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Espiritualidad
Jueves 08 de junio de 2023 - 12:00 PM

Tema espiritual de hoy: Curitas para sanar el alma

Debemos comprender que el verdadero foco de nuestros miedos y problemas se encuentra en nuestra mente. En estos casos, las únicas medicinas que nos sanan son la fe y la resiliencia.

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Hay lesiones que, si bien no pueden verse, tallan lo más profundo de nuestro ser, duelen más de lo que podemos soportar e incluso tardan mucho tiempo en sanar.

No estoy hablando de los golpes físicos, tampoco de las enfermedades, ni de las secuelas que dejan los pasos por el quirófano o por las unidades de cuidados intensivos; hablo de las heridas del alma.

Con ellas hay que tener mucho cuidado, entre otras cosas, porque el alma siente, llora y percibe nuestros miedos, ansiedades, así como nuestros sueños y anhelos.

Son tan graves las ‘contusiones’ del alma que, si intentamos ocultarlas, ellas buscarán su fuga de escape por nuestros cuerpos y terminan desencadenando en males como la depresión, por citar sólo uno.

Por eso, además de curar el cuerpo, es importante saber sanar el alma. Y en ese sentido, debemos tener claro que hay ‘curitas’ que, al igual que las vendas medicinales, crean una área transpirable que nos protege de las influencias externas y evitan que las heridas se sigan abriendo. Está clínicamente comprobado que de las ‘curas’ de las que hablo y que yo denomino como la fe y la resiliencia, promueven una curación más rápida y reducen el riesgo de cicatrices.

Sí, así como lo lee, estas dos ‘píldoras espirituales’ son esenciales para sanar, tanto en el alma como el cuerpo.

Y no es que la medicina no sirva, es que ninguna pastilla nos curará si no creemos que nos vamos a mejorar. Para resumirlo en una frase, diría que “se sana más, quien cree más en sí mismo”.

He sido testigo de grandes historias de personas que han a prendido a resistir enfermedades muy graves a punta de autoconfianza; también conozco personas que han sido maltratadas en el alma y hoy, tras grandes demostraciones de fortaleza, han logrado sobreponerse a las adversidades.

En las Sagradas Escrituras, los versículos aclaran que las palabras ‘curación’, ‘resiliencia’ y ‘fe’ siempre van de la mano. También los médicos le han dado crédito a esta sana teoría. Incluso los sicólogos explican que si a alguien se le repite a diario que se va a curar, de tanto oírlo, el paciente termina creyéndoselo.

Con esto no les estoy diciendo que con tomar aguas aromáticas se sanará. Lo que pretendo decirle es que su actitud positiva puede ser más efectiva que cualquier otro tipo de vitamínico.

A mi teoría yo la defino como “Memoria del bienestar”. De alguna manera, cuando se cree en la recuperación del alma, el cerebro “recuerda” y “ordena” de inmediato el estado de mejoría. Eso no sólo ocurre con la salud, también pasa en todo lo que nos rodea.

Aceptemos nuestras dolencias, expresemos nuestras angustias, refugiémonos en la fe y con resiliencia emprendamos el proceso de sanación en busca de ese ansiado bienestar, que no es otra cosa que esa tranquilidad en el “alma”, a la que todos tenemos derecho.

REFLEXIONES CORTAS

* Camine lejos de cualquier pensamiento que frene su valor; lejos de esa discusión que no lo lleva a ningún lado; y lejos de esa persona que no se interesa en usted y sólo es oportunista. Mientras más distancia tome de las cosas que envenenan su alma, su vida será más feliz.

* Si nos vamos a la etimología o a las raíces de la palabra ‘amanecer’, podemos entender que ella significa, de manera literal, lo siguiente: “ama...nacer”. Es decir, ‘ame’ iniciar este día; ‘ame’ estar vivo; ‘ame’ esta nueva oportunidad; y ‘ame’ cada momento de la vida.

* No se compare con nadie; mejor mantenga la cabeza bien en alto y recuerde que no es mejor ni peor que nadie; simplemente es usted y eso nadie lo puede superar. Acepte que pueden surgir cambios y que ellos son oportunidades para desarrollarse sin miedo y para crecer como persona.

* Deje de intentar calmar la tormenta; cálmese usted que la borrasca sólo está de paso. Esta corta reflexión lo anima a ser optimista cuando las circunstancias le sean adversas. Con Jesús a su lado, toda crisis puede cambiar rápidamente y pasar a una situación favorable en poco tiempo.

EL CASO DE HOY

Testimonio: “Aunque mi futuro no está tan claro como quisiera, debo tomar una decisión clave en medio de mi frenética agenda diaria. Se trata de una oportunidad que me obliga a dejar todo lo que hoy tengo. ¿Qué hago? Le agradezco su sabio consejo”.

Respuesta: Usted no me da mayores detalles de esa “oportunidad” que menciona; por eso, le sugiero que no tome decisiones hasta tanto tenga claro qué es lo que realmente quiere y qué es lo que más le conviene hacer en sus actuales circunstancias.

Si bien la filosofía de hoy dice que “se debe dejar que la vida fluya”, no está de más una gota de prudencia.

La premura en su actuar podría inducirlo a cometer errores, comprometiéndose en asuntos que de pronto hoy no tienen tanta viabilidad.

Piense detenidamente y con profundidad para que pueda esclarecer el paso que deberá dar.

Si mantiene su mente libre de acaloramientos y si fija su atención en lo verdaderamente importante, podrá resolver las confusiones con argumentos y no con caprichos o imposiciones. Tome la decisión en su mente primero y, tras un análisis, actúe. La idea es que no tome una decisión movido por un impulso que luego le podría ‘pasar la cuenta de cobro’.

Le sugiero un viejo ejercicio, el cual consiste en escribir y enumerar en un papel sus necesidades actuales.

Se dará cuenta de que son muchas, pero, entre todas ellas, están las auténticas prioridades: ser feliz, ser respetado, estar bien física y emocionalmente, amar, en fin... ¡Reflexione sobre todas ellas!

Una vez valore tales prioridades, compárelas con las demandas de su entorno y lo que le plantea esa “oportunidad” de la que me habla en su misiva. ¡Siga su intuición, sin olvidar pedirle a Dios más luces para su vida!

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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