Todo parece indicar que el horror que sintió la opinión al conocer un caso de abuso de tipo sexual a un menor de siete años...
Tema espiritual del día: Espinas en el corazón
Son agudas, rígidas y ponzoñosas. Y así las usemos para defendernos, al final las espinas, de manera paradójica, terminan haciéndonos más daño a nosotros que a los demás.
¿A qué voy?
A que guardamos demasiadas rabias en nuestros corazones y, sin siquiera sospecharlo, ellas se anidan como espinas que nos rasgan el ánimo.
Solemos ser rencorosos y a toda hora sentimos ganas de vengarnos creyendo, de manera errada, que podemos sacarnos esos resquemores que tenemos atados al alma.
Ojo: las ‘espinas’ duelen. Y si nos aferramos a esos dolores, quizás seamos nosotros mismos quienes pagaremos el precio más alto.
Yo sé que es relativamente ‘normal’ que sintamos esas molestias; sin embargo, si no las disipamos, ellas estropearán nuestras emociones y nos arrojarán a un ‘mar de amarguras’.
Y si reflexionamos bien, sin siquiera notarlo, nosotros permitimos que esos temores nos hagan daño al insistir en recordar las frustraciones o las decepciones que los demás nos han causado.
Si pensamos todo el tiempo en sucesos o situaciones que nos hirieron; los rencores, los resentimientos y las hostilidades se nos pueden arraigar.
No permitamos que los sentimientos negativos sustituyan a los positivos porque nos embadurnaremos de una sensación de injusticia.
Desquitarnos, tal y como lo solemos hacer, es muy contraproducente. Lo que debemos hacer es curarnos de una forma natural; es decir, hay que extirpar la molestia, pero sin odio. Si lo hacemos con rabia, al intentar sacarnos la espinas, las hundiremos más y lo único que lograremos será ver estas ‘astillas’ más incrustadas que nunca.
La verdad es que nuestra vida, como si se tratara de una rosa, tiene espinas y no por ello deja de ser hermosa. Tales aguijones existen y nos corresponde encontrar la mejor fórmula para sacarlos, sin afectarnos más ni mucho menos ofender a los demás.
El perdón, aunque no lo crea, es un gran antídoto. Ahora bien, la indiferencia hacia las situaciones que nos dejaron amarguras suele ser también un gran bálsamo.
Algunos dicen que si las espinas no causan dolor, ellas caerán por sí mismas al mudar la tristeza. Pero si pese a ello lastiman, es mejor sacarlas con amor.
¡Aceptemos las circunstancias, pero tengamos dignidad para no permitir que los demás sigan estropeándonos!
No son las cosas las que nos pasan, sino el ánimo con el que las afrontamos el que termina por destruirnos o levantarnos.
Somos nosotros los que nos afectamos al ser rabiosos. Y lo digo porque, más allá del disgusto, el enojo atrae otros sentimientos más destructivos: la ansiedad, la depresión y hasta el insomnio.
Tengamos presente que las situaciones que nos pasan son ‘buenas’ o ‘malas’, según la voluntad y la fortaleza de nuestros corazones.
EL CASO DE HOY

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al siguiente correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:
Testimonio: “Desde la época de la pandemia me quedé sin trabajo y eso hizo mella en mi estado de ánimo. Hoy ni siquiera quiero ocuparme en algo. Paso por afugias económicas, pero por alguna razón vivo desencantado con la idea de tener un puesto laboral. ¿Qué puede estar pasándome? Deme un consejo”.
Respuesta: Comprendo lo que siente. No obstante, recuerde que trabajar no sólo satisface necesidades primarias, sino que además incluye el sentirse útil. Desempeñar una labor supone crecimiento personal, autoestima y, en definitiva, estabilidad económica.
Por lo que puedo interpretar en su carta, estar tanto tiempo ‘cesante’ ha tenido un impacto negativo, no solo en su bolsillo sino también en su salud emocional.
Le corresponde salir de esa peligrosa ‘espiral de desánimo y de depresión’, que le está mermando sus energías y le paraliza su capacidad de acción.
Si bien debe procurar conectarse con sus deseos de trabajar e incluso, por qué no, emprender algún tipo de rebusque, antes que nada debe ordenar su mente. Eso le ayudará a encontrar equilibrio y estabilidad.
Le recomiendo fijarse unos horarios fijos para realizar tareas específicas. Si es constante, más temprano que tarde notará el efecto positivo.
Tenga en cuenta que salir de la depresión por falta de trabajo es un proceso. No espere resultados de la noche a la mañana; es decir, dese tiempo para sentirse mejor.
¡No descarte el emprendimiento! Aunque no lo crea, muchas personas que no tenían trabajo, gracias a su creatividad e impulso, hoy lideran sus propias fuentes de ingreso. ¡Ánimo!
REFLEXIONES CORTAS

* Muchas veces buscamos la felicidad en lo místico o en lo que no podemos ver, cuando ella está en la actitud que asumamos cada día ante las diferentes circunstancias de la vida. No hay que olvidarse de ser humilde, cuidar lo que ya se tiene y no esperar imposibles. ¡Cuando lo aceptemos, seremos felices!
* No todo es ‘color de rosa’. Debemos estar preparados para cuando la vida sea ‘dura’ con nosotros y nos toque llevar a cuestas nuestra canoa. Y para recomponernos podemos refugiarnos en nuestra espiritualidad. Recuerde: revitalizar nuestras ganas de vivir es un acción que debemos conjugar todos los días.
* Yo sé que el azar está presente en la vida cotidiana y en algunos contextos debemos lanzar los dados. Sin embargo, tengamos presente que nuestras acciones tienen consecuencias; así que no está de más pensarlo dos veces antes de pronunciar esas palabras o hacer eso que tanto hemos proyectado.

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Periodista de Vanguardia desde 1989. Egresado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y especialista en Gerencia de La Comunicación Organizacional de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metropolitana y encargado de la página Espiritualidad. Ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.
eardila@vanguardia.com