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Espiritualidad
Miércoles 20 de enero de 2021 - 12:00 PM

Pronto retornaremos a la claridad

Debemos aprender de todo lo que nos está sucediendo y para ello es preciso acudir a las recetas de la paciencia y de la solidaridad. También sembremos la esperanza para que, con el transcurrir de los días, los efectos devastadores de esta pandemia queden sepultados por la serenidad y el bienestar. Ojo, el miedo no nos puede paralizar

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Los complicados tiempos por los que pasamos nos han puesto a prueba, sobre todo porque definitivamente no estábamos preparados para vivir una pandemia de semejantes proporciones.

Sin embargo, en lugar de tener presente lo malo, lo difícil o lo negativo, deberíamos recordarnos a cada instante la maravilla de estar vivos, la inmensidad de nuestra alma, así como la pasión y la fortaleza que yace en nosotros.

Hago referencia a este tema porque veo muchas caras largas por la crisis que atravesamos. Lo peor es que cada día que pasa se unen más rostros a este pesimista reflejo de la vida.

Muchos han dejado de creer en sí mismos. Ojo, la falta de confianza no nos permitirá creer en las posibilidades de cambio y, por obvias razones, así nos resultará más difícil superar los obstáculos.

Lo que estamos viviendo, más que una coyuntura económica desfavorable o una evidente amenaza de nuestra salud, es un estado de ánimo desalentador que tiene un alto grado de contagio en nuestra sociedad. ¡No podemos permitir que el miedo se dispare más!

Es imperiosa la necesidad de ‘pellizcarnos’ para no acostumbrarnos a este panorama tan gris.

Es obvio que debemos adaptarnos a las circunstancias, pero no por ellas podemos resignarnos a que la tristeza sea la que prime en nuestra cotidianidad.

Hoy, como nunca antes, tenemos la misión de recomponer el estado de ánimo. Más vale ser optimistas que pesimistas, así muchos insistan en decir que esto va ‘de mal en peor’.

Aunque el panorama todavía sea muy incierto, es evidente que lo que está ocurriendo ya nos ha traído muchos cambios que nos han permitido apreciar más la vida: hoy ya les damos más importancia a nuestras familias, a nuestros empleos y, sobre todo, a los valores humanos.

Si bien han cambiado las circunstancias, no hay que rendirse ante lo que supuestamente será inevitable. Somos nosotros, con nuestras acciones y actitudes, los que construimos nuestro porvenir, sean cuales sean los retos.

Visualizar mejores horizontes, pensar en un mañana posible y comprender el presente en su complejidad son tareas claves para transformar el entorno y la realidad.

Nos corresponde permanecer calmados y serenos, en la medida de lo posible. Asumamos el mando de nuestra vida, entre otras cosas, para llevarnos bien y no amargarnos tanto.

No olvidemos que, pase lo que pase, tenemos el poder de escoger y seleccionar lo que mejor vaya con nuestra tranquilidad.

Debemos demostrar de qué pasta estamos hecho y ratificarle al mundo entero que somos capaces de salir adelante.

REFLEXIONES CORTAS

* Al levantarse cada día piense en el precioso privilegio de estar vivo. Dé gracias por respirar, pensar y amar.

* Si está cargando un peso del que pocos saben, le sugiero que resista y no se deprima: ¡Vienen tiempos mejores!

* Si persevera con la debida constancia y si no aleja sus ojos de la meta anhelada, Dios lo guiará hasta el final.

* Permítase ser y deje que los demás sean lo que quieran ser, para que la vida suceda como corresponde.

* No eleve la voz para hacerse notar. Si quiere que escuchen todas sus peticiones, mejore sus argumentos.

* Al igual que para conducir, una de las reglas más importantes para disfrutar la vida consiste en revisar la visión.

¡CUÉNTENOS SU CASO!

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al siguiente correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:

Testimonio: “Comenzó este 2021 y todo sigue igual. Estoy aferrado a mi pasado y esperando que esto se transforme positivamente, pero todavía no veo ningún resultado. Ya casi termina enero y mi mundo no cambia de ritmo ni de tono. No sé por qué mis buenos deseos se esfuman con facilidad; además, por lo que presiento, el panorama tiende a empeorar. Los problemas siguen y me abofetean la posibilidad de reinventarme. Como quisiera que todo fuera como antes, cuando no tenía tantos problemas. ¿Qué consejo me podría dar?”.

Respuesta: Cuando comienza un nuevo año, muchos nos ilusionamos con que aquellas cosas que no funcionan correctamente tengan posibilidades de cambiar; sin embargo, todo empieza a desvanecerse con el paso de los días y con la misma rutina; ahondada en esta ocasión por la pandemia que afecta a toda la humanidad.

¡Lo que me cuenta nos pasa a muchos! Es como si estuviéramos programados para empezar el año diseñando objetivos y desafortunadamente terminarlo haciendo balance, y siendo habitual que nuestras listas queden incompletas. Pero, déjeme decirle que apenas van 21 días de enero y es demasiado prematuro para hablar de proyectos fallidos.

Por lo que leo entre las líneas de su carta, pienso que esto no es un tema de calendario ni de cambio de año: es un asunto de actitud, de desesperanza y de negativismo suyo.

Al parecer le está haciendo falta a su cotidianidad un ingrediente nuevo que avive su motivación y que ponga en su vida intereses diferentes a los usuales.

Más allá de mirar este 2021 de una manera optimista, tiene que tomar acciones concretas que le permitan adoptar otra forma de ver su alrededor.

De todas formas siempre tendrá desafíos, obstáculos y condiciones de todo tipo que deberá asumir, ya sea a comienzos, a mediados o al final del año.

Si logra romper las ataduras de su inseguridad podrá disfrutar a plenitud de las cosas bellas que la vida le tiene preparadas.

Dice que añora su vida de antes, pero olvida que su tiempo es hoy y que debe aprovechar la maravilla de estar aquí.

Rompa con esos esquemas viejos y con esas formas de pensamiento que tanto le han impedido progresar.

El mundo gira rápido y todo el tiempo el contexto está cambiando: aparecen opciones, se cierran puertas, se trastocan las prioridades; y de pronto lo que le hacía feliz ayer ya no cala en la actualidad.

Vale la pena que mire las cosas que le suceden de una manera renovadora y no insista en alimentar su insatisfacción por lo que no ha podido cambiar en estas primeras tres semanas de 2021.

En cuanto a los problemas, lo que debe hacer es enfrentarlos abiertamente y asumirlos de manera responsable.

Lo invito a realizar los ajustes que sean necesarios para poder disponer del tiempo que necesita. Así crecerá y su visión mejorará.

Si quiere realmente triunfar en los frentes en los cuales le ha correspondido actuar, debe tener total claridad de que todo depende de sus actitudes y de sus pensamientos.

Dicho de otra forma: hay asuntos importantes que requieren cambios de fondo y decisiones radicales.

Recuerde que la vida vale la pena ser vivida si se vive bien; de lo contrario. ni siquiera merece llamarse así.

¡Empiece ya! Con cada paso que dé avanzará más fuerte. ¡Dios lo bendiga!

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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