domingo 04 de diciembre de 2022 - 12:00 AM

Espiritualidad

¿Para qué dar tantas vueltas en el mismo sitio?

Aceptar las experiencias que nos ocurren en la vida será clave para crecer como personas. No podemos dejarnos llevar por las adversidades, ni tampoco debemos quedarnos dando vueltas sin sentido.

Los problemas, con relativa frecuencia, hacen que nos la pasemos ‘dándole vueltas’ a ellos ‘una y otra vez’. Y en ese círculo vicioso de las preocupaciones terminamos agotándonos, estresados y más confundidos.

Es normal que nos preocupemos cuando algo no nos sale como esperamos; sin embargo, en más de una ocasión exageramos y entremezclamos demasiadas cosas al punto que asumimos que la vida se nos escapa de nuestro propio control.

A todos, sin excepción, nos asalta la incertidumbre por lo que nos pueda deparar el destino. También les tememos mucho a esas variaciones que nosotros no provocamos y que la vida nos trae por sí misma. No obstante, no nos podemos quedar presos de esa desazón.

Es clave que controlemos y gestionemos nuestros pensamientos para no empeorar el panorama. Insisto en decir de que no se trata de dejar de preocuparnos, sino de buscarles salidas a las situaciones sin tanto agobio.

Tal vez por eso, por tanto afán que nos asalta, es que vivimos postergando decisiones.

Cuando asumamos el valor de ver nuestros miedos, cara a cara, los obstáculos, los imprevistos y las mismas dudas que hoy nos carcomen comenzarán a desvanecerse.

Debemos asumir plenamente las riendas de nuestra existencia y tomar las medidas que nos corresponda realizar en cada momento y ante cada circunstancia por la que atravesemos.

Solo así podremos ir ganando confianza e iremos comprobando que, a veces, esas cosas que consideramos ‘tan graves’ solo son predisposiciones de la mente.

No debemos condicionar nada a un libreto riguroso, ni mucho menos pretendamos planear el mañana desde trincheras o ‘zonas de confort’.

Yo sé que, en algunos momentos, sentimos que perdemos nuestra autonomía y eso nos genera un poco de temor. Sin embargo, antes de que la tristeza nos invada, es preciso cuestionar y averiguar qué es lo que es nos está haciendo falta para poder gozar plenamente de la vida.

¡Nada de resignarnos!

Desterremos, de una vez por todas, esa vieja costumbre de estar repitiéndonos que “nos toca hacer lo que estamos haciendo”.

No vinimos a este mundo a sufrir, ni mucho menos estamos condenados a ser infelices o vagar por el mundo ‘sin ton ni son’. No podemos creer que todos esos cúmulos de responsabilidades y de compromisos que hoy están alterando nuestra cotidianidad hacen parte de nuestro destino.

Tampoco podemos echarles la culpa a los demás de lo que nos pasa porque, supuestamente “ellos no nos están dejando hacer lo que quisiéramos o lo que verdaderamente nos interesa”.

Usted, yo y todos en general debemos tomar la batuta de nuestra propia vida para recomponer el rumbo y, sobre todo, para ser totalmente felices.

En la vida cotidiana ocurren situaciones inesperadas y, aunque no lo creamos, muchas de ellas surgen para ponernos a prueba.

BREVES REFLEXIONES

¿Para qué dar tantas vueltas en el mismo sitio?

* Lidiar con lo imprevisto es parte del trayecto. Recordemos que estamos en un camino dinámico y creador; así las cosas, debemos ser propositivos. En vez de pensar en lo difícil que es nuestro camino, pensemos en lo increíble que será nuestra historia.

* Existen personas que cuando las cosas se ponen difíciles, en lugar de soltarlo, lo agarran más fuerte. Esos son los seres humanos que debe mantener en su vida, porque ellos suelen acariciarle el alma y le proporcionan un refugio y una mano amiga.

* Nunca diga un ‘lo quiero’, si no lo siente de verdad; nunca pregunte cómo está, si no le importa lo que le pasa a esa persona; nunca ofrezca esperanzas, si no le corresponderá; y no le abra totalmente el corazón a alguien, si va de paso. De esta forma, evitará hacer sufrir a alguien.

EL CASO DE HOY

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al siguiente correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:

¿Para qué dar tantas vueltas en el mismo sitio?

Testimonio: “Algo fuerte que me pasó con un desengaño, hoy hace que me sienta decepcionado con la vida. No he logrado sacudirme de esa decepción y, en cierta forma, me volví un incrédulo de todo. ¿Qué consejo me podría dar ante eso que siento? Muchas gracias”.

Respuesta: En algún momento todos nos hemos decepcionado o hemos experimentado el ‘sabor amargo’ de lo que creíamos que iba a suceder, pero que finalmente nunca se nos dio.

Casi que podría decirle que eso que vive es relativamente ‘normal’. Lo menciono porque, por mucho que queramos escapar de alguna decepción, suele suceder que nos equivoquemos con nuestras expectativas.

En su caso, tienen la tarea de superar las emociones que ha experimentado a raíz del desengaño vivido. Hablo de esa tristeza, de ese miedo, de esa rabia y de esa frustración que, al final, lo tienen preso en medio de su cotidianidad.

Si insiste en guardar todo ese desencanto dentro de su alma, finalmente enquistará aún más su rencor, al punto que su dolor se volverá más crónico, aumentará su pena y el resentimiento lo bloqueará cada día más.

No le dé más vueltas al asunto porque se quedará acumulando más amargura.

Me parece clave que vea lo vivido como un aprendizaje. Desde una óptica resiliente, el superar esa decepción lo hará más fuerte.

Si no lo hace, jamás volverá a confiar ni en usted mismo y el escepticismo se convertirá en su propia prisión.

Pídale a Dios fortaleza y claridad para superar esta situación y mire hacia adelante con optimismo. ¡Hágame caso!

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí.
Image

Periodista de Vanguardia desde 1989. Egresado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y especialista en Gerencia de La Comunicación Organizacional de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metropolitana y encargado de la página Espiritualidad. Ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.

@kiloardila

eardila@vanguardia.com

Lea también
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad