bien sus actividades y, con base en estos criterios, aplique los correctivos que considere más apropiados.

Algo más: Es importante que no asuma como un pesado fardo ciertas responsabilidades que a usted no le corresponden; suéltelas, delegue, aligere sus cargas y abandone aquellas actividades que frenan su desarrollo o su crecimiento personal y espiritual.

¡Dios lo bendiga!

EL CASO DE HOY

Las inquietudes asaltan con frecuencia al estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para encontrarle el debido alivio a nuestra alma. ¿Cuáles son esos temores que lo asfixian en la actualidad? Hábleme de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíeme su testimonio a través del correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, yo mismo le responderé. Veamos el caso de este domingo:

Testimonio: “He vivido cosas duras en mi pasado reciente. A veces las recuerdo y me lleno de rabia. No sé por qué, pero tengo guardado en mi corazón grandes remordimientos. Hoy, en una nueva etapa de mi existencia, miro hacia el frente y tengo miedo por lo que pueda venir. No quisiera que en esta fase que experimento hoy vuelva a tener tropiezos. Nunca había sido un hombre de temas espirituales, pero hoy veo que necesito una dosis de ellos. Por favor, me gustaría encontrar en usted y en su columna unas palabras de aliento. Se lo agradecería”.

Respuesta: Ante los resentimientos, los abuelos siempre aconsejaban permanecer calmado, sereno y, sobre todo, no perder el mando de uno mismo. Evoco esas palabras para decirle que, más allá de lo que le pase, se puede llevar bien con usted mismo y con su historia personal.

¿Qué le sugiero? Que no mire con resentimiento ni pesimismo los episodios duros que le han sucedido; tómelos como lecciones de vida.

Como no me da precisiones sobre qué fue lo que le pasó en ese pasado reciente del que me escribe, quiero que vea todo como una gran oportunidad de crecimiento.

Para que pueda disfrutar plenamente las bendiciones que vienen, será conveniente que, sin dejar de tener los pies en la tierra, mire los hechos con lentes esperanzadores.

Es cierto que vendrán unos días de color gris, pero luego todo será claro y positivo. Actúe con serenidad; y aprenda a escuchar, a comprender y a perdonar.

No son por las vías de la rigidez, la intransigencia, la ira y el rencor por donde encontrará la solución a los conflictos que se presenten a su alrededor. Si actúa con nobleza e inteligencia, no solo arreglará los problemas del presente sino que dispondrá para el futuro de mejores herramientas que le darán más receptividad.

Usted es responsable de su propia individualidad y por esta razón debe imprimirles su impronta a aquellas cosas en las cuales intervenga.

Mantenga la mente abierta y despliegue una disposición positiva en el corazón, para comprender las circunstancias y afrontar los hechos con objetividad.

Fije su mente en aquello que desea lograr, concentre su acción y siga avanzando; pronto recibirá las recompensas.

Su magnetismo personal y su franca decisión harán que las cosas cambien a su favor. También dele una mirada con detenimiento a las cosas de su vida espiritual, pues por esta vía vendrán a usted cosas maravillosas.

Revise con detenimiento su dimensión interior; cuando incursione en ese campo encontrará fuentes de energía que debe saber aprovechar para su desarrollo integral.

Dicho de otra forma: ¡Emprenda un proceso de renovación!

Pídale a Dios fortaleza para seguir y dese la gran oportunidad de ser feliz. ¡Éxitos en todo lo que haga!

OTRAS REFLEXIONES

¡No viva en la oscuridad!

Solemos tropezar y caemos constantemente, incluso cuando estamos iluminados. Pero cuando hay oscuridad espiritual, ni siquiera sabemos en qué hemos caído. ¡Busquemos el equilibrio!

No sé por qué muchos insisten en alejarse de su mundo interior y pretenden, casi que de manera terca, encontrar afuera lo que yace en lo más profundo de sus corazones.

Gente sencilla

Hay mucha gente exitosa y su fama nos vive recordando cada uno de sus triunfos. Pero lo que más necesitamos es conocer gente sencilla, humilde y de servicio a la comunidad. De ese tipo de personas, que por fortuna hay muchas, debemos hablar más los periodistas.

Hacer las cosas con amor

El amor está en todas partes; él no solo existe en su pareja, también se le ve en su hogar, al lado de sus amigos de verdad, con los animales y por supuesto en usted mismo. Él es un sentimiento muy hermoso, tanto para sentir como para recibir. Póngale amor a cada una de las relaciones que tenga y despliegue una buena dosis de ello en su cotidianidad.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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