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Espiritualidad
Lunes 13 de septiembre de 2021 - 12:00 PM

Podemos brillar, incluso en medio de la adversidad

Dicen que la Luna conoce tanto nuestra alma que cada noche termina irradiándonos una luz que logra revitalizarnos. Deberíamos aprovechar la energía que ella nos ofrece, para aprender a sobrellevar los denominados tiempos de oscuridad que suelen aparecer en nuestro entorno.

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La vemos ‘coqueteando’ con el cielo y siempre logra cautivar nuestra atención. Hablo de la Luna, esa que despliega un poder que nos hace levantar la mirada hacia ella con relativa frecuencia.

La Luna tiene fuerza propia y siempre se mantiene igual, incluso cuando parece que está menguando. La verdad es que nunca cambia de forma, ya que sus denominadas fases no son otras cosas que reflejos de la luz del Sol.

Contemplarla trae paz a nuestro mundo. Es más, suele acompañarnos durante las horas más oscuras y de paso nos contagia con su energía espiritual.

La Luna no entra en disputa con nadie, no le daña el sueño a ninguna persona, no intenta aplastar a otros y lo mejor es que conserva su curso sin mirar atrás.

Aunque pasemos por momentos grises y las circunstancias sean adversas, deberíamos ser como la Luna, que siempre inspira a las personas a pesar de que no tiene luz propia.

¡Ella sí se siente plena!

Procuremos lograr ese nivel energético que nos ayude a centrarnos más en nosotros mismos y a estar en calma con una mente quieta y atenta, incluso por encima de que las nubes estén sobre nuestro cielo.

La Luna nos enseña a no caer en las reacciones excesivas y, sobre todo, a desintoxicar nuestro estado de ánimo cuando las cosas se tornan difíciles.

Es decir, por encima de esas ráfagas de problemas que suelen opacar nuestro entorno, podemos tratar de brillar tal y como ella lo hace, a pesar de que su luz sea ajena y que incluso se vea tan ‘sola’ en el espacio.

Menciono este tema porque en estos tiempos tan difíciles, cuando nos sentimos mal por ‘x’ o ‘y’ motivo, todo lo vemos de mala manera y no somos capaces de disfrutar de nada ni mucho menos podemos compartir con los demás.

Ante el menor tropiezo nos desanimamos y perdemos la chispa de la vida. Peor aún, nos volvemos catastróficos y pensamos de manera errada que el panorama no va a mejorar.

Como la Luna, podemos buscar la claridad de nuestra vida con optimismo y energía, mirando todo bajo una perspectiva esperanzadora.

Ojo: ni nos quedamos aniquilados por las vicisitudes que a diario tocan a nuestra puerta, el ambiente se nos tornará gris y la vida dejará de ser un rayo de luz para convertirse en tinieblas.

Insisto en decir que la Luna puede maravillarnos de las formas más variadas. Y si bien el clima la hace ver diferente cada noche, es ella misma la que decide sobresalir en el cielo. Es decir, más allá de esas circunstancias, la Luna jamás se ve ‘apagada’.

Tal y como le sucede a este satélite de la Tierra, los obstáculos en la vida siempre van a existir y, a pesar de ellos, cada situación nos ayudará a extraer lo mejor de nosotros para hacernos fuertes en todas aquellas áreas donde Dios observa nuestra debilidad. ¡Lo mejor es que siempre podremos brillar!

La invitación de hoy es a entender que, a pesar de los momentos de oscuridad por los que atravesemos, es importante seguir adelante, enfrentar la realidad y disfrutar la vida.

No les achaquemos a los inconvenientes actuales las razones de nuestra tristeza, si nos lo proponemos podemos vernos todo el tiempo radiantes.

Nota de la Redacción: Esta fotografía fue captada por Miguel Vergel / VANGUARDIA

Fotografía de Miguel Vergel / VANGUARDIA
Fotografía de Miguel Vergel / VANGUARDIA

Fotografía de Miguel Vergel / VANGUARDIA

¡CUÉNTENOS SU CASO!

Las angustias asaltan con relativa frecuencia a nuestro estado de ánimo y nos despiertan muchas inquietudes. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos la posibilidad de razonar y aplicar sanas estrategias para curar el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá su inquietud. Veamos el caso de hoy:

Testimonio: “Si pudiera resumirle mi situación actual, le diría que cada día que pasa es menos memorable que el anterior. Antes no era así; de hecho era un gran aventurero. No sé si es que me estoy volviendo viejo -tengo 64 años- o es que la falta de novedades y las pocas emociones en mi mundo me tienen muy aburrido. No sé si deba diseñar planes a largo plazo, pues siento que podría colapsar en cualquier momento e incluso podría no lograr algo significativo. No soy de los que tenga problemas emocionales, ni económicos ni de salud, pero aún así me siento inconforme. Todo eso me tiene estresado. Lo peor es que no hay una razón aparente para estar así de ‘amargado’. ¿Me podría dar alguna sugerencia sobre qué hacer? Se lo agradecería”.

Respuesta: Por encima de la edad que tenga, siempre he creído que hay que aprender a arriesgarse y apostarle a vivir nuevas experiencias.

Leo en su carta que, según sus palabras, “no vive días memorables”. Déjeme decirle que usted sí puede disfrutar de situaciones emocionantes en su entorno habitual; no obstante, es su decisión hacerlo. Creo que está en mora de rescatar su espíritu emprendedor.

No veo por qué no pueda diseñar nuevos proyectos de vida por el simple hecho de tener 64 abriles cumplidos. Llegar a esa edad no significa que deba quedarse atado de manos. Me da la impresión de que se ha ido ahogando en especulaciones sobre el “qué pasaría si...” Se me ocurre que debe ponerles freno a esas erradas suposiciones. ¿Por qué tiene que predecir que su futuro será negativo?

Destierre esa idea falsa de que no podrá lograr nada significativo. Claro está que todo dependerá de la actitud que asuma. Motívese y sacúdase de esa apatía que lo embarga. Concéntrese en lo que puede hacer, haga acopio de una buena dosis de entusiasmo y téngase confianza. A sus 64 años puede llegar a ser tan aventurero como usted mismo se lo proponga.

Le cuento que ver la vida con un enfoque positivo le ayudará a eliminar el estrés y la preocupación por lo que pueda suceder mañana. ¡Hágame caso!

BREVES REFLEXIONES

* Dicen que la vida es el arte de pintar en cualquier lienzo y sin borrador. Por eso es clave el ‘pincel’ que se tenga para colorear cualquier situación.* Si ya hizo todo lo que podía y las cosas siguieron igual, es hora de soltar y dejar ir. No vale la pena insistir en cosas que definitivamente no cambiarán.

* Ámese lo suficiente y ponga sus límites. Su energía y sus tiempo son preciosos. Enseñe a otros cómo deben tratarlo al decidir qué acepta y qué no acepta.

* Todos los días tenemos algo por aprender, algo por olvidar, algo por disfrutar y muchas razones para agradecer, entre ellas la bendición de estar vivo.

* Algunos esperan que usted sea de una manera, cuando ya no es así. No se le puede pedir a una semilla que siempre sea semilla, sabiendo que ella cambia de abajo hacia arriba.

* Acostúmbrese a ganar en silencio o al menos sin tanto aspaviento; es mejor que los demás piensen que usted va perdiendo, porque así nadie lo torpedeará.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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