Publicidad

Espiritualidad
Miércoles 02 de octubre de 2019 - 12:00 PM

Observémonos por dentro

Esta es una invitación a viajar al fondo de nuestra alma. Se trata de una búsqueda interior para entender nuestras venturas y desventuras.

Compartir
Imprimir
Comentarios

Compartir

Los temores que experimentamos están condicionados por la forma como nos acostumbramos a ver la vida. Esos obstáculos mentales nos condicionan en todas las esferas y ámbitos.

Las ocupaciones, los aceleres del día a día e incluso nuestra falta de valor para vernos por dentro hacen que no asumamos esa gran verdad.

Pero así estemos llenos de compromisos, la vida siempre nos recordará insistentemente que nuestro mundo interior es la materia prima con la que podremos enfrentar cualquier situación.

Por eso siempre será clave que nos autoevaluemos para analizar esas actitudes que suelen entorpecer el camino hacia la felicidad.

A veces pensamos que lo que nos ocurre obedece a factores externos, cuando todo está dentro de cada ser. Nos corresponde mirarnos a través de los espejos del alma.

No podemos ser optimistas si vivimos acumulando y alimentando la energía negativa.

Todo lo que llevemos por dentro repercutirá en nuestra realidad. Eso que se anida en nuestro corazón determinará los comportamientos y actitudes hacia los demás.

De ahí la importancia de conocer y cuidar todo aquello que forma nuestro mundo interior. Solo si nos conocemos podremos seleccionar luchas, cargas y preocupaciones.

Dicho de otra forma: Para cambiar cualquier forma de ser, hay que encontrar las causas que la ocasionan.

Es preciso ser conscientes de quiénes somos, en dónde estamos parados, cuáles son realmente nuestros valores, por qué estamos en este mundo, cuáles son nuestros anhelos, en fin...

Hay que averiguarlo porque, tal vez sin notarlo, nuestros pensamientos y creencias son determinantes a la hora de actuar; además bloquean las emociones y afectan la salud.

Lo mejor es que si nos conocemos comenzamos a ser nosotros mismos y entonces la vida misma nos fluirá. Es ahí cuando tomamos decisiones para saber qué dejar entrar o salir de nuestro mundo.

Meditando sobre estas cosas también tendremos conciencia de algunos errores que cometemos; esos que son nuestras mayores trabas.

Cuando decidimos ir a lo más fondo del corazón entendemos nuestras perspectivas, empezamos a ser más responsables y nos comprometemos a ser felices.

De igual forma aprendemos a querernos, a no ser tan crueles con nosotros mismos y a recomponer el camino.

Lo mejor es que eso nos permitirá confiar más en nosotros mismos y podemos sacar el mayor provecho posible de la vida.

Aprendemos a controlar el estrés y la ansiedad para poder estar en buenas condiciones y disfrutar de las buenas cosas que nos tiene reservadas Dios.

La clave es no perder el equilibrio y agudizar nuestra vista, a fin de que reconozcamos todas las oportunidades que hay en el entorno.

Insisto en la importancia de recuperar y afianzar nuestra identidad personal, analizar con cabeza fría las dificultades y liberarnos de los perjuicios que la cotidianidad suele imponernos.

También debemos vencer los miedos. Nada que nos frene o nos ate será útil para devorarnos el mundo. ¡Además, tenemos derecho a ser libres!

Testimonio: “Experimento relaciones clandestinas, pues no me agrada la idea de comprometerme sentimentalmente de manera seria con nadie. Durante los últimos años conocí a un hombre que me movió el piso, pero él es casado y tiene dos hijos. Opté por mantener con él la condición de amante y diría que no me arrepiento de haberlo hecho. Sé que este asunto tal vez no le suene del todo espiritual como los temas que usted aborda en esta página; no obstante quiero preguntarle si el decidir ser ‘la otra’ podría lastimar mi alma o ir en contra de los designios de Dios. Me estaré equivocando con este proceder. ¿Usted qué opina?”.

EL CASO DE HOY

Testimonio: “Experimento relaciones clandestinas, pues no me agrada la idea de comprometerme sentimentalmente de manera seria con nadie. Durante los últimos años conocí a un hombre que me movió el piso, pero él es casado y tiene dos hijos. Opté por mantener con él la condición de amante y diría que no me arrepiento de haberlo hecho. Sé que este asunto tal vez no le suene del todo espiritual como los temas que usted aborda en esta página; no obstante quiero preguntarle si el decidir ser ‘la otra’ podría lastimar mi alma o ir en contra de los designios de Dios. Me estaré equivocando con este proceder. ¿Usted qué opina?”.

Respuesta: Todas las relaciones que mantenemos, de alguna forma, nos muestran nuestro propio amor. No me parece acertado opinar sobre su forma particular de ver su relación con él, entre otras cosas, porque usted misma asegura que no se arrepiente de ello.

Le reitero que no soy la persona indicada para responderle si se está equivocando o no con este proceder. Lo que sí le puedo decir es que todos erramos en algún momento de nuestra vida y que, más allá de ello, hay que tener claro que nuestro nivel espiritual lo fija la capacidad de asumir la responsabilidad sobre las acciones que emprendamos.

Su misión espiritual, si así la pudiéramos llamar, consistiría en tomar consciencia de lo que está haciendo con su vida. Algunos hombres y mujeres que han optado por ser amantes de forma clandestina han logrado salir adelante; otros aprendieron que el entrometerse en una relación preexistente causa dolor. ¿En qué grupo cree estar usted?

Por otro lado, tendría que responderle que mantener siempre relaciones furtivas podría denotar cierta inmadurez emocional en la que usted, de una manera similar a la etapa de la adolescencia, busca experimentar, probar y aprender, sin incurrir en responsabilidades, compromisos o proyectos a largo plazo con la otra persona.

Lo digo porque asumir este rol es exigir poco y dar poco. Parece una ecuación sencilla, pero podría tener resultados desastrosos para su alma y para los terceros; es decir, para la familia de su amante.

Uno de los efectos o resultados propios de tener la posibilidad de reconocer y disfrutar de una manera más plena la sexualidad, sin que para hacerlo deba precisamente incurrir de manera obligatoria en un ritual como el matrimonio, es la libertad de elegir y no exigir.

Sea cual sea el origen que la motiva a usted a conformarse con compartir a su pareja, lo más importante es que se pregunte y se responda hasta qué punto le hace en realidad feliz saber que nunca tendrá un compromiso lo suficientemente sólido como para dejar de ser tan solo ‘la otra’ en la vida de alguien.

Yo le pregunto: ¿Usted quiere seguir siendo el ‘comodín’ en la vida afectiva de él?

¿Está dispuesta a ser incondicional y a no exigir más tiempo y atención del que él le pueda brindar?

Responda esas preguntas sin juzgarse a usted misma, ni a través de los ojos de los demás.

Espero que su decisión no origine ningún tipo de daño que la afecte a sí misma o a otros. Le corresponde ser consciente de sus actos y asumir sus consecuencias.

Por último le recuerdo que la responsabilidad espiritual exige coherencia en el pensar, en el sentir y en el actuar.

REFLEXIONES SUELTAS

Receta

La vida se prepara con amor, se condimenta con fe, se endulza con alegría y se vive con agradecimiento.

Tres verdades

Recuerde que la crisis lo hace crecer, la caída lo hace mirar al cielo y el problema lo hace buscar más a Dios.

¡Transfórmese!

El mayor valor de la vida no es lo que consigue sino en lo que se convierte. La clave es la transformación.

Desahogo final

Llore todo lo que quiera y tómese el tiempo necesario. Después de ello pase la página y sea feliz.

El presente

La única manera de que su mañana sea feliz es que hoy también lo sea. Viva su presente con pasión.

Sanación

No se aferre al pasado, procure que su mano jamás reabra la herida que ya cicatrizó. ¡Mire hacia el frente!

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicado por Euclides Kilô Ardila

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad