Buscar en otra parte satisfacer su alta libido o no hacer nada ante sus bajos niveles de deseo sexual, no son la solución. Si su libido y la de su pareja son distintas, siempre existen estrategias que pueden dejarlos satisfechos a ambos.
tener relaciones sexuales y la otra no: hasta allí nada hay de complicado, no siempre hay ganas y las razones puede abarcar desde unos niveles de estrés demasiado altos, hasta temores de la infancia.
Pero si lo que sucede es que uno de los dos quiere más sexo que el otro con mucha frecuencia, la situación debe abordarse: los rencores y frustraciones que provoca este desequilibrio de la libido en las parejas puede fracturar la relación hasta niveles insospechados.
El caso de Francisco y Angie es un buen ejemplo: ella quería más sexo que él, y al verse rechazada le hacía ironías siempre que podía. Francisco se sentía frustrado y su forma de demostrarlo era ejerciendo control sobre su relación. Tuvieron que separase.
A Daniela y a Jorge les sucedió lo contrario: él quería más sexo y ella no, pero jamás le preguntó la razón. Jorge era muy directo en la cama y a ella no le gustaba, pero su crianza tradicional no le permitía hablar del tema.
Sin embargo, un amigo en común los convenció de ir a terapia y allí pudieron tratar sus problemas.